Para María José Garcés
Llopis
Curadora de cuerpos
y hasta de almas
del lado de la Patria”
(Cristina Peri Rossi)
Concepción Arenal no fundó una escuela
ni dejó discípulos. Sí que tuvo un grupo reducido, pero selecto, de amigos
incondicionales y de admiradores que la apoyaron en todo momento. En el primer
tercio del siglo XX hay mujeres excepcionales que leen su obra y les fascina.
Victoria Kent es una de ellas. Ha
estudiado en una Universidad que ya ha establecido la paridad de sexos y por el
mismo motivo puede acceder a cualquier puesto en el terreno político. Por
desgracia existen filias y fobias que se superponen a la Patria (por cierto:
nombre femenino), bien supremo que algunos no respetan.
“En el Consejo de Ministros hemos logrado por fin ejecutar a Victoria Kent, Directora
General de Prisiones: Victoria es generalmente sencilla y agradable y la única de las tres señoras parlamentarias simpática... Pero en su cargo de
Directora General ha fracasado. Demasiado
humanitaria, no ha tenido por compensación dotes de mando. El estado de las prisiones es alarmante. No hay
disciplina. Los presos se fugan cuando quieren. Hace muchos días que
estamos para convencer a su Ministro Albornoz que debe sustituirla. Albornoz,
aterrado ante la idea de tener que tomar una resolución disgustosa para
Victoria, se resistía. De todo lo que ocurre en las prisiones echa la culpa a
los empleados, que están descontentos porque no les suben el sueldo. Pero la
campaña de prensa contra la Kent ha continuado y está quedando muy mal. Sea
como quiera, hoy se ha acordado la separación
de la Kent y el nombramiento de Sol para sustituirla”. (Manuel Azaña)
Si alguien lee estas líneas, sacadas de contexto,
¿podrá creer que han sido escritas por persona con poder de decisión, durante
la época dorada de la Segunda República, remedio de todos los males que
afligían a España? Más bien se constata que su mentalidad es pareja a la de
aquellos que en los sucesivos años
triunfales de los 40 se referirán a la mujer alabando su aspecto maternal,
considerándola reposo del guerrero y guardiana
del hogar.
Victoria Kent (1891-1987) abogada,
política, conferenciante, diputada en 1931 y 1936. Estudia Magisterio en Málaga
y Bachillerato y Derecho en Madrid. Se hospeda en la Residencia para Señoritas
Estudiantes; pertenece al Lyceum Club Femenino. Primera mujer en el mundo que
actúa ante un tribunal militar. Elegida miembro de la Real Academia de
Jurisprudencia y Legislación; de la Asociación Internacional de Leyes Penales
(Ginebra); Asociación nacional de mujeres y juventud universitaria femenina;
Instituto internacional uniones intelectuales. Abre bufete, ejerce derecho
laboral: sindicatos y cooperativas. Miembro del PRRS (Partido Radical
Republicano Socialista). Directora General de Prisiones nombrada por el nuevo
gobierno en 1931.
Un inciso:
En 1801 se funda la DG de establecimientos penales, organismo
público español encargado de la administración penitenciaria; en 1923 pasa a
llamarse Dirección General de Prisiones; en 1924 se suprime; en 1925 se
restablece con el nombre anterior, y en 1968 se cambia por Dirección General de
Instituciones Penitenciarias.
Victoria sigue la labor emprendida por
Concepción Arenal en el pasado siglo. Rehabilita centros de deformación humana, de miseria y
abandono con mejor alimentación, libertad de cultos y de prensa, permisos de
salida por motivos familiares, aprendizaje de oficios, conferencias, conciertos…
Su gran obra: la cárcel de mujeres de Ventas y la
creación del cuerpo femenino de prisiones. “La
vida en el interior (de las cárceles de mujeres) tiene que ver con mi proyecto
de vida penitenciaria de las mujeres: todo se ha modificado para unas reclusas
sometidas a un régimen dictatorial”. (Victoria Kent)
Se inaugura en 1933 con Victoria ya dimitida de su cargo y se cierra en
1969. Las presas vuelven a sus antiguas cárceles. En la época actual, las
instalaciones son buenas, pero las mujeres solo reciben enseñanzas ‘femeninas’.
Si un hombre puede salir de la cárcel siendo ingeniero agrónomo, ¿por qué una
mujer no?
“La ‘dimisión’ de Victoria Kent supone la quiebra de la bondad en España”.
(Artículo “Victoria Kent y la nueva
cárcel de mujeres” en la revista Crónica 17/09/1933)
Cárcel de Mujeres de Ventas
Victoria Kent es muy popular en España. En el chotis Pichi de la revista musical Las leandras, se alude a ella: “...se lo pue’s pedir a Victoria Kent...”. La estrenó una famosa actriz del genero, Celia Gámez, que en los años 40 volvió a cantar su Pichi cambiando ligeramente la letra: “...se lo pue’s pedir a un pollito bien...”.
Victoria Kent es muy popular en España. En el chotis Pichi de la revista musical Las leandras, se alude a ella: “...se lo pue’s pedir a Victoria Kent...”. La estrenó una famosa actriz del genero, Celia Gámez, que en los años 40 volvió a cantar su Pichi cambiando ligeramente la letra: “...se lo pue’s pedir a un pollito bien...”.
Como muchos republicanos, se exilia en
París al empezar la guerra. Lleva consigo niños abandonados por la contienda.
Crea guarderías y refugios. Nombrada primera secretaria de la embajada
española. Invasión alemana. La policía española entrega a la Gestapo una lista
con nombres de personas que le ‘interesan’, entre ellos el de Victoria. La Cruz
Roja le proporciona nueva identidad y una vivienda. Juzgada en rebeldía, se la
condena a 30 años de cárcel. A finales de los años 40 va a México. Funda y
dirige la escuela de capacitación personal de prisiones. Enseña Derecho Penal
en la universidad. En los años 50 va a Nueva York reclamada por la ONU: trabaja
en la sección de Defensa Social sobre el pésimo estado de las prisiones
sudamericanas. Ayuda a los exiliados españoles. Funda la Revista Iberia. En 1977 vuelve a España y es
condecorada con la Cruz de San Raimundo de Peñafort. Muere en 1987 en Nueva
York, donde recibe sepultura.
“Del clero y la inquisición ¡chitón!”
(Dicho popular de la época)
¡Qué turbulenta es la vida en España!
Guerra de la Independencia. ¡Fuera los gabachos! Y fuera también los afrancesados, a
quienes se persigue por traidores, cuando lo que deseaban era un poco de
cultura para el pueblo español. Llega El
Deseado: los súbditos paran el coche que lo trae de Francia, desenganchan
los caballos y se ponen en su lugar, arrastrando al soberano al grito de ¡vivan las cadenas!
Se convocan las Cortes de Cádiz, más
utópicas que reales, donde se da entidad a la palabra liberal. Dice Menéndez y Pelayo: “Hasta el momento significaba generoso, dadivoso, desprendido; ahora,
al que lo es, no se le cae su nombre de los labios”.
Pronunciamiento de Riego. Trienio
liberal. Don Fernando dice: “Marchemos,
yo el primero, por la senda constitucional”. El soberano pide ayuda; ‘Los
cien mil hijos de San Luis’ establecen el absolutismo más estricto. Década
ominosa. Un Rector de universidad dice en presencia del rey: “lejos de nosotros, majestad, la peligrosa
novedad de discurrir”. Por el aspecto contradictorio y sorprendente de la
naturaleza humana, Fernando VII le hace a España el más maravilloso y bello
regalo: su colección particular de Arte que se convierte en el Museo del Prado.
Los sobresaltos, el miedo y el peligro quizás han impedido que los españoles le
den las gracias.
Guerras carlistas. Guerra del Cantón.
Motines en España y ultramar. Revoluciones del 54 y 68. Cuatro regencias. La
Restauración.
Mister Witt en el Cantón
—inglés asombrado en Cartagena durante
su cantonada-, descrito por Ramón J. Sender, Premio Nacional de Literatura
1935.
¡Y cuatro tremendas epidemias de
cólera! Que desde principios del siglo XIX a principios del XX causan 800 mil
muertos en España.
Fernando VII
“La libertad no la tienen
los que no tienen su sed”
(Rafael Alberti)
Ángel del Arenal y de la Cuesta
(1790-1829) empieza a estudiar Leyes. En 1808 Napoleón invade España y él
ingresa en el ejército para defenderla. En 1818 se casa con M.ª Concepción de
Ponte y Tenreiro. Ambos pertenecen a familias nobles, pero sus bienes son muy
escasos. El 31 de enero de 1820 nace en El Ferrol su primogénita, Conchita.
Ángel es sargento mayor (teniente de
infantería) y un consejo de guerra lo acusa, junto con otros oficiales, de ‘desafecto
al régimen’. Aunque queda libre, lo cierto es que tiene ideas liberales y es
expedientado nuevamente en 1827: prisión, confinamiento en Puentedeume (La
Coruña). Muere allí en 1829, agotado por las penalidades sufridas en la cárcel
y por la incomprensión. Su viuda y sus 3 hijas quedan en una situación
económica penosa que las obliga a refugiarse en el Valle de Liébana, junto a la
abuela paterna. En la hija mayor deja un recuerdo y una admiración imborrables
que influirán en su vida. Pronto muere la más pequeña y, a los 6 años de su
estancia en Armarlo (Cantabria), la madre piensa que deben irse a vivir a la
capital. Sus hijas se han de educar como señoritas, alternar con sus primas,
hijas de su hermano, el conde de Vigo. Establecidas en Madrid, en un piso de la
calle de Los Dos Amigos, 6, entran en un buen colegio para ‘señoritas
distinguidas’ y, pasados 3 años, saldrán preparadas para su presentación en
sociedad y hacer una buena boda.
Armaño. Casa solariega Arenal
Conchita no podrá olvidar el tiempo que ha pasado en la aldea, en plena adolescencia. Ha vivido en contacto con mujeres fuertes, que comparten enteramente con el hombre las tareas del campo y que, sin dejar de ser mujeres, no se las podría llamar ‘femeninas’ en el sentido que se da a esta palabra en la Corte. Eso hará que la joven tenga un carácter recio, sin prejuicios a la hora de abordar la tarea de un hombre, sin distinguir la delimitación que la sociedad ha impuesto en los roles de ambos sexos.
Conchita no podrá olvidar el tiempo que ha pasado en la aldea, en plena adolescencia. Ha vivido en contacto con mujeres fuertes, que comparten enteramente con el hombre las tareas del campo y que, sin dejar de ser mujeres, no se las podría llamar ‘femeninas’ en el sentido que se da a esta palabra en la Corte. Eso hará que la joven tenga un carácter recio, sin prejuicios a la hora de abordar la tarea de un hombre, sin distinguir la delimitación que la sociedad ha impuesto en los roles de ambos sexos.
El Corresponsal de Madrid, con fecha 25/09/1843, da cuenta de que en
la madrugada del día 14, tres ladrones habían irrumpido en la casa de los
Arenal; doña Conchita del Arenal (sic) los oye, se levanta y, sin despertar a
su tío, coge la escopeta y abre fuego. Los ladrones huyen; escribe el
periodista: “...a la serenidad de esta joven que ya llama mucho la atención por su
talento v sólida instrucción, y cuya culminante pasión son los libros, de que
tiene en varias lenguas que posee una escogida biblioteca. Por sí sola en nueve
meses aprendió latín”.
“Ya me sé la tabla de multiplicar
y el año que viene me podré casar”
(Canción infantil)
¿Cómo es Concha? Ha crecido y se ha
desarrollado saludable y fuerte en un ambiente sano. A los 15 años es alta y
esbelta, facciones acusadas, frente ancha, ojos entre verdes y azules,
clarísimos. Carácter indómito, muy independiente, vigorosa personalidad.
Manifiesta deseos desusados, como estudiar Leyes. La abuela Jesusa está
encantada, porque le recuerda a su hijo Ángel, pero entre la joven y su propia
madre no hay parentesco espiritual, no se comprenden, hay choques dolorosos.
Reunión jóvenes damas. S. XIX
Reunión jóvenes damas. S. XIX
El trato con sus compañeras de
colegio, jóvenes al uso, con gestos afectados, actitudes convencionales y
pudorosas, no debió ser de su agrado, como a ellas les disgustaría aquella
colegiala un poco ruda y franca, con cierta altivez y un interés desmedido por
estudiar, aprender, leer. El programa establecido en el colegio ¿satisfaría sus
ansias intelectuales? Años más tarde escribiría: “La educación que se da a las niñas en España es el arte de perder el
tiempo”.
Sí que hubo algo que le atrajo
especialmente: las labores de costura y bordado, que ejecutaba de forma
primorosa y cuyo aprendizaje tan útil le fue en la vida.
¿Por qué esta clase de trabajo se ha de considerar
puramente femenino? Fernando VII se dedicaba a él con devoción. Se puede dudar
de la caballerosidad de semejante individuo, pero no de la virilidad de quien
se abalanzaba sobre sus aterrorizadas esposas y les daba alguna bofetada cuando
montaba en cólera.
A los 16 años recibe el impacto del
suicidio de Larra, que tanto dio que hablar. Quizás de ahí venga el rigor con
que juzga siempre a los suicidas.
Acabado el colegio, la joven sigue
estudiando a través de la lectura. Lee libros de ciencia y filosofía. Su vasta
cultura y madurez mental están pidiendo a gritos lo que ella no podrá alcanzar:
una enseñanza reglada universitaria para las mujeres como la que ya disfrutan
los varones. Ni le gusta ni le apetece representar el rol que la sociedad de su
tiempo exige de las jovencitas. En un momento crucial, y que puede significar
el rompimiento con la madre, llega con oportunidad la petición de la abuela
Jesusa: está enferma y necesita que su nieta vaya a cuidarla. Parte hacia Armaño
en 1840 y no volverá a Madrid hasta el año siguiente.
La Universidad fundada en 1508 por
Cisneros, en 1836 se traslada desde su sede en Alcalá de Henares a Madrid.
En 1602, Doña Ana de Guzmán, marquesa de Camarasa, hermana
del Conde-Duque de Olivares, funda el “Seminario de Nobles”, en la calle ancha
de San Bernardo, 49, y se lo entrega a los jesuitas para que lo gestionen.
Al gobierno le gusta ese
emplazamiento, pero hay que acondicionarlo y provisionalmente utilizan el
Convento de las Salesas Nuevas. Ambos edificios religiosos están vacantes por
la Ley de Amortización de Mendizábal, “suficiente
para quien fuese poco exigente en materia de alojamiento y educación. Primero
se trasladan cánones y leyes que se convierten en la escuela provisional de
jurisprudencia”. (Menéndez y Pelayo) Para la época algo relativamente
nuevo, capaz de incitar la curiosidad de una mente joven bien ‘amueblada’ como
es la de Concha, pero este fenómeno era muy raro a causa de la pereza mental y
la falta de información.
En 1842, la universidad se instala de
manera definitiva en el antiguo “Seminario de Nobles” que tiene nuevas la
fachada y la distribución interior. La Capilla se convierte en Paraninfo.
Primero se la llama Universidad Literaria y finalmente Universidad Central.
El plan de estudios de 1824, vigente
todavía, “duró poco, se cumplió mal y
era, aunque bien intencionado, pobre, atrasado y ruin en comparación con el
empuje que en otras partes llevaban los estudios. La guerra civil completó el
desorden, lanzando a los estudiantes al campo y haciéndoles trocar años de
aprendizaje por años de campaña”. (M. y Pelayo)
El plan de 1836, debido al Duque de
Rivas, no estuvo vigente ni un día, ni fue largo el llamado plan Pidal de 1845.
“Se hizo como se hacían todas las cosas,
con bastante olvido de las tradiciones nacionales, sin respeto a la entidad
universitaria, enteramente desacreditada por las razones expuestas; en suma,
tomando de Francia modelo, dirección y hasta programas. Por amor a la ciencia
nadie se consideraba obligado a enseñar ni aprender. La enseñanza era pura
farsa, un convenio tácito entre maestros y discípulos fundado en la mutua ignorancia,
dejadez y abandono; un caso criminal y un cuadro pavoroso, promovido también
por las guerras que devastaron no solo lo material sino también lo intelectual”.
(M. y Pelayo) Nada de lo que quedaba en la universidad en el año 1845
merecía vivir y, dado el remanente de carácter eclesiástico y la situación
social, la presencia de la mujer en la universidad era inaceptable.
¿Cómo iban a entrar mujeres en la universidad si,
para que una mujer no pusiese sus reales posaderas en el trono español, uno de
los bandos, formado por integristas, promovió tres guerras entre hermanos?
En 1868, depuesta Isabel II y durante
el sexenio liberal, ocupa el rectorado Fernando de Castro: se imponen
libertades.
La R.O. de 11 de junio de 1888
dispone: “...que las mujeres sean
admitidas a los estudios dependientes de este Ministerio (Gracia y Justicia)
como alumnas de enseñanza privada y cuando alguna solicite matrícula oficial,
se pida a la superioridad para que esta resuelva según el caso y las
circunstancias de la interesada”. La nueva estudiante era recibida por el
portero mayor y llevada a una sala vacía. A la hora de clase, un profesor iba a
buscarla, le ofrecía el brazo y la conducía al aula correspondiente, donde se
sentaba al lado del catedrático.
¿Se puede pensar que esto ocurría para proteger a las
mujeres del asalto de algún estudiante fogoso?. ¡No! Era para defender a los
hombres de ser soliviantados por la actitud desenfadada de alguna de aquellas
extrañas féminas.
En 1900 se crea el Ministerio de
Instrucción Pública.
Por fin, la R.O. de 8 de marzo de 1910
deroga la anterior y permite que las mujeres accedan a los estudios
universitarios, sin más requisitos que los exigidos a los hombres.
En 1927, bajo la protección real, se
empieza a construir la Ciudad Universitaria.
“La moda es la manada. Lo interesante es hacer
lo que a uno le dé la gana”
(Luis Buñuel)
En cuanto a la forma de vestir, la
futura penalista tiene ideas claras. No hará como su prima Emilia Pardo Bazán,
que por ser feminista, acentúa su aspecto femenino ataviándose a la última moda
y añadiendo perifollos, lazadas y abalorios a su vestuario. Lo único que consigue
es demostrar la fortuna que posee y lo metida en carnes que está.
Concha, precisamente porque es feminista, demuestra con su forma de vestir ˗pantalones, traje talar o una combinación de ambos- la manera de escapar a la discriminación que impone el traje. Quizás piensa que, vestida de forma masculina, será más respetada y se la tomará por lo que es: un ser pensante. Siempre dijo que quería pasar inadvertida, pero sabe aguantar a pie firme que la consideren extravagante y que la miren con curiosidad.
Pertenece a una época en que la ropa
define a quien la lleva. A una mujer de moral tan estricta, no le importa
producir escándalo por no seguir la moda. Es un movimiento de pura rebeldía. Al
ser nombrada funcionario público, transige con el traje talar negro que disimula
las características de su sexo y como toque masculino, le añade un cuello y
corbata de lazo. La chaqueta lleva la solapa bordada, doble botonadura y se
cruza a la manera femenina.
“La señora Arenal y la
condesa de Espoz y Mina, en reuniones en casa de esta, vestían de negro a la
inglesa, sacos lisos y usaban mitones de seda. (…) La conversación era tranquila,
amena, voces de tonos bajos (…) oí hablar de los ‘errores, debilidades y equivocaciones’
de la reina, así como de ‘favoritos’. Para distraer a los dos niños que íbamos,
la condesa mandaba sacar de su biblioteca preciosos libros de arte. ‘¿Qué es
esto?, ¿qué significa?’. Doña Concepción, con bondad, voz pausada, discreción y
talento, nos explicaba asuntos espinosos como son muchos de la mitología griega
y romana”. (Santiago de la Iglesia,
niño de 13 años)
María Juana
de Vega (1805-1872), nace y muere en La Coruña -ciudad en la que tiene dedicada
una calle-. Hija única, heredera de una gran fortuna y de las ideas liberales
de sus padres. Recibe una amplia formación cultural. Apasionadamente enamorada
del general Espoz y Mina se casa con él. Muerto este, hace que depositen su
corazón en una urna que guarda en su alcoba. Viuda, Condesa de Espoz y Mina y
Grande de España, es nombrada Aya de Isabel II y de su hermana, la infanta
Luisa Fernanda. De vuelta a su ciudad natal, todas las noches, de 9 a 11,
recibe en su salón a pocos y selectos amigos. En el testamento pide que la urna
con el corazón de su marido la pongan sobre su pecho en la tumba y así se hace.
La mayor parte de su fortuna la deja para mantenimiento de los asilos que ha
fundado. A su amiga del alma le deja 40 mil reales, la escribanía de plata de
su padre y un medallón de oro, regalo de Doña Isabel, con miniaturas. ¿De la
familia real o de los alabarderos que la defendieron?
Siempre supo que sus contemporaneos
tenían una visión masculina de su persona, que ponía de relieve su inteligencia
y su cultura, y no quería dar una imagen peyorativa de la presencia femenina,
precio que pagó por la estima a su intelecto que le prodigaron, pero no se
arrepintió nunca de su renuncia a los privilegios femeninos.
“...a las fórmulas de la sociedad doy la importancia que usted sabe y en
cuanto a los privilegios del sexo renuncio solemnemente a ellos, por haber
notado que cuestan más que valen”. (Carta de Concepción Arenal a Jesús de
Monasterio)
Curioseando por los baúles de sus tíos
en Armaño, encontrará ropa de ellos que ya no utilizan: pantalones, levitas,
capas, sombreros... y, aunque no hay constancia, es muy posible que Concha la
utilizase para sus paseos por la montaña, como hizo en su madurez en Tudanca. Y
es seguro que la llevará consigo a Madrid.
Vuelve a casa. Su tío Manuel de la
Cuesta le aconseja que deje a su madre. Es un caballero serio y responsable. Ha
estudiado Derecho, es diputado, “jefe político” (delegado de gobierno) y
posteriormente será Rector de la Universidad de Valladolid. Viudo, todavía
joven, con una hija pequeña y con deseos de rehacer su vida. Sus palabras
parecen una petición de matrimonio en toda regla. No se sabe bien lo que
ocurre, pero en 1846 Manuel y Tonina Arenal se casan y Conchita está
comprometida con el que será su marido. La relación entre todos es muy buena,
perduran siempre el cariño y la lealtad. La escritora dedica alguno de
sus libros a su hermana y a su tío-cuñado, y con este continúa la relación
epistolar, de tipo intelectual, en la que se comentan sus trabajos respectivos.
La correspondencia entre
tío y sobrina, mantenida años antes, es deliciosa. Ella tiene 19 años y un
genio fuerte que todavía no sabe dominar. Está encantada de escribirse con un universitario
y político que la admira por sus conocimientos. Se percibe un atisbo de
coqueteo muy leve, muy discreto... Es una mujer y ¡tan joven!
José María de Cossío, bisnieto de Manuel de la
Cuesta, no ha llegado a conocerla personalmente, sino a través de sus escritos
y de lo que se cuenta en familia.
Publica parte de la correspondencia de la joven
soltera y su bisabuelo y nos cuenta cómo se tuvo que vestir de hombre para ir a
la Universidad sin llamar la atención.
También habla de las últimas estancias de Doña
Concepción en Tudanca. La casona, hoy museo, era propiedad de los Cossío, que
se la prestaban muy gustosamente a su pariente, tan acostumbrada a las prendas
masculinas que se las ponía debajo del vestido. Cuando la falda le molestaba,
la subía y la enrollaba en un grueso cinturón. Los paisanos estaban un poco
desorientados y, con todo respeto, pero no sabiendo en qué género clasificarla,
la llamaban eso que va por ahí. Acostumbrada
a leer y pasear, se recorría toda la contornada con un perro danés que le había
regalado su cuñado Manuel. En un ‘sujetalibros’ ponía alguno y se lo colgaba a
su acompañante.
Casona de José María Cossío. Tudanca
Casona de José María Cossío. Tudanca
La hija no quiere abandonar a la madre
porque sabe que no vivirá mucho. A causa de la disnea muere Concepción de Ponte
Tenreiro, el 29 de abril de 1841. Tiene 46 años. Concha con 21, es ya dueña de
su destino. Nadie se va a oponer a sus proyectos, entre ellos el más
importante: la universidad.
“La sociedad no puede en justicia
prohibir el ejercicio
honrado de sus facultades a la mitad
del género humano”
(C. Arenal)
No se puede decir que Concepción
Arenal haya sido la primera universitaria española, si por tal entendemos a la
que se matricula, rinde exámenes y finalmente recibe un título oficial, pero sí
fue la primera que lo hizo como oyente, ocultando su sexo bajo ropas
masculinas. Está todavía lejos el año 1888. ¿Qué podía ocurrir en el caso de descubrirla?
Nada, aparte de constituir un escándalo y ser la comidilla de todo el país. Las
autoridades académicas, y sociedad en general, estaban tan lejos de imaginar
que aquel caso podía darse que no tenían prevista sanción alguna. Un profesor
la habría acompañado hasta la puerta con buenos modales rogándole que no lo
volviera a intentar. ¡Menudo disgusto! Como en los clubes ingleses o en las
sociedades gastronómicas solo para hombres, cuando se sienten mancillados
porque su suelo lo pisa un pie de mujer.
Hay opiniones en pro y en contra de
una presencia femenina en las aulas. ¿Realidad? ¿Mito?
Julio Alarcón, en su libro Una celebridad desconocida (1901), nos habla sobre Concepción
Arenal y su mutua amistad. Con referencia a la asistencia a clases en la Facultad
de Derecho de la Universidad Central de alguien «con aspecto y proceder de joven misterioso», nos describe al
personaje: «El joven desconocido
representaba poco más de veinte años; era de regular estatura, de finos modales
y de fisonomía tan inteligente que llamaba la atención desde el primer momento;
rostro ovalado, blanco cutis, nariz recta y fina, despejadísima y anchurosa
frente y ojos de un verde-azul claro, que brillaban a veces con el relampaguear
del genio y, a veces, dejaban adivinar las profundidades de sublimes
meditaciones. ¿Quién era aquel joven? Todos lo ignoraban. Pero los misterios se
descubren pronto entre la gente estudiantil, y cierto día llegó, por fin, a
saberse que aquel joven era..., una joven, una mujer, una madre, era..., Concepción
Arenal».
En el diario La Iberia, en el que escribirá el matrimonio García Carrasco-Arenal, se inserta una nota que alude a “...los muchos años que ocultó su sexo para poder asistir a la cátedra pública”.
En la sesión necrológica de la Academia de
Jurisprudencia y Legislación, en honor de Doña Concepción, el académico Carlos
González Rothvoss dijo: “Deseosa de
adquirir mayores conocimientos y sintiendo decidida vocación por el derecho,
propúsose seguir la carrera de abogado, pero como la asistencia de una mujer
hubiera, por lo inusitado en aquellos tiempos, llamado poderosamente la
atención de las gentes y hasta tal vez impidiendo el logro de su deseo, vistió
el traje masculino, concurriendo con él no solo a la universidad, sino a los
sitios frecuentados por los hombres de instrucción y de talento, por literatos
y políticos”.
Cánovas del Castillo, poco partidario de la
instrucción en la mujer y a quien, como presidente del gobierno, le ‘escocerían’
las andanadas que la Sra. Arenal había lanzado contra el ejecutivo cuando no
cumplía con sus deberes sociales, ya había comentado sobre ella: “...puede ver el extravío de su pasión el
que lea sus estudios sobre la cuestión social en la parte que dedica a los señores”.
Y en la misma ocasión que el Sr.
González Rothvoss, dice don Antonio: “...y
de aquellos que, si no tuvieron la
fortuna de conocerla en la universidad, porque dudo mucho que asistiese allí
donde, al mismo tiempo en que ella pudo asistir después de su matrimonio,
asistí yo constantemente, fui al menos de los que muchas veces la vieron
señalar con el dedo en el célebre café del Iris, a la sazón en su mayor brillo,
vestida de hombre, al lado de su marido y de su círculo de amigos particulares”.
Pero Don Antoñete, ¿usted cree que
necesita la protección de un hombre una mujer que le importa un ardite el que
la señalen con el dedo? Si Doña Concepción entró en la universidad lo hizo de
soltera y sola; usted mismo nos proporciona un buen dato.
Si empieza usted su carrera en el
curso 1845-46, está claro que la joven oyente ya no iba en esas fechas porque
asegura usted que nunca la vio. La madre ha muerto en abril del 41, luego el
curso 41-42 no va, ya que está a punto de terminar y su duelo es muy reciente.
Nos quedan los cursos 42-43, 43-44 y 44-45 como a los que sí pudo asistir.
Aparte de que debía no hacerse de notar, lo prudente era entrar en el aula con
los últimos alumnos y salir con los primeros, ocupando siempre los bancos del
fondo. En aquel enorme edificio sin calefacción no sería raro que los
estudiantes se abrigasen bien, por lo que podría conservar la capa sobre los
hombros y las solapas levantadas o una bufanda o el sombrero, que le ocultasen
el pelo por detrás, ya que por delante y de costumbre lo peinaba liso y pegado
al cráneo.
¿Asistiría a los tres cursos? ¿Solo a
alguno de ellos? ¿Iría todos los días? Quizás escogiese solo a los profesores y
asignaturas que le interesaran. Ella no podía hacer una carrera completa, pero
sí llenar los huecos que habían dejado sus lecturas.
El autodidactismo tiene originalidad y fallos. “Una crítica demasiado severa podría llegar
hasta la observación de que a veces no estaba ni siquiera bien enterada del
verdadero significado de las palabras técnicas propias de la materia que trata.
(…) Es incuestionable que no pudo escribir lo que escribió sin antes adquirir
por medio de copiosa lectura, amplísima extensión de conocimientos sobre
multitud de materias diferentes, pero también podemos dar por cierto que meditó
más que leyó y que el rico caudal de sus ideas era producto más bien de su
propia inspiración que de las lecciones ajenas”. (Fernando Cos-Gayón)
Concepción es una mujer cerebral, que
no para de razonar, y de este razonamiento nace su pensamiento original. Su
discurso está en el fundamento del Estado de Derecho ya que, mediante la
libertad, busca la igualdad de oportunidades y un reparto más justo de la
riqueza.
“... Te quiero porque tus manos /
trabajan por la justicia.
Si te quiero es porque sos / mi amor,
mi cómplice y todo,
y en la calle, codo a codo, / somos
mucho más que dos...”
(Mario Benedetti)
¿Cómo fue el primer encuentro entre
Concepción Arenal y Fernando García Carrasco? Por tradición familiar se sabe
que tuvo lugar en el claustro universitario, pero no las circunstancias.
Posiblemente ella acudía a una de sus clases y él a oír a algún catedrático o
conferenciante que eran de su especial interés. ¿De qué forma descubre Fernando
que es una mujer? Tampoco se sabe, solo que, llegados a ese punto, se mirarían
a los ojos y de ahí brotaría la chispa de su amor.
¿Qué aspecto tenía García Carrasco?
Físicamente, un caballero de porte distinguido, rostro agradable y noble.
Abogado y periodista, interesado por los problemas sociales, y avanzado en la
modernidad. En este primer encuentro tenía 35 años y Concha 23. En ella ve al
ser excepcional que le puede acompañar a lo largo de la vida y realizar juntos
una serie de proyectos que bullen en sus mentes.
Ambos son hijos de militares, y sin
bienes de fortuna propios o heredados. A ella le queda Armaño que tendrá que
vender. Ninguno de los dos puede mantener por sí solo el hogar. ¡No pasa nada!
Establecen un pionero fifty-fifty que
es tan corriente en la vida actual.
Los años 40 son malos para toda Europa. Debido a un
parásito, que crece de forma desaforada, se rompe el ciclo biológico natural de
la patata. Un millón de irlandeses tienen que emigrar. En España no crecen los
cereales debido a la falta de lluvia. Son muchos los españoles que nunca han
comido pan de trigo. En el resto de Europa también hay hambre.
En 1848 se producen tres acontecimientos históricos:
Marx y Engels publican su Manifiesto
Comunista y en Francia se consiguen el sufragio universal y la abolición de
la esclavitud en las colonias.
Ese mismo año hay otro acontecimiento
de orden privado: el matrimonio de Concha y Fernando que se celebra el 10 de
abril, en la iglesia de San Ildefonso, de Madrid. Se establecen en la calle de
Alcalá, luego en San Bernardo, frente a la universidad, y finalmente en la de
Los Dos Amigos. La novia sale de la calle de la Madera. Hay que pensar que,
muerta la madre y casada la hermana, la joven estaría viviendo en casa de
parientes o amigos. El vestido se lo presta la cuñada de Oyarzábal, conocido
como “el verbo de los liberales” y que será tan amigo suyo hasta la muerte. Don
Salustiano deja en su testamento joyas suyas a la Sra. Arenal y a la condesa de
Espoz y Mina “las dos mujeres que más he
admirado”.
La personalidad de García Carrasco es
poco conocida; se presenta enigmática e interesante. Su matrimonio no es al uso
de la época. Un marido que acepta que su mujer se vista de hombre para ir a la
universidad y a las tertulias literarias o que ayuda al mantenimiento del hogar
con trabajos intelectuales, no es propio de una mujer casada en familia
acomodada decimonónica.
Concha escribe fábulas en verso ˗declaradas como texto en la enseñanza primaria-,
varias obras de teatro y hasta una zarzuela. No tienen éxito y a la autora no
le satisfacen: no es lo suyo. En 1855 es admitida por el mismo periódico
en que trabaja Fernando. Se sabe lo que él piensa por algún artículo de los que
le publica el diario La Iberia (1854-1898),
de fama, gran circulación y prestigio entre los progresistas. Es escritor
discretísimo y muy conocido y apreciado. Se le confía nada menos que la Sección Doctrinal (actual artículo de
fondo). En la familia Arenal ha quedado evidente que su mujer le ayudó en estas
redacciones, especialmente en la última etapa de la enfermedad. Muere el 10 de
enero de 1857, y con fecha del 14 el periódico publica una nota necrológica y
añade que su viuda le sustituirá en este apartado. Naturalmente se le paga la
mitad, puesto que ahora trabaja uno solo de los cónyuges.
Una Ley de prensa de mayo del mismo
año dice en su articulado: “Todo artículo
político, filosófico o religioso se imprimirá en el periódico con la firma de
sus autores”. Mes y medio después, La
Iberia se ve en la obligación de rescindir su contrato. ¿Se habría avenido
Concha a permitir que el diario la censurase al dar su sincera opinión en
escritos firmados por ella? El director piensa en el escándalo que se producirá
si los artículos doctrinales llevan
la firma de una mujer y prescinde de su colaboración, a pesar del afecto que le
tiene.
¡Qué placer produce leer sus cartas! Redactadas con
fluidez como una conversación, siempre interesa lo que cuentan, tienen riqueza
de vocabulario y a veces una pizca de humor o ironía. Las que dirige al esposo
están censuradas por la propia familia. En ellas se percibe lo estrecha que es
la relación del matrimonio y una intimidad que se manifiesta en expresiones que
sus descendientes no quieren que los extraños conozcan. Han formado su mundo
aparte como muchas parejas y Concha escribe “seré
todo lo razonable que puede ser una persona de nuestra raza (la tuya y la mía)”
y a continuación pone de manifiesto sus intereses comunes: “iré esta tarde a oír a Mata, a ver como nos
pinta frascos renversados (sic) y nos dice los medios de conseguir la obtención
de las sales, ácidos, óxidos y compuestos en uso”.
Han tenido 3 hijos: la mayor lleva el nombre de la madre y no se sabe por qué la llaman Candonga. Muere a los 2 años. El segundo es Fernando. El tercero, Ramón, es más bien problemático y muere en 1884. Su nacimiento ha dejado quebrantada la salud de la madre. Corre el rumor de que esta mujer, tan práctica, ha fabricado una especie de bolsa marsupial, tan corriente hoy en día, y que, colgada de ella, le permite trasportar al hijo dejando sus manos libres.
Fernando Gª Arenal, el hijo que toda madre da gracias
al cielo por tenerlo. De pequeño, ante la pena de la madre por haber perdido a
su hijita, la mima, la distrae. De mayor, y ya consciente de lo que hace, la
acompaña, la consuela y le sirve de apoyo toda su vida. Se ocupa y preocupa por
su madre y por su obra, que a su muerte editará en 23 tomos –actualmente en
versión digitalizada-. “¿Cuándo volveré a
verte, hijo de mi alma, sano y salvo?” le escribe la madre “…hirió mi corazón, atravesando antes el de
mi hijo modelo” (carta de C. Arenal a Armengol). Fernando es ingeniero de
Caminos, Canales y Puertos, estudios no muy frecuentes en aquellos años. La
madre le acompaña en sus distintos destinos. ¡Qué comunión de espíritu hay
entre ellos y cómo admira el hijo a la madre en el sentido intelectual! “…para el congreso de San Petersburgo con
un carta del doctor Güllaume, secretario de la comisión internacional y uno de
los mas autorizados votos en cuestiones penitenciarias, en el que juzga el
trabajo de mi madre en términos que me han hecho admirar una vez más cómo en
medio del aislamiento y triste estado de su espíritu éste aún conserva toda la
energía y originalidad que le caracteriza.” Fernando, ¿lo lleva en su
interior o su madre se lo ha enseñado? Se preocupa por los demás: crea círculos
de obreros.
Concha sale de Madrid con sus dos hijos.
Vendida la propiedad de Armaño, se instala en Potes, donde conoce a Jesús de
Monasterio, eminente violinista, miembro de las ‘Conferencias de san Vicente de
Paúl’, y que ha ido a su tierra a fundar la rama femenina. Jesús tiene 22 años,
es hombre culto, sensible y muy religioso. La visita continuamente. Se oye el
violín a altas horas de la noche interpretando ‘Adiós a la Alhambra’, pieza preferida de Concha. La gente murmura
y hay quien cronometra el tiempo de entrada y salida. ¿Hubo alguna ‘transferencia’
del marido muerto a él? Es dudoso y en cualquier caso sería en un terreno
espiritual. Lo cierto es que el joven la salva de sí misma: la mujer madura
toma la decisión de volcarse al exterior y de sublimar su capacidad de amor.
Jesús siempre sentirá por ella admiración, respeto y afecto.
Trabajando como presidenta en la
conferencia de Potes, escribe un manual para información de los asociados: El visitador del Pobre (1860). A
Santiago Masarnau, presidente nacional de las asociaciones, le parece una obra
modelo de sensatez y de amor al que sufre. Manda imprimirlo. Tendrá gran
acogida y sucesivas ediciones. La amistad entre ambos durará 35 años.
Es también autora de La beneficencia, la filantropía y la caridad
(1861), historia de la beneficencia en España desde la época romana. Lejos
de su mente y de la del gobierno, a quien pide la ayuda que no otorga, la idea
de que en menos de medio siglo existirán los
Seguros Sociales y la Carta de Derechos Humanos. Su escrito lo presenta al
concurso convocado por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Escarmentada por actuaciones anteriores, firma con el nombre de su hijo
Fernando. La obra es premiada por unanimidad. ¿Cómo es posible que la haya
escrito un niño de 11 años? Averiguado el engaño, los académicos se retiran a
deliberar y finalmente ratifican el premio. Es la primera vez que lo recibe una
mujer.
Estas dos publicaciones son el germen
de sus escritos posteriores.
Vive angustiada y dolorida a causa de
todas las formas de miseria social, que se muestran por doquier: enfermos,
pobres, encarcelados, víctimas de guerra, mundo del trabajo, niños, mujeres...
Es consciente de su obligación de
ayudar y lo hace en la doble vertiente: intelectual y personal. Y también de
enseñar a la sociedad de su tiempo a ser generosa y justa.
“Para dialogar,
preguntad primero,
después... escuchad”
(Antonio Machado)
Isabel II da paso a la revolución del
68, que habría sido muy beneficiosa “si
no la hubieran torcido (…) los mismos que la hicieron la torcieron (…) Es de
ley intelectual y moral que hoy en España se tuerza toda revolución, porque los
males que se atacan como ‘de forma’ son de ‘esencia’ y los de esa índole
necesitan remedios lentos y perseverantes, como ellos son hondos, necesitan
modificaciones de la ‘sustancia’ donde está la causa morbosa”. (C. Arenal)
Concha, pacífica, no es partidaria de
medidas violentas, no quiere una revolución social, sino una revolución
cultural. Solo admite un fanatismo: el “fanatismo de la verdad”.
1865, Emilio Castelar escribe en un artículo: “...aquí,
donde la pobreza es universal...”.
Dice el refrán “Donde
no hay harina, todo es mohína” y Lucas Mallada (1841-1921) en Los males de la patria expone: “...largos períodos de angustia y de hambre
hubo en España en todos los siglos, constante es la mísera condición de un
tercio de los españoles (...) muy arraigada la creencia de que la península
podía producir cereales para inedia Europa y en particular que Castilla era el
granero de España”.
La pobreza en todos sus aspectos es
una obsesión para Concepción. Y extraña que los problemas económicos y sociales
no sean una prioridad para los hombres del 68. La primera medida del nuevo
gobierno es suprimir las ‘Conferencias de San Vicente de Paúl’, una institución
religiosa, dicen, que sobra en la España moderna. Y es cierto, pero mientras no
se arbitren soluciones nuevas hay que conservar las intermedias.
Y desconsolada comunica:
“65.000 pobres se quedan
sin socorro y sin consuelo, cerca de 8.000 niños se quedan sin patrocinio (...)
ni una palabra que justifique, que miente siquiera medida tan grave, tan dura;
y ese silencio, reminiscencia desdichada de lo ordeno y mando del despotismo,
es bien extraño y bien incomprensible”.
Continua en la Voz
de la caridad::
“Antes nos hubiéramos
dejado cortar la mano derecha que firmar ese decreto.Comprendemos la vida con
el cuerpo mutilado, pero no con el alma acongojada por la idea de haber hecho
tanto mal”.
Ante sus palabras, el gobierno
rectifica y deja que trabaje la rama femenina.
Europa avanza —sindicatos, Internacional, movimientos
socialistas y marxistas, abolición de esclavitud y siervos, sufragio universal,
fiesta del trabajo...- Está muy evolucionada con respecto a España, cuyas
revoluciones las motiva la política y sin haber pasado por una revolución
social como Francia o industrial como Inglaterra.
La cuestión
universitaria.- 1864: los docentes que no firman la adhesión a la monarquía
son expulsados. 1868-74. Sexenio liberal: Fernando de Castro nombrado rector,
profesores readmitidos, se imponen libertades.
Restauración.- Pavía disuelve las
Cortes y entrega el poder a Serrano. Martínez Campos en Sagunto restaura la
monarquía. Una R.O. de 1874 prohíbe a los profesores ‘difundir doctrinas perniciosas entre los alumnos’ y ordena su una
buena conducta ‘dentro y fuera de la universidad’.
Vuelve la defensa de la fe católica, la fidelidad al rey y la constitución
monárquica.
La Syllabus de
Pío IX (1864) condena 80 errores modernos: liberalismo, socialismo, panteísmo...
La encíclica se publica en la Gaceta en 1875; el Estado español promulga el
criterio papal que deben seguir todos los españoles. ¿En qué tienen prohibido
creer los católicos? En la separación Iglesia-Estado, libertad de cultos,
origen humano de la autoridad, sistema democrático, competencia del poder civil
en materias mixtas, como son matrimonio y enseñanza.
Por presiones integristas, se excomulga a Julián Sanz
del Río y se incluye en el ‘Indice de
libros prohibidos’ su publicación El
ideal de la humanidad, en la que explica el pensamiento de Krause. Los
krausistas se alejan progresivamente de Roma. Ruptura final: promulgación del
Dogma de la Infalibilidad Pontificia en 1870.
Otra vez enfrentadas dos posturas: liberalismo e
integrismo —diálogo de besugos-.
E1 liberalismo defiende las libertades, la
democracia, a veces con excesivo rigor. Sus leyes, su forma de gobernar no dan cancha al adversario.
El integrismo es un no a la libertad del católico ante el pluralismo político. Quizá el
pensamiento católico y el mismo magisterio pontificio del momento no
encontraron la forma de encuadrar la vivencia de la fe católica dentro de un
régimen de libertades. León XIII con sus encíclicas trata de conciliar
posiciones, pero la Rerum novarun, ya
produjo polémicas entre los mismos integristas.
Este régimen de libertades ¿está totalmente resuelto
en la actualidad? En España tuvo caracteres dramáticos en la mitad del XIX y ya
en el XX se han querido paliar con la postura del ‘mal menor y único bien posible’ dentro de la doctrina oficial,
ante una realidad que no puede obviarse sin producir males mayores.
Sin olvidar que Ignacio de Loyola, ya en el siglo
XVI, dice que hay que esforzarse “por salvar la proposición del contrario”; mejor
inclinarse por una interpretación buena que mala. (Ejercicios Espirituales)
En la Europa del XIX, hay dos
filósofos y pensadores que se toman por modelo: Beccaria (1738-1794) y Krause
(1781-1832), especialmente por sus avances en el campo social. El primero es
italiano e influye en todos los países europeos, menos en España. Krause es
alemán y tiene influencia entre los españoles y los hispanoamericanos. Tomar
como ejemplo sus ideas sobre la enseñanza, las cárceles, la mujer, adaptándolas
al país que lo hace, no quiere decir que se acepten también sus ideas
religiosas: el panteísmo. En España las autoridades civiles y eclesiásticas lo
toman en su conjunto para juzgar a partidarios por lo que a los krausistas se
les considera fuera de la iglesia católica. No formaron ningún partido
político. Su intención fue educar al inculto pueblo español, siempre guerreando.
C. Arenal trabaja sola. Con su
fortaleza, individualidad y riqueza de pensamiento, rinde más en la soledad. No
es mujer de grupo. Los grupos son muy eficaces, pero a veces sus componentes
buscan en él un apoyo que no encuentran en sí mismos.
No fue nunca krausista, pero en el
desierto intelectual que era en ese momento su patria, esas ideas le gustaron,
porque reforzaron y ayudaron a las suyas. Al ser de mentalidad liberal, estuvo
más cerca de la ética krausista que de la moral al uso.
Introvertida y melancólica, soportaba
mal el aislamiento. Cultivó la amistad con lealtad, consecuencia y cariño, porque
lo que la vinculaba a los demás era la ideología, no la acción ni la
pertenencia a un estamento determinado. Por eso tiene una gran variedad de
amigos dentro de la escala social. Igual le daba un filósofo, un político, un
cura de aldea o un funcionario, hombres o mujeres, con tal de que se acercasen
los idearios.
Era la coincidencia en virtudes como la generosidad y
la autenticidad, el amor y el respeto, tan difíciles de encontrar en aquella
sociedad, lo que motivaba amistades eternas. Su correspondencia demuestra que
el afecto y la admiración son recíprocos.
-Fernando de Castro (1814-1874).-
Sacerdote, Rector de la Universidad Central, excomulgado por sus ideas. Quiere
despertar en la mujer inquietudes intelectuales. Funda las Conferencias dominicales para la educación femenina, el Ateneo de Señoras, la Asociación para la enseñanza de la mujer,
la Escuela de Institutrices, carrera
de grado medio pero que rinde exámenes en la universidad. A su muerte, Arenal
publica un artículo sobre él y su obra en el periódico La Iberia y escribe otro titulado Estado actual de la mujer en España, para incluir en la obra “The woman question in Europe”, publicada
en Nueva York en 1884. En él se mencionan las fundaciones de Castro.
Castro preside en 1870 la Sociedad Abolicionista, presente en
España desde 1863. Concepción presenta la Oda
a la esclavitud que es premiada. No quiere pertenecer a dicha sociedad
porque, dice, se está politizando.
Siempre le gustó la política –de hecho está muy al
día en esta cuestión- pero no ejercerla. Cree que, en general, los que detentan
el poder están más interesados por el bien propio que por el común. Lo suyo
sería hacer la labor de un sociólogo actual: detectar un problema, encontrar la
solución y pasársela a quien tenga que ejecutarla.
-Gumersindo de Azcárate (1840-1917).-
C. Arenal fue una de las personas por las que sintió más admiración y respeto;
tenía una alta opinión de ella. Les unía la preocupación social. Siendo
Director General de Registros, trabajó con ella y con Giner de los Ríos en la
Junta par las Reformas Penitenciarias.
-Francisco Giner de los Ríos
(1839-1915).- Todo régimen triunfante impone sanciones al vencido. En la
Restauración, Giner y Azcárate son destituidos de sus cátedras y ‘desterrados’.
Aunque los periódicos españoles no comentan este asunto, tiene gran repercusión
en la sociedad española y sobre todo en el extranjero.
A la penalista, el alejamiento de Francisco, hombre
bueno y recto, le recuerda a su padre. Los ingleses, siempre al quite, le
ofrecen al depuesto catedrático la creación de una universidad española en
Gibraltar. Él no lo acepta por patriotismo.
¿Les censuran la correspondencia? Arenal
escribe: “... y si la canalla que le persigue a usted, abre la carta y la lee, a buen
seguro que yo no negaré mi firma ni dejaré de decir que son tan despreciables como despreciados por mí”.
Cuando la primera mujer de su hijo Fernando está a las
puertas de la muerte, le dice a Giner: “Concluyo
con lo que decía a un amigo Santa Teresa: no deje de escribirme que me es
consuelo y tengo poco en que le tener”.
Giner funda la ILE (Institución Libre
de Enseñanza). Con Concepción Arenal le une una gran amistad, seguramente por
la comunidad de ideas. Colabora tanto en la Institución, a la que está muy
ligada, como en el Boletín (BILE). En él se publican muchas obras suyas por
ejemplo Clínica criminal, que también
lo hace en el ‘Bulletin de la Societé
Générale des Prisons’. Gran parte de su producción es conocida antes en el
extranjero que en España.
Los familiares de Francisco Giner de
los Ríos han depositado el legado ‘los
Papeles Giner’ en la Real Academia de la Historia.
cuando finalmente sean libres de ellas
mismas?”
(Betty Friedan)
Arenal, lúcida mujer, tiene una cabeza
organizadísima, quizás la española con más ciencia y talento de su época, que
escribió “mucho y muy bueno”. Fue una
católica ortodoxa, respetando siempre el Dogma, pero con amplitud de miras. Un
gran pensador, como ella, vive el presente, pero presiente el futuro. Escribe
sin apologética, porque se dirige a personas de cualquier credo religioso y aun
de las que no lo tienen. Para hacer el bien, no hacen falta etiquetas. En
cuanto a su opinión sobre sacerdotisas y
monjas de clausura, es materia perfectamente opinable, entonces y ahora.
A lo largo de su vida ha querido guardar su intimidad
celosamente. La correspondencia intercambiada con la condesa de Espoz y Mina
daría mucha luz sobre su forma de pensar, pero ha pedido a su hijo que la
destruya. Hay un testimonio que sí se conserva; una carta escrita por Jesús de
Monasterio: “Concepción Arenal era
profundamente católica, como lo demuestran cartas que poseo y hechos y actos
que tengo indeleblemente grabados en la memoria”.
A la pregunta: “¿la mujer española es religiosa?”, contesta: “No como yo lo entiendo, no vacilo en responder negativamente; el culto
al rito superficial, la forma, lo son casi todo para ella, dejando muy poco
lugar para el fondo, para lo profundo, para lo elevado, para lo íntimo, que
constituye la verdadera religión”. Su sentir religioso es profundísimo y se
ajusta a las enseñanzas evangélicas, como es su independencia religiosa
respecto a la interpretación que los católicos de la época dan al cristianismo…
Los integristas no pueden leer la Biblia directamente y su texto lo conocen a
través de las explicaciones del clero.
Escritora.- Vive en pleno romanticismo, sin podérsela considerar
adscrita a esta corriente, porque el romántico es egocentrista y ella es abierta
a los demás.
Moralista.- No pertenece a ningún movimiento político ni
filosófico: la fuerza que la mueve está en ella misma.
Educadora.- En la España del XIX, se celebran dos congresos
pedagógicos (1882 y 1892), en el Ateneo de Madrid, organizados por Fomento de
las Artes, donde se exponen las ideas de la ILE. Arenal no asiste personalmente
a ninguno de los dos, pero envía ponencias al segundo: “La instrucción del
obrero” y “La educación de la mujer”. “…porque
después de lo que han hecho los hombres con sus costumbres, sus leyes, sus
tiranías, sus debilidades, sus contradicciones, sus infamias y su idolatría,
quién sabe lo que es la mujer y menos lo que será”. (C. Arenal)
Educación en el S. XIX
Dato curioso: los maestros protestan del afán excursionista que preconiza Giner y que con tanto andar se van a convertir en el ‘judío errante’ (sic). Además, dicen, las mujeres no están preparadas para enseñar a párvulos: su espíritu maternal estropea la pedagogía. En votación muy ajustada son finalmente admitidas. La Escuela Normal Central de Mujeres tendrá el mismo plan de estudios que el de Hombres. Se crea una cátedra de Pedagogía, la enseñanza de párvulos se confía casi enteramente a mujeres y se nombra una Junta rectora de la que forma parte Arenal. Inútil. Cambia el gobierno y cambia la Junta: que se quiten los que saben para poner a mis amigos. Doña Concepción permanece con su preocupación por la educación, por la revolución cultural. Ha publicado Observaciones sobre la educación física, intelectual y moral de Herbert Spencer.
Dato curioso: los maestros protestan del afán excursionista que preconiza Giner y que con tanto andar se van a convertir en el ‘judío errante’ (sic). Además, dicen, las mujeres no están preparadas para enseñar a párvulos: su espíritu maternal estropea la pedagogía. En votación muy ajustada son finalmente admitidas. La Escuela Normal Central de Mujeres tendrá el mismo plan de estudios que el de Hombres. Se crea una cátedra de Pedagogía, la enseñanza de párvulos se confía casi enteramente a mujeres y se nombra una Junta rectora de la que forma parte Arenal. Inútil. Cambia el gobierno y cambia la Junta: que se quiten los que saben para poner a mis amigos. Doña Concepción permanece con su preocupación por la educación, por la revolución cultural. Ha publicado Observaciones sobre la educación física, intelectual y moral de Herbert Spencer.
Periodista.- Funda la Voz de
la Caridad (1870-1884), donde denuncia las inmoralidades ocurridas en el
campo de la beneficencia y de las prisiones públicas. Es autora de 464 de sus artículos,
los cuales se reproducen en otros periódicos de cualquier tendencia. Lo que se
llama ‘el reportaje’, ha nacido con el que ha escrito Stanley sobre su
encuentro con Livingstone en las profundidades de la selva africana (1858).
Arenal lo hace más modestamente: coge una noticia, la disecciona ante una
sociedad indiferente, para que tome conciencia de su aspecto moral. Colabora
con La Iberia y con otros diarios
madrileños y de provincias. Por desgracia muchos de ellos no llevan firma y no
se pueden contabilizar.
El Feminismo.- ¿Qué es el feminismo? Un conjunto de movimientos e
ideas que tienen como finalidad común lograr la igualdad política, económica,
cultural, personal, social entre hombres y mujeres, las cuales son víctimas de
esta desigualdad, que se corrige con la promoción de sus derechos en la vida
civil y la vida privada.
A partir del siglo XVIII hay mujeres que empiezan a
reivindicar sus derechos en Inglaterra, Alemania y Francia. En la década de
1830-1840 se inicia lo que propiamente se llama “el movimiento femenino” en EE.UU. e Inglaterra, promovido por unas
señoras que piden el voto, el sufragio, de ahí que se las llame, despectivamente
por parte de los hombres, “sufragistas”.
Estas ideas llegarán tardíamente a España.
Arenal no pide que de un plumazo
ministerial se resuelva el problema femenino. Quiere igualdad ante la educación.
La coeducación no solo es la educación de la mujer “como” el hombre, sino la educación de la mujer “con” el hombre.
La prostitución.- Arenal ha escrito sobre la prostitución, en el
sentido de que caen en ella mujeres incultas, ignorantes, que no encuentran
otro modo de ganarse la vida.
La
Vizcondesa de Jorbalán (1809-1865) –en religión María Micaela del Santísimo
Sacramento, conocida familiarmente como Madre Sacramento-, es madrileña y funda
el “Instituto Religioso de las
Adoratrices y Colegios de los Desamparados”, con la finalidad de acoger y reeducar
a las prostitutas arrepentidas. Tiene casas en Madrid y otras ciudades. En
Valencia habilita un convento –cuyo solar ocupa en la actualidad el teatro
Olympia- colindante con el “barrio chino”.
Cerca se encuentra la iglesia de San Agustín, donde se venera un icono de la
Virgen de Gracia, a la que tienen por patrona. Enterada la fundadora de que se
ha declarado una epidemia de cólera en Valencia, rápidamente se traslada al
convento de esta ciudad para morir con las allí recogidas si es preciso; y en
efecto, muere el 24 de agosto de 1865. Su cuerpo incorrupto reposa en una urna
de plata situada en la capilla que lleva su nombre en el Convento de
Adoratrices en Valencia. En la Basílica de Ntra. Sra. de los Desamparados, hay
una escalinata que conduce al Camarín. Empezando a subir a mano derecha se
encuentra un óleo que representa a dicha santa en los esplendores de su vida mundana.
La Sra. Arenal ha tenido amistad con la vizcondesa, con Carolina Coronado,
con Gertrudis Gómez de Avellaneda, con la Condesa de Pardo Bazán y con otras
señoras de la aristocracia que presiden obras pías. Le ha dedicado un libro a
la reina Victoria, esposa de Amadeo de Saboya. Hasta tal punto hay damas de
alcurnia en estos puestos, que doña Concepción dice: “Caridad no es la virtud de la aristocracia, es la virtud de la
humanidad”.
La infancia.- Si las prostitutas
arrepentidas reciben ayuda, no ocurre lo mismo con la infancia. Concepción escribe
Niños expósitos y niños mendigos y se
lamenta de lo poco que se hace por ellos, por los recién nacidos a quienes
nodrizas de alquiler dejan continuamente sin mamar por sus huelgas debidas al
bajo salario. Niños que se crían entre la indiferencia, la falta de cariño y de
ternura. Las “Casas de expósitos” albergan a pequeños tristes y olvidados;
mueren más por falta de amor que de alimentos.
El pauperismo.- “Es la miseria perenne y generalizada en un país culto, de
modo que hay una gran masa de miserables y otra que disfruta de riqueza y goza
de todos los refinamientos del lujo. ¿Cuál es la reacción del Estado para
remediarlo? La indiferencia”. (C. Arenal)
Situaciones injustas y desmoralizadoras; niños mendigos con hambre y
también con picardía; padres que llevan a hijos de ocho o diez años a lugares
de trabajo para cobrar un mísero jornal. Hacinamiento, falta de ventilación,
lugares insanos, palizas, desesperación. “Es
necesario el conocimiento en todos los hombres para que la sociedad sea un
organismo armónico y no una aglomeración bajo un poder (…) el día en que no
haya miseria moral podrá haber pobres, pero no pauperismo”. (C. Arenal)
La mujer.- Si se hace de la vida una “ocupación”
y no un entretenimiento lleno de espacios de tedio, cualquier mujer puede
ejercer una profesión, aun las amas de casa.
Preguntas de la época:
-¿Hay incompatibilidad entre el cultivo de la inteligencia y los
quehaceres domésticos?
-¿Qué será de los hijos cuando la madre pueda ejercer una profesión u
oficio lucrativo?
Contestaciones de Doña Concepción:
“Observemos qué saben y qué hacen un farmacéutico, un
abogado, un médico, un notario, un catedrático, un empleado, vulgares, de talla
común; observemos bien, sin preocupación, en conciencia, y digamos si no puede
una mujer aprender lo que ellos saben y hacer lo que ellos hacen”.
“… dedicarse al cuidado de los hijos y no pudiera hacer
otra cosa; aunque no estuviera a su lado madre, tía o anciana que le ayudase, o
hermana que le diese auxilio antes o después de este período y aun en el mismo,
¿no tiene la mujer tiempo y necesidad de cultivar sus facultades para que su
trabajo sea más útil y más lucrativo y para perfeccionarse?”.
La cultura y preparación de la mujer redundan en bien de los hijos y en el
buen gobierno del hogar.
La mujer, ama de casa, esposa, madre, trabajadora fuera de casa, solo
podrá tener los mismos derechos que el hombre si su formación e instrucción son
iguales. Científicos de la época dicen que la mujer es inferior al hombre porque
su cerebro tiene un tamaño menor. “Si la
mujer es inferior al hombre ¿por qué ante la delincuencia la pena es igual?”. (C.
Arenal)
Del servicio doméstico, El trabajo de las mujeres, La mujer
del porvenir, La mujer de casa, son títulos de libros
dedicados a la cuestión social en la vertiente femenina.
A más de un siglo de distancia, Doña Concepción pronostica la desaparición
del servicio doméstico, por lo menos el que existía en el siglo XIX. ¿Quedará
un hogar desatendido sin él? Ella misma contesta: “La industria y el comercio siguen la dirección de las ideas y las
costumbres; generalizándose la de suprimir el servicio doméstico se haría
también general el uso de cocinas económicas ambulantes que distribuyesen los
alimentos a domicilio (…) una vez iniciada la marcha en este sentido, creemos
que los progresos serían rápidos, por las ventajas evidentes y porque el
interés inventaría mil medios ingeniosos de procurar comodidades que hoy
parecen imposibles…”.
Refiriéndose
tanto a la mujer como al hombre que se desenvuelven en el mundo obrero, la Sra.
Arenal se refiere a ellos como “la masa”,
ya que así, despectivamente, son considerados por los estamentos elevados. Lo
que individualiza al ser humano y lo convierte en persona; lo que hace
despertar las conciencias y responsabilizarse es la educación progresiva. No
acudir a la revolución violenta –no le gustan el marxismo y el socialismo del
momento por ese motivo- sino a la evolución pacífica. –Así lo consideró la
UNESCO hace años cuando dijo que no hay progreso sin cultura y que lo más
rentable para un Estado es la enseñanza.
Enfermeras.- La labor de
Arenal es poco conocida en el terreno de la sanidad y de la enfermería. En su
libro El reformismo social y sanitario,
da cuenta de sus ideas a este respecto, avaladas por la experiencia adquirida
trabajando y dirigiendo el hospital de sangre de Miranda de Ebro.
Concepción Arenal y Florence Nightingale llegaron a las mismas conclusiones
desde similares experiencias, pero sin influencia mutua. Las características de
los cuidados impulsados por la primera en España, suponen un adelanto en el futuro
desarrollo de la ciencia de la enfermería, ejerciendo su influencia en el actual
código de deontología español.
Obras en las que también participa con su trabajo
personal:
“La Asociación de los Diez”, actividad
social, con ideas venidas de Francia y de cuyo patronato forma parte. Consiste
en la agrupación de 10 familias o personas a las que se les asigna el cuidado
del bienestar moral y material de una familia desvalida determinada.
Se funda la
“Constructora Benéfica”, de cuyo
Patronato también forma parte, a fin de edificar viviendas para obreros.
Henri Dunant,
filántropo suizo, funda la Cruz Roja, que a partir de 1864 tiene su sede en
Ginebra. Ese mismo año se adhieren a ella otras naciones, entre ellas España.
Su carácter internacional y aconfesional despierta la desconfianza de los
carlistas, que en contrapartida tienen sus ‘Ambulancias de caridad’. El lema “los enemigos heridos son hermanos”
también levanta suspicacias entre los integristas que piensan que la nueva
asociación es un movimiento masón, cuyas consignas se transmitirán en los
hospitales de campaña a través de los heridos. Conocida su capacidad organizativa, se la nombra Secretaria de la Sección
Central de Damas.
Un inciso:
“Es cierto (con
vergüenza sea dicho) que un número de mujeres van a los toros, pero pertenecen
a la plebe y a la aristocracia, al vulgo mal vestido, o al elegante. Hay
excepciones, pero la regla es esa. Las mujeres de la familia real van también a
los toros. En la plaza de toros hay una fiera, sí, pero no es el toro sino el
público”. (C. Arenal)
Se refiere a que hay animales que sufren, pero también
hombres que mueren para que otros se diviertan. Por lo menos su punto de vista
tiene una altura que no esgrimen los furibundos que ahora se oponen a ella.
Y otra cosa: las mujeres de la clase media ¿no iban a
los toros?
Ciencias penitenciarias.- A finales del XVIII se produce en
Europa un movimiento favorable a la revisión del sistema penitenciario, que se
caracteriza por su crueldad –mutilaciones corporales, exposición a la vergüenza pública…,
por otro más humanitario. El libro de Bacaria De los delitos y las penas, tiene gran resonancia.
El Sr. Howard lee dicho libro y en él
es como un detonante. Chérif del condado de Belford, en Inglaterra, miembro de varias
instituciones científicas, es obligado por su cargo a visitar las prisiones de
su país. Ante su lamentable estado, decide reformar las suyas y las de toda
Europa. Para ello emprende un viaje por el viejo continente. Las de España son
aún peores que las inglesas. El joven pueblo norteamericano acaba de independizarse
de la metrópoli y hasta allí llega Howard. Bien recibido, en especial por los
cuáqueros “los trapenses del
protestantismo”, que prestan una gran ayuda. El régimen que se quiere
implantar es el que en el futuro se llamará “régimen
celular” y que de momento se conoce como “sistema americano”.
Un inciso:
Pasados los años, un grupo de españoles propone a
Concepción Arenal como correspondiente de la Asociación Howard de Londres. Desde Inglaterra responden encantados en carta
que dirigen a: ‘mister’ Concepción Arenal y en el interior pone ‘Dear Sir’. Deshecho el error, la
penalista es recibida con todos los honores: es la primera mujer que lo hace.
Inglaterra, ya en 1833, ha decidido la
reforma penitenciaria: manda un equipo, bien dotado, para estudiar el asunto.
Alemania envía al conocido liberal Dr. Julius.
Francia también tiene su enviado,
aunque no dispone de medios económicos cuantiosos.
¿Y España? En 1799 se fundan algunas
asociaciones particulares y católicas, aunque atienden consejos protestantes,
en especial de los cuáqueros, por sus conocimientos. Parece ser que hicieron
mucho bien en las cárceles, aunque una reforma de este calibre solo la puede
llevar adelante un Estado.
Noticias del estado de las cárceles de Filadelfia (1801) Es un título que
se encuentra en España entre la bibliografía penitenciaria, pero no parece que
se haya hecho de él uso práctico. Don Marcial Antonio López, diputado, es
enviado oficial a Norteamérica. En 1891 aparece editado en Valencia, a sus
expensas, el libro Descripción de los más
célebres establecimientos penales de Europa y de Estados Unidos, pero Don
Marcial lo ha escrito ‘en su retiro’. ¿El Estado no le dio dinero para el viaje
o se lo gastó indebidamente? Furgón de cola, como siempre.
Cinco meses en los
EE.UU. de América del Norte, desde el 20 de abril hasta el 20 de septiembre de
1835. Diario de un viaje. Autor: Ramón La Sagra.
Es profesor de botánica, director del Jardín Botánico de la Habana, miembro de
la Academia francesa de Ciencias Morales y Políticas con proyección
internacional, se visita con reyes e intelectuales europeos. En España hay
entidades femeninas benéficas que le piden ayuda. Él asegura que la mujer sería
una pieza fundamental para trabajos en cárceles. De repente, desaparece. Pasa a
Francia y muere en Suiza en 1871, donde se le rinden honores póstumos, que, por
“circunstancias políticas”, no puede
recibir en España. ¿Cuáles son esas circunstancias? No se sabe. Es muy posible
que hubiese ‘conectado’ con la Sra.
Arenal, pero ambos no se conocieron. Solo tenían una cosa en común: los dos eran
gallegos.
En la década 60-70 en España, se
editan muchos libros sobre la cuestión penal, influidos por la óptica krausista.
El Código Penal vigente es el de 1850, con todavía algunas resonancias medievales.
El Gobierno de la Revolucíón del 68,
atropelladamente y sin prestar mucha atención, aprueba las dieciocho bases de
la reforma penitenciaria.
Es entonces cuando Concepción Arenal,
con la valentía que la caracteriza, sale a la palestra, es decir manifiesta
públicamente cuál es su pensamiento en este terreno. Su estudio se titula Examen de las bases aprobadas en las Cortes
para la reforma de las prisiones. Las analiza y muestra su disgusto y
disconformidad: “…han formulado una ley
de prisiones absurda, impracticable y todo esto por falta de conocimientos
especiales”. Continúa en esta línea porque toda empresa –dice- debe ser
dirigida por conocedores de la materia: lo que hoy en día se llama ‘especialistas’.
En febrero de 1873, Arenal es nombrada
miembro de la comisión encargada de “preparar
el establecimiento del régimen penitenciario y la reforma del Código Penal
según los nuevos principios”. Está en marcha la reforma penitenciaria española
en la que tuvo un papel tan relevante.
-En 1863-65 ejerce el cargo de
visitadora de prisiones.
-En 1968-73 es inspectora de casas de
corrección de mujeres.
Los ceses ocurren con frecuencia. Los
hombres que dirigen instituciones no soportan que sus empleados femeninos les
pongan ‘las peras al cuarto’, valga
la expresión casera. El cargo es amortizado.
“…cuando se observa aquel conjunto de corrupción, arbitrariedad, de
ignorancia, error, rebeldía, servilismo, severidades crueles, interesadas
tolerancias…”. Arenal no tiene inconveniente en mostrar cómo son las
prisiones españolas. Se la acusa de falta de patriotismo. Ella cree que se debe
hacer comprender a los españoles cuál es la situación real de su país y la
remedien.
Con la experiencia adquirida en las
cárceles y los estudios realizados en las mismas, escribe Cartas a los delincuentes. La reforma penitenciaria es una constante
y no pierde ocasión de abogar por ella.
Publica A todos, El reo, el pueblo y
el verdugo –todavía no habla contra la pena de muerte, pero sí contra la parafernalia que rodean las ejecuciones.
En 1875 la Academia de Ciencias
Morales y Políticas convoca un concurso sobre la deportación. El premio se le
concede a Arenal. Su trabajo se titula Las
colonias penales de la Australia y la pena de deportación. El lema sobre la
plica de presentación pone: “Decidme cuál
es el sistema penitenciario de un pueblo y os diré cómo es su justicia”. La
comisión encargada de valorar los trabajos, hace comentarios especialmente
elogiosos.
La cárcel llamada Modelo lo publica en el 77. ¡Tantos años de
inacción y acabar con esta chapuza! Indica la reforma que a ella le parece
idónea. Siente que se le hace el vacío “…
es cosa muy dura este abandono moral e intelectual (…) lo más terrible es el
vacío a mi alrededor que han hecho muchas personas inteligentes que parecía
debían auxiliarme”. (Carta de Arenal a Armengol)
De ese mismo año es Estudios penitenciarios, que en sus
obras completas ocupan dos tomos. En ellos se habla, por ejemplo, de la
conducción de presos en vehículos especiales en lugar de utilizar las vergonzosas
‘cuerdas de presos’. “La autora revela
una originalidad de ideas que la ponen al nivel de los primeros pensadores de
Europa”. (Roeder) Whines habla de la inteligencia vigorosa y extraordinaria
de madame Arenal y que “en cuestiones
penitenciales es una primera autoridad en su país y en Europa”.
Sobre Derecho Internacional escribe El derecho de gentes (1879), su libro
más ambicioso y original. “…tiene, como
todos sus escritos, el sello de una personalidad algo genial, que no se parece
a cosa alguna. La ciencia española tiene como uno de sus principales
representantes, si no el primero, a doña Concepción Arenal”. (G. Azcárate)
Últimas obras: El visitador del preso (1891), El
delito colectivo (1892).
Los Congresos penitenciarios.- Especial trascendencia tuvieron en
la sociedad de su tiempo. El aspecto humanitario motiva el afán de los
penalistas de celebrar reuniones periódicas a nivel internacional. Se celebran
en Fráncfort,
Bruselas, Cincinnati, Londres, etc.
En España son los krausistas los que
inician la asistencia a ellos. Arenal, nunca presente físicamente, envía
ponencias a Estocolmo (1878) sobre “la
individualización de la pena”.
Dato curioso:
Arenal se hace una pregunta en su escrito: “¿Por cuáles medios podría conseguirse la
acción unánime de la policía de los diferentes estados para facilitar y
asegurar la represión?” Se muestra decidida partidaria de una policía internacional y prevé la Interpol. En esto como en tantas
otras cosas se adelanta a su tiempo.
El Congreso Internacional de Roma
trata sobre “El empleo del domingo y los
días festivos en los establecimientos penitenciarios”. La penalista manda
un informe donde, en cierto modo, trata de la creación del ocio y de que el encarcelado pueda en cierta medida ejercer
su voluntad de elección sobre las actividades lúdicas que se le ofrece.
En 1890 se celebran congresos en San
Petersburgo y Amberes y llegan informes de la ilustre señora. Al primero sobre El incorregible y en el segundo se trata
de los patronatos de los reclusos y la protección de los niños moralmente
abandonados.
Por la llamada aceleración histórica,
sus propias ideas avanzan y son sustituidas por otras:
-A la beneficencia la sustituye la justicia.
-La pena de muerte desaparecerá por la reclusión perpetua.
-Derecho
de Insurrección (levantamiento contra el régimen constituido) ya no
condenado totalmente “consigno muy de
propósito tiempo y lugar”. (C. Arenal)
“Todo pasa... una sola cosa...
Una sola cosa te será contada y es tu
Obra Bien Hecha”.
(Eugenio D’Ors)
Fernando Gª Arenal decía de su madre: “tenía un carácter adusto y era preciso
intimar con ella para darse cuenta que su corazón era aun más grande que su
inteligencia”.
Tres principales dones la adornaban desde
su nacimiento: la bondad, la inteligencia y el sentido de la justicia. Cuando
fue consciente de lo que en la época se llamó ‘la cuestión social’, los puso a contribución para lograr paliar
los males que ello comportaba.
Las humanidades también debieron de
atraerle: lo muestran sus conocimientos sobre mitología en casa de la condesa
de Espoz y Mina y la carta que empieza con el fragmento de una poesía de
Cervantes. Doña Concepción debía poseer un bagaje cultural muy amplio.
Su salud, quebrantada ya con el último
parto, es mala. Tiene continuos catarros y dolores de cabeza; sin contar las
penas morales a las que es difícil sobreponerse. “La pena, como el agua, toma color del vaso; yo soy vaso negro”. (Carta
de Arenal a Giner) Envejecida por las enfermedades y las penurias económicas; utilizando
un vestuario nada favorecedor, continúa siendo esbelta y de porte elegante. Tiene
un aire de dignidad y distinción y una mirada verde azul que parece estar llena
de luz.
Pazo Núñez. Muere C. Arenal
Pazo Núñez. Muere C. Arenal
Al comienzo del año 1893, Concepción
está enferma de gravedad, pero no pierde su humor. Sufre fuertes dolores. La
hermana de la Caridad, que no se aparta de su lado, lee unos versos sobre la
resignación. La paciente dice que son muy malos y, en cuanto se levante, ella misma
va a escribir unos preciosos sobre ese tema. Ha estado tantas veces a las
puertas de la muerte, que no se imagina que esta vez no va a superar la
enfermedad, que el final va a llegar pronto. ¡Le quedan tantas cosas por hacer!
Está corrigiendo pruebas de sus Obras Completas. Le falta un dato para enviar
un informe al Congreso Internacional de
la Mujer, que se celebrará en Chicago con motivo de la Exposición (mayo de
1893). Siempre le preocupa la ‘grey
infantil’ compuesta por los nietos.
Inesperadamente muere a la 1 de la
madrugada del 4 de febrero, a los 73 años de edad. Dato curioso: en su partida
de defunción se lee “de ocupación,
pensionista”.
Al día siguiente al mediodía, se
celebra el entierro. Su ataúd se deposita en una tumba sencilla, en la que se
graban las palabras: “a la virtud, a una
vida, a la ciencia”. En 1911 se la traslada con gran solemnidad a su
emplazamiento definitivo en el mausoleo de Pereiró. La concurrencia es
numerosísima: miembros de instituciones de caridad con hachones encendidos;
Siervas de Jesús y Hermanas de la Caridad flanquean la carroza fúnebre;
presiden la corporación municipal, los diputados provinciales y personas de más
significación en la provincia. Se enlutan los balcones por donde pasa la
comitiva...
Van a levantarse monumentos en su
honor por toda España. Algunas ciudades querían hacerlo antes de su muerte,
pero ella se negó diciendo que no deseaba verse ‘monumentada’.
Las sesiones necrológicas se suceden.
En la Academia de Jurisprudencia y Legislación, en el Ateneo de Madrid… El
señor Azcárate dice: “La escritora sin
igual, honra de la patria, la que pensaba alto, sentía hondo y trabajaba recio,
no existe ya”. Hay multitud de artículos en revistas, diarios y boletines
dedicados a su memoria.
En El
Liberal del día 6 se lee: “La muerte
de Concepción Arenal es más sentida y llorada en el extranjero que en España,
por ser su fama una de las más reconocidas, comprobadas, seguras, de las
ciencias jurídica y sociológica. Una de las biografias más completas de la
insigne escritora, reproducida ahora por varios periódicos, escrita esta y
publicada en italiano en la excelente ‘Rivista de Discipline Carcerarie’. Sus
admiradores en el orden de derecho penal eran nada menos que Roeder y Wines
(sic) —penalistas alemán e inglés de gran prestigio-. Sus libros merecían ser traducidos al polaco, al inglés, al italiano,
al francés, al alemán. Sus Memorias producían un hondísimo efecto en congresos
de sabios, como los de Roma y Stockolmo (sic); su nombre era tenido, y con
razón, en el mundo científico como el de uno de los pensadores más profundos de
los tiempos modernos”.
Carta de Gª Arenal a Monasterio: “…mi buena madre murió como había vivido,
pensando hasta el último momento en los demás, preocupándola, mucho más que su
mortal dolencia, la ligera indisposición de un nieto que estaba malo al mismo
tiempo (…) dándonos a todos ejemplo de fortaleza, resignación y paciencia”.
Concepción Arenal muere como ha
vivido: con entereza de ánimo y pensando en el Otro.
Porque fue
buena y comprendió…
Porque su cuerpo fue de leña,
que su alma clara consumió,
con una llama hogareña…
Porque
negaba la maldad
y sabía la Muerte impotente…
Porque alcanzó la bondad
del corazón y de la mente…
Porque tuvo
al dolor cariño…
Porque en el hombre veía el niño…
Porque hizo el perdón fatal…
Porque
endulzó las penitencias…
Porque iluminó las conciencias…
es Santa Concepción Arenal.
(Manuel
Machado)