lunes, 14 de junio de 2021

 

EL ATRIO DE LOS GENTILES


Atrio y patio

Definición –según el diccionario de María Moliner- de templo.- Edificio destinado a un culto religioso. Se aplica a un lugar en que se cultiva con especial devoción una cosa no material tal como sabiduría, justicia o libertad o se le rinde culto.

 

Virgen de la lágrima. Carolyn Blish

 

La definición anterior se refiere a algo material, físico. Existe también en un sentido espiritual: María es “templo del Espíritu Santo” y Jesús se refiere a su persona en el mismo sentido cuando habla de él como templo –Jn 2, 13-25, “Destruid este templo…”-. El templo que conoció Jesús como hombre fue el segundo, que llevaba ya 40 años construyéndose y todavía no estaba terminado.

 

Cristo resucitado. Murillo

 

Se sabe de la enemistad entre samaritanos y judíos. Los primeros habían levantado un templo sobre el monte Garizín que no llegó a ser rival del templo de Jerusalén, centro de la vida religiosa de Israel, donde los judíos peregrinaban tres veces al año, se celebraban las fiestas, los sacrificios se sucedían y donde el cordero pascual era inmolado. Estaba construido sobre la cima nivelada del monte Moria, adonde Abraham se dirigió para sacrificar a Isaac. Todas las sinagogas existentes tenían el hejal –arca donde se guardaban los rollos sagrados- orientada hacia el este, o sea hacia Jerusalén.

 

Iglesia Románica

 

Las iglesias cristianas guardaron esta medida. Durante siglos sus ábsides tenían la misma orientación que las arcas de las sinagogas.

 

Grabado Templo Salomón S. XVII

 El primer templo de Jerusalén fue construido hacia el año 1950 aC por el rey Salomón, con la finalidad de conservar y honrar el Arca de la Alianza, que hasta entonces estaba encerrada en el tabernáculo. Este templo se destruyó después de la conquista de la ciudad por Nabucodonosor en el año 587 aC. De él no queda más que las dos descripciones detalladas –y puede ser que exageradas en cuanto a la suntuosidad- que nos describe el Antiguo Testamento –1 Reyes 6-8; 2 Cr 3-5-. Desaparecen el arco así como los tesoros y las dos columnas de bronce que encuadran la entrada del vestíbulo –1 Reyes 7, 15-. Estas columnas llevan dos iniciales: la de la izquierda una B por Booz; y la de la derecha una J por Joaquín –conocido sacerdote-.

 

Puerta de entrada con las columnas

 Una leyenda cuenta que estas columnas las encuentra Constantino y las traslada a San Pedro de Roma, donde en el siglo XVII sirven de modelo a Bernini para, en número de cuatro, sostener el baldaquino del altar principal de la Basílica. El escultor las hace en forma torneada y les da el nombre de “salomónicas” por su supuesto origen. Por extensión, las columnas que después de Bernini, y durante el Barroco se construyen imitándole, se las conoce con ese nombre.

 

Altar principal Basílica de San Pedro

 Salomón fue un administrador eficaz y un gran constructor. Edificó tres palacios. El más importante el del Bosque del Líbano, su residencia, donde hizo construir un trono de marfil dorado. Con frecuencia a este trono se le da el nombre de la sabiduría sedes sapientiae- que es a su vez uno de los nombres que se da a María en sus letanías. Los otros dos palacios eran una casa para invitados y otra para la hija del faraón con la que se había casado. Plantó jardines, instaló una red de aguas, fortificó las fronteras del reino y “sobrepasó a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría”.

 

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 “Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

por tu inmensa compasión borra mi culpa.

Lava del todo mi delito,

limpia mi pecado…”.

Este es el principio del Salmo 50 que compuso David para pedir perdón por sus pecados de adulterio y muerte.

  

Betsabé. Rubens

En su baño matinal, desnuda, Betsabé es observada por David desde el balcón de su palacio, que concibe por ella una pasión pecaminosa. Es un tema recurrente en la iconografía de este personaje bíblico. Un momento de reflexión, aunque resulte frívolo. Todas las mujeres de la antigüedad, dignas de ser recordadas, ¿estarían tan rebosantes de carnes como las de Rubens y demás artistas? Así lo da a entender un refrán vigente hasta finales del XIX: “no hay mejor aderezo que la carne sobre el hueso”. David “el amado” o “el elegido de Dios”- manda al hitita Urías, “uno de sus valientes”, al campo de batalla y ordena a los soldados que lo rodean que se aparten y dejen solo al general ante el enemigo, que rápidamente acaba con él. David y Betsabé se casan ante la llegada de los hijos, entre ellos Salomón, que se criará en medio de sus 72 hermanos.

 

Salomón es el último rey de Israel, con un comienzo glorioso, pero estropeado al final de sus días. Tuvo 700 mujeres y 300 concubinas que le hicieron desviarse de su amor a Yahvé y volverse al culto de los dioses de las esposas extranjeras.

 

A la vuelta del pueblo judío de la “cautividad de Babilonia”, hubo varios intentos de reconstruir el templo. Durante el exilio, Ezequiel había anunciado la reconstrucción del templo, descrito ya con todos los detalles, pero su visión profética no pasó de ser un proyecto. Zorobabel, gobernador de Judá, se encargó de reconducir a los primeros exiliados a su patria y Esdrás, sacerdote escriba, cuenta la construcción del templo erigido en el emplazamiento del primero. Nehemías escribe que hizo quitar las murallas de la ciudad y restableció la Ley Mosaica. Se estableció el día de la “fiesta de los tabernáculos” –El judaísmo, en el sentido moderno de la palabra, había nacido-. (Ver Ez, Esd, Neh)

 

Segundo Templo

 Las tribulaciones del templo no habían acabado y cuando Palestina se convierte en provincia romana, Herodes el Grande, convertido en rey de los judíos, se hace cargo de finalizar el templo y del año 40 al 4 aC lo restaura, aunque en realidad no llega a acabarlo, simplemente lo mejora. El que describe los cambios en este segundo templo es Flavio Josefo. Este templo tiene una explanada fortificada y ocupa 14 hectáreas. Era el conjunto religioso más grande del Imperio Romano. Este templo, que no llegó a acabarse, cumplía las mismas funciones que el primero y es en el que Jesús hizo sus prácticas de judío: presentación en el templo, bar mitzvah. De adolescente les habla a los doctores y continúa enseñando en las sinagogas que le cogen al paso. El Templo se da como acabado el año 64 y en el 70 sufre un incendio bajo el gobierno de Tito, como lo había anunciado Jesús –Mt 24, 2-.

 

Saqueo y destrucción del Templo. Nicolas Poussin

 Adriano mandó destruir Jerusalén y en toda la ciudad construye una villa romana y levanta un templo en honor de Júpiter. Constantino hizo separar los santos lugares del resto romano para que los cristianos pudiesen visitarlos. Del templo, después del incendio, no quedaba nada excepto un contrafuerte al oeste de la colina donde estaba situado, probablemente debido a Herodes Agripa. A este muro se le dio el nombre de “las lamentaciones”, porque allí acudían los judíos a llorar la pérdida de su templo.

 

Contrafuerte del Templo

 

¿Qué era el atrio de los gentiles? Una enorme explanada donde podían acceder tanto los circuncisos como los incircuncisos. Allí se entablaban conversaciones entre los rabinos y personas que, no sabiendo a qué divinidad dirigirse, iban a este templo a adorar a Yahvé. Los maestros de la Ley contestaban a sus preguntas. Todo se desarrollaba en el campo religioso. Si llovía o hacía mucho calor, existía un atrio al final de la explanada donde se refugiaban los dialogantes para huir de las inclemencias del tiempo.

 

¿De dónde venía este nombre? El término “gentiles/paganos” viene del latín gens, de donde proviene el término “gentil”, y del griego ethnos/ethnê. En hebreo se dice goi/goyim. En la Biblia aparece este nombre 561 veces, lo que demuestra el interés de los judíos por los extranjeros, gentiles o paganos. Ahora ha sido abierto un espacio concreto: todos están convocados, su voz se une a otras voces que van a la búsqueda del Dios desconocido. La misma actitud de la Iglesia católica: uníos a mí, que yo os llevaré a la Gloria.

  

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Benedicto XVI, en su discurso a la Curia Romana pronunciado la víspera de Navidad de 2009, les habla del asombro que le ha producido el ser tan bien recibido en la República Checa, siendo como es el país más secularizado de Europa. Esto le había llevado a pensar en unos encuentros entre creyentes y no creyentes. Piensa darle el nombre de Atrio de los Gentiles, como el que se utilizó en la época de Cristo en el segundo templo de Jerusalén, como escenario interreligioso entre creyentes y no creyentes.

 

Actualmente, este diálogo no se puede limitar a hablar de Dios, sino a procurar entre todos una buena convivencia, con lo cual se discutiría acerca de las grandes cuestiones de la vida humana: la cuestión de Dios, la del sentido último de la existencia, la muerte, el origen de todo, el destino final del universo, cuestiones de economía y sociedad, la emergencia climática, la paz tan precaria, los grandes desplazamientos… Es necesario poner sobre el tapete la buena voluntad de todos los reunidos para encontrar soluciones consensuadas. El papa Benedicto confía al Consejo Pontificio de la Cultura la llevada a la práctica de estas reuniones que se llamarán Atrio.

 


 El primero de estos se celebró en París –de siempre lugar de confluencia entre el pensamiento laico y el cristiano- y en tres lugares muy significativos: la Sorbona, la Academia Francesa y la UNESCO. En años posteriores ha habido Atrios en la Academia del Premio Nobel de Suecia, en Bucarest y en otros muchos lugares. En estas conversaciones entre creyentes y no creyentes, vemos su fundamento y su necesidad.

 

Paraninfo de La Sorbona

 Todas las sociedades están atravesando situaciones que son comunes al mundo occidental y debido a la globalización se puede hablar del mundo entero aunque sea con matices. Hay fenómenos similares en todas las naciones de las que se ha adueñado la secularización, que no solo atañe a la sociedad civil sino a la propia Iglesia. Países de antigua tradición católica como España e Italia han visto autoidentificación y prácticas religiosas muy mermadas y en constante descenso, sobre todo entre los jóvenes, lo que significa una ruptura en la transmisión de la fe de las anteriores generaciones a las nuevas. En América del Sur se observa la misma dinámica que en España, y en América del Norte los católicos tienen los índices más bajos de transmisión de la fe. Esto indica cómo están haciendo las cosas los seres humanos actuales.

 

Armando Matteo, a través de su escrito La primera generación incrédula, dice que están llegando a las catequesis parroquiales los nietos del 68, que han aprendido a organizar su vida de fe conservando a veces algún elemento tradicional, como es administrar el bautismo y hasta la comunión. Ya no llegan ni a la confirmación. ¿Qué es eso de que hay un Dios único, que Jesucristo es nuestro salvador, que murió por nuestra salvación, que el pecado nos aparta de Dios y que necesitamos su ayuda? De todo esto nada. Recibida la primera comunión, a los jóvenes ya no se les vuelve a ver en la iglesia. Tampoco se puede hablar de mayor participación religiosa en colegios, tanto católicos como públicos.

 

Misa al aire libre

 Conocido es el libro del papa Benedicto Introducción al cristianismo (1968), donde plantea la cuestión de la búsqueda de Dios, la duda, la dificultad para concebir un Dios personal, la cuestión de la increencia.

 

Charles Moeller en su magnífica obra Literatura del siglo XX y Cristianismo, entre otros muchos escritores estudia a Unamuno y a Camus.

 

Miguel de Unamuno, catedrático de griego y rector de la Universidad de Salamanca, pasa su vida atenazado por la duda. Muere repentinamente y la familia se da cuenta por el olor que produce su zapatilla de fieltro al quemarse en el brasero –artilugio primitivo que utilizaron los españoles para calentarse durante los años triunfales-, colocado en el interior de una mesa camilla en la que don Miguel ha introducido sus piernas.

 

¿Dónde estará el alma de Unamuno? Muy sencillo: donde puede estar la de un ser humano que ha escrito en su Diario: “La raíz de toda buena acción es la esperanza de la resurrección”; y estos versos entresacados de una larga poesía:

“Guárdame Padre eterno en tu seno, misterioso lugar,

pues vengo cansado del duro bregar…”.

 

Albert Camus. Moeller lo estudia en el epígrafe El silencio de Dios. Después de una primera juventud un poco equivocada, vuelve a su primitiva pobreza y nos explica su filosofía existencialista a través de novelas y ensayos. Persona muy correcta en su comportamiento, les reprocha a los sin fe como él que no hagan burla ni critiquen a los creyentes, porque tienen tanto derecho a expresar sus ideas como ellos. Escribe:

-“En el hombre de hoy hay más cosas dignas de admiración que de desprecio”.

No todos los escritores piensan igual aunque sean creyentes. Como Unamuno, muere de manera súbita. La causa es un accidente de automóvil poco después de recibir el Premio Nobel, cuyo importe ha servido para comprar una propiedad agrícola que permitirá a su esposa –maestra- y a sus hijos de corta edad vivir dignamente. Con su forma de ser, que demuestra su conducta y su literatura, ¿será digno de la misericordia de ese Dios en quien dice no creer?

 

¿Quién se interesa ahora por leer estos libros? ¿Quién siente curiosidad por saber lo que pensaban los grandes escritores?

 

Benedicto XVI, el año 2012, habla en el Atrio de Portugal, cuyo lema principal es “la aspiración común de afirmar el valor de la vida humana”, a la vista de la creciente oleada de la “cultura de la muerte”. La vida nos ha sido confiada no como algo de lo que se puede disponer libremente: Pertenece a la herencia moral de la humanidad. “Todo hombre abierto a la verdad y al bien, en medio de dificultades e incertidumbres, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón –Rm 2, 14-15- el valor sagrado de la vida humana: no somos un producto casual de la evolución, sino que cada uno de nosotros es fruto de un pensamiento de Dios y amado por Él”.

 

Cartel anunciador Atrio de Portugal

 El papa Benedicto termina su discurso con palabras del Concilio Vaticano II, dirigidas a pensadores y científicos: “Felices los que poseyendo la verdad, la buscan más todavía a fin de renovarla, profundizar en ella y ofrecerla a los demás –8-12-1965-. Estos son el espíritu y la razón de ser del Atrio de los gentiles”.

 

Estamos asistiendo a la desaparición de una época y con ella, en lo que se refiere a la pastoral. También cambia o deben cambiar las formas y maneras anteriores. Las iglesias y comunidades que tienen el valor de cambiar, están llenas de vida y no por que traten de vivir la fe, sino dando la prioridad a la acogida, que debe ser primordial en esta nueva época. Acoger no como un número más, sino individualmente. Este trato es un problema propio del mundo occidental, ya que las comunidades de Asia y de África rebosan de vida, incluso en sitios que son impensables como el Golfo Pérsico, donde los cristianos son minoría, pero llenos de vitalidad y entusiasmo en la fe. Y de convivencia entre católicos de distinto origen.

 

El documento sobre la fraternidad humana, publicado por el Magisterio de la Iglesia, habla de la paz mundial y la convivencia común. Fue firmado por el papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, durante el viaje del primero a los Emiratos Árabes en febrero de 2019. ¿Por qué se firma? Tiene su historia. El famoso discurso de Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona, levanto las iras del mundo musulmán por una cita muy interesante y que se había venido estudiando a través de los libros históricos del bachillerato. Aunque verdadera, se consideró inoportuna por su contexto, ya que hablaba de la disputa entre el emperador de Bizancio, Manuel II Paleólogo, con un persa culto, sobre el cristianismo y el Islam. El emperador decía:

-“Vivir sin la razón, sin el logos, es contrario a la naturaleza de Dios”.

 

Manuel II Paleólogo

El Papa Benedicto trajo a colación esta cita del emperador porque le servía para poner de relieve que el Islam se había impuesto siempre a punta de espada, menos en Asia, donde la defendieron comerciantes y viajeros. Aquello no fue un castillo de fuegos artificiales, fue el estallido de un polvorín. Intelectuales escribieron una carta que llamaron Los 132 Teólogos Musulmanes. En ella ponían de relieve los puntos de contacto para propiciar un diálogo común. Como centro de dicha misiva pusieron el amor, que como es sabido, es el corazón del mensaje de Cristo. “Amarás al Señor con todo el corazón y a tu prójimo como a ti mismo”. De esta carta se ha evolucionado hasta llegar al documento que firmaron el Papa Francisco y el Imán.

 


 Hay que recordar las disputas que se produjeron en la Edad Media entre Tomás de Aquino y Averroes, los dos buenos conocedores de Aristóteles. Si los musulmanes dicen que no hay problema en su religión es porque todos creen en Alá y el que no lo hace es apóstata o cristiano.

 

Heine-Geldern, presidente ejecutivo internacional de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN). “Queremos alzar nuestras voces para hablar en nombre de aquellos que ya no pueden y de los que son perseguidos y oprimidos en el mundo por causa de su fe”. De cada tres países, hay dos que impiden la libertad religiosa.

 

Hay musulmanes que creen ser portadores de la verdad y ponen en funcionamiento la guerra santa, especialmente contra los cristianos. Esto se nota mucho en el tercer mundo.

 

Agustín de Hipona decía a los cristianos de su tiempo: “¿Por qué piensas, pues, que los tiempos pasados fueron mejores que los tuyos? (…) Los mismos sufrimientos que soportamos nosotros tuvieron que soportarlos también nuestros padres; en esto no hay diferencia. Y, con todo, la gente murmura de su tiempo, como si hubieran sido mejores los tiempos de nuestros padres. Y si pudieran retornar al tiempo de sus padres, murmurarían igualmente. El tiempo pasado lo juzgamos mejor, sencillamente porque no es el nuestro”.

 

En los Atrios, creyentes y no creyentes consideran la fe algo serio y profundo. Se trata de llegar a un acuerdo, no de una disputa académica ni una transacción. Ambos grupos están hermanados en la actitud de búsqueda.

 

También es Agustín de Hipona, en su Tratado sobre la Santísima Trinidad, quien dice que a Dios se le busca para encontrarle y se le encuentra al seguir buscándolo. Uno no termina nunca de abarcar a Dios, como nos cuenta el niño que lleva un balde de agua a la playa, tratando de meterlo en un hoyo, pero tampoco podrá meter a Dios en su cabeza.

 

Puesto que el Papa reinante es el jefe del Atrio de los Gentiles y decide su política, algunos se preguntan si esta forma de dirigir completamente los Atrios es diferente en Benedicto XVI que en Francisco. Los dos plantean la salida de la inmanencia, o sea de sí mismo. El papa Benedicto en un sentido vertical: la cuestión de Dios es la cuestión del sentido último de la existencia. Francisco habla del “veneno amargo de la inmanencia”. Nuestra identidad se forma a partir del otro, es la acogida que damos a las grandes avalanchas que ocasionan los traslados masivos –refugiado, emigrante-. Pueden desestabilizar la sociedad y transformarla, pero también el cristianismo se va transformando. Cuando se produce un vacío, la tendencia es que se vuelva a llenar.

 

Éxodo refugiados africanos

 Erri De Luca define la palabra creyente como participio presente no pasivo. En tiempos pasados era un bautizado que creía en todo lo que la Iglesia le decía, y un no creyente no es un ser humano que no cree en nada, sino que no reconoce la tradición religiosa de la humanidad. La línea que los separa es mucho más sutil de lo que parece.

 

Evangelii Gaudium es el gran documento programático de Francisco. A lo largo de la historia ha habido muchos cristianismos. En su origen estaba la Iglesia de los circuncisos y la de los judíos que estaban circuncidados pero habían aceptado a Cristo como Mesías. A ellos se habían unido los paganos que aceptaron las mismas creencias, y hubo dificultades para la integración –Pablo le reprocha a Pedro que quiera que todos los nuevos cristianos se circunciden antes de admitirlos como miembros en la nueva iglesia-.

 

Siguen las cristiandades de lenguas semíticas, el cristianismo asirio, cuya lengua es la aramea. Pasa por Irak, Persia, Siria e India, hasta China. Tiene categorías diferentes de la Iglesia grecolatina. Estos procesos son lentos, se puede hablar de siglos, y los que realizan esta inculturación son los santos –los justos, los hombres buenos-, que viven en medio del pueblo. Estos hombres adaptaron la liturgia a los usos y costumbres de estos pueblos, el contexto cultural de los cuales es el que decide la fe cristiana que nace ya adaptada a él. Las palabras de Jesús llegan a nosotros, no simplemente traducidas, sino adaptadas. La biblia se predica en griego por tener tanta importancia su lengua en aquel tiempo y salir del ambiente pueblerino –dicho sea con todos los respetos- de Palestina, de Judea y Galilea. Apasiona leer las palabras de Cristo que dirige a sus seguidores con el lenguaje que estos hablan en el momento.

 

El rito romano se ha formado a través de siglos, porque las personas necesitamos puntos de anclaje para nuestra existencia y los que dan seguridad son las fibras más íntimas. La lengua materna es determinante porque está metida en lo más hondo de los seres humanos. La lengua, la tierra, los usos y costumbres, la cultura en general, están sujetas al dinamismo y no se puede privar a un pueblo primitivo de sus características propias y aislarlo por quererlo asimilar a los misioneros que le llevan la fe, en lugar de que estos se amolden a la cultura del pueblo que van a adoctrinar.

 

Francisco Javier visitó Japón y no fue bien recibido. Al cuestionarlos, los nipones le respondieron que él los había llamado “pobres” y ellos le contestaron que eran “modestos”. Mateo Ricci, misionero jesuita ya aleccionado, entra en la corte de Pekín como matemático e ingeniero y le regala al emperador un reloj que los chinos no sabían hacer funcionar. Lo llamaron para que hiciese ese oficio y el emperador le nombró “encargado del reloj”. Esa situación le permite entrar en el país, conocer la cultura china y estudiarla. Tradujo con categorías mentales chinas conceptos claves de la fe cristiana y valoró elementos de la cultura china, como por ejemplo el culto a los antepasados. Los jesuitas actuales hablan de lo difícil que es para los estudiantes nipones aprender la teología, quizá debido a la diferencia de las categorías mentales japonesas y las europeas.

 

 

A Simone Weil, al llegar a USA durante la II Guerra Mundial, se le ocurre entrar en una sinagoga judía etíope. Le parece que aquello no es una sinagoga al uso. No hay que olvidar que los etíopes, dentro de sus creencias, tendrían su modo de expresarlas. Pero cuando llega el momento en que su vida peligra en Etiopía, su país de origen, el Mossad no duda en poner en peligro su propia vida para rescatarlos y llevarlos a Israel.

 

Sinagoga etíope

 

Como todos los cuadros que pinta Murillo sobre el pueblo llano, son de admirar los que muestra al pueblo iletrado oyendo las explicaciones de los clérigos sobre las verdades fundamentales que han de creer. Al duque de Gandía, antes de ir a la casa madre de Roma, se le ocurre traducir del latín al castellano unas oraciones para que el pueblo pueda participar. Gran cólera por parte de Felipe II que piensa que a los súbditos hay que mantenerlos en la ignorancia por parte de la Iglesia y de la realeza. Amenazado con la prisión, el duque huye a Portugal, donde vive la familia de su difunta mujer. Calmado el gran enfado, Francisco de Borja se atreve a atravesar España –muy despoblada en la época por las guerras de Flandes- y recorre a pie el camino entre Portugal y Roma.

 

 

El rostro de Dios es un rostro multiforme. Surgirán otras formas posibles de cristianismo y no será raro que surjan a raíz de los Atrios. El tiempo de las imposiciones se ha terminado.

 

¿Será oportuno volver a nombrar a Agustín de Hipona?

“Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón no descansa hasta que no está en Ti”.