JOSÉ
DE RIBERA, PINTOR, DIBUJANTE Y GRABADOR VALENCIANO
Xàtiva 1591-1652
Ribera, Velázquez y El Greco
forman la trilogía de la pintura
española del XVII.
Su nombre en valenciano
es Josep. Al llegar a Italia, lo italianiza y lo convierte en Jusepe, pero la gente ya le ha puesto un
apodo: Lo Spagnoletto, por su origen
de nacimiento y por su menguada estatura. Era común que firmara sus obras como
español, valenciano y setabense, o bien simplemente como español. En ocasiones
lo hacía empleando la terminología latina: Josephus
Ribera. Hispanus. Valentinus. Setaben o Civitatis Setabis.
Un
inciso.-
En
general, a los que llevan el nombre de José se les llama Pepe en un plano totalmente familiar. ¿Cuál es el origen? En
reproducciones de San José en estatuas y cuadros, debajo de su nombre pone P.
P. que en latín significa pater putatibus,
el destino que Dios le ha puesto a San José, o sea, proteger a Jesús.
Xàtiva se encuentra como dormida en la
ladera de un monte. Si se utiliza el tren, llega uno a la estación que está en
el llano y se empieza a subir hacia la cumbre donde se halla el castillo.
Es una ciudad histórica situada en una
área donde, desde antiguo, ya había asentamientos, como lo atestigua el
yacimiento conocido como la “Cova Negra”
–Cueva Negra-, con importantes restos arqueológicos del paleolítico medio.
En época ibérica ya era un municipio
organizado, conocido con el nombre de Sait,
perteneciente a la zona denominada Contestanía,
y que disponía de un comercio activo y emitía moneda propia.
Esta ciudad, así como su área
geográfica, fue pronto romanizada. Situada junto a la estratégica Vía Augusta,
que iba de Roma a Cádiz, tenía la categoría de municipio de derecho latino y su
nombre era Saetabis Augusta. Existía una importante
industria de fabricación de tejidos de lino.
Xàtiva tuvo obispado en época
visigótica, muestra de la importante población existente, lo bastante numerosa
como para tener abierta una iglesia al culto. Hay conocimiento de que varios
obispos setabenses firmaron las actas de los Concilios de Toledo en el siglo VI
d.C.
En época musulmana consolidó su
importancia, constituyéndose en capital de Kora
o distrito administrativo. En el siglo XI se estableció en Xàtiva la primera
fábrica de papel de Europa. Xàtiva se incorporó a la civilización occidental
con el rey Jaime I El Conquistador,
el 22 de mayo de 1244, domingo de Pentecostés. Dentro de la nueva organización
política y administrativa, Xàtiva se constituye como “sotsgovernació dellà lo riu Xùquer fins el riu de Xixona” –“bajo
gobierno desde el río Júcar hasta el río de Jijona”-, con un territorio que
comprendía unos 500 pueblos. Era la segunda ciudad del Reino, votando en Cortes
después de València. En 1347, el rey Pedro IV El Ceremonioso le concedió el título de Ciudad, por su fidelidad en
la Guerra de la Unión.
La ciudad fue cuna de los dos únicos papas
que España ha dado a la iglesia en los siglos XIV y XV: Alfonso de Borja –Papa Calixto
III- y Rodrigo de Borja –Papa Alejandro VI-, los papas Borja, personajes de
reconocida importancia en la política internacional de su tiempo.
Un
inciso.-
Roma
–y en general Italia- bullía de valencianos que acudían en busca de favores, y
que naturalmente en la época hablaban su lengua: y el apellido de los papas se
convierte en Borgia. Por tanto, esta pronunciación es debida a la lengua de
Valencia y no a la italiana como mucha gente erróneamente lo considera.
Jaime I está formando sus mesnadas a fin
de empezar la conquista de Valencia. Él no quiere que vayan catalanes porque
son muy interesados, pero han oído decir que las alquerías con propiedades de
frutos y huertos son muy ricas y como pertenecen a los moros, se puede pedir
algo al expulsarlos. Don Jaime prefiere a los de un pueblo de Aragón llamado
Borja. Una parte de estos quedará en Madrid o en Valencia y los que han de
nacer todavía construirán palacios en Xàtiva y vivirán allí.
Los Borja cambian su apellido por el
nombre del pueblo donde nacieron, o sea Borja. Cuando nace Rodrigo Borja en esa
ciudad, su tío Papa decide que será una persona con altos estudios: sus
estudios medios y luego pasará a estudiar a la localidad de Bolonia para pasar
por una universidad. Rodrigo quiere ser Papa. Tiene muchos enemigos. De los que
forman la conjura en aquel primer momento hay cinco que están prisioneros en el
castillo de Santangelo con un alcaide de toda confianza del próximo Papa. Tiene
el favor de Felipe II y por supuesto de Fernando el Católico.
Los Reyes Católicos tienen que pedir
permiso para lograr una dispensa y es gracias a don Fernando que la obtendrán y
una vez casados legalmente, podrán empezar las luchas contra los nobles que se
lo impiden. Al mismo tiempo Rodrigo divide el mar dejando una parte a los
brasileños y otra parte a los españoles. En ese momento es cuando se hacen las
pinturas que no se verán hasta época actual.
El segundo Papa Borja es un hombre
plateresco más que de la Edad Media y gasta más sus energías, que no es un
gasto inútil, que en solucionar los pleitos de su familia. Le gustan mucho las
fiestas y las ocasiones de jolgorio que no son propias de un Papado y
escandaliza muchas veces a los romanos, sin que eso importe y muchos de ellos
asistan si son invitados. También la nobleza clásica, como son los embajadores,
forman parte en los carnavales. A don Rodrigo no le gustan los apartamentos
papales y hace construir el palacio de Bellvedere que lo deja para su solo
empleo y el palacio de San Marco que usará la clase alta eclesiástica para sus
trabajos. El segundo Papa Borja es el que da a los españoles el título de catolicísimos, y a los franceses, otro
Papa, los califica de cristianísimos.
Entre tanto, Carlos I ha ido a Roma y ha estado a sobre sus puntos de vista en
religión, que ya podemos imaginar. Durante este tiempo, llegan de las Indias
verdaderos cargamentos de oro y el rey los emplea en dorar la iglesia de Santa
María.
El Papa mandó realizar también obras
mitológicas, como El Silenio ebrio, que está en El Prado. En 1625, en el Museo
de Capodimonti nos encontramos con el primer cuadro de Ribera firmado y fechado,
con representaciones alegóricas de los sentidos. En 1630 figuran cuadros de
filósofos como Arquímedes.
Papa Alejandro VI
Los
siglos XV y XVI representan la época de máximo esplendor de la ciudad de
Valencia –el llamado “Siglo de Oro”-.
En 1409 se funda en Valencia el primer manicomio del mundo debido al mercedario
Padre Jofrè –que estudió Derecho en Lleida junto con el dominico Vicente
Ferrer-. Durante los convulsos tiempos sociales llamados de las Germanías,
aparece el famoso personaje conocido como “L'Encobert”
–“El Encubierto”-. Pretende que es
nieto de Fernando el Católico y en Xàtiva fue protagonista importante.
Xàtiva participó activamente en el
conflicto sucesorio a la Corona de España –llamada “Guerra de Sucesión”-,
apoyando mayoritariamente al pretendiente de la Casa de Austria, el Archiduque
Carlos de Austria, frente a su rival Borbón, Felipe V de Anjou. En 1707, su
fidelidad le costaría cara al resistir duramente a los Borbones. En represalia,
Felipe V mandó incendiar y destruir la ciudad, y expulsar a sus habitantes,
cambiando el nombre de Xàtiva por el de “Colonia Nueva de San Phelipe”. En
señal de desaprobación, la ciudad mantiene en la actualidad el retrato de
Felipe V cabeza abajo, en su Museo de Bellas Artes, que no es por obra demoniaca
ni angélica, es sencillamente un curita,
llamado Paco, que acaba de llegar a su parroquia y le pide al alcalde que le
deje un grupo de setabenses que le ayude, porque el cuadro es de tamaño natural
y un marco muy grueso. Entre todos aquellos jóvenes lo descuelgan y lo ponen cabeza
abajo y así se le puede ver hoy en día.
La ciudad es cuna de personajes famosos –aparte
de los papas citados y “El Españoleto”-, como: el Diputado en las Cortes de
Cádiz de 1812, Joaquín Lorenzo Villanueva y su hermano Jaime; Francisco de
Paula Martí, inventor de la taquigrafía y de la pluma estilográfica; San
Jacinto Castañeda, etc.
Xàtiva fue declarada Conjunto
Histórico-Artístico en 1982, por la riqueza monumental de su casco antiguo en
general, y a la significación particular de sus monumentos más emblemáticos,
declarados igualmente Bienes de Interés Cultural.
Entre sus monumentos más representativos
están: el Castillo, con restos de distintas épocas; la Colegiata de Santa María,
S. XVI-XX; el Hospital Mayor de Pobres, S. XV-XVI; las ermitas de San Félix, S.
XIII, de San José, S. XVIII, y de Santa Ana, S. XVI; la iglesia de San Pedro,
S. XVII, la de San Francisco, S. XIV; la puerta gótica de los Trinitarios, S.
XV; la casa natal del papa Borja –Alejandro VI-, S. XVI; la Casa de Alarcón, S.
XVIII, o numerosos palacios urbanos de la nobleza setabense de distintas
épocas.
El Castillo de Xàtiva (en valenciano,
Castell de Xàtiva) es una doble fortaleza situada en la sierra Vernisa
sobre la ciudad.
Escudo de Xàtiva
Esta doble fortaleza
aparece en el escudo de Xàtiva, que tiene como elemento central una torre, de
la que parten dos brazos amurallados que acaban en un castillo cada uno, que representan
los dos castillos de Xàtiva. Su estilo arquitectónico es el gótico valenciano. El castillo de
la izquierda recibe el nombre de “Castillo Menor”, mientras que el castillo de
la derecha recibe el nombre de “Castillo Mayor”.
Castillo de
Xàtiva
Delante de la Colegiata
se encuentran unas columnas coronadas por las estatuas de los papas. Al primero,
siendo pequeño Vicente Ferrer, le predijo que sería papa; al ser cierto, el
primer acto público del papa fue nombrarlo santo. En cuanto al segundo, sabemos
que llevaba una vida un poco frívola, pero era amantísimo de la Virgen, la cual
lo mantuvo con vida hasta que le dio tiempo para recibir los últimos
sacramentos.
Colegiata de Xàtiva.
Fachada de la Catedral de Valencia.
De fama en Valencia, aunque pasó casi
toda su vida en Italia, José de Ribera estudió con Ribalta y pasó a Italia
siguiendo a Caravggio. Lo hallamos en Roma desde su adolescencia en la Escuela
de este y en la de Correggio, aunque ambos imprimieron su sello en la Escuela
de Ribera.
Es José de Ribera hijo de Luis Ribera y
Margarita Gil. Se traslada a Valencia desde Xàtiva, donde había nacido, según
consta en su partida de bautismo, sacramento que le fue administrado el 17 de febrero
de 1591 en la Iglesia de Santa Tecla, donde se le impusieron los nombres de
José Juan, y su muerte ocurrió en Nápoles en 1652, donde está enterrado.
Tuvo un hermano que se llamó Juan, que
también fue pintor, pero no se conoce nada de su vida.
Su padre era zapatero, oficio artesano de
la época que generaba buenas ganancias, ya que toda la alta sociedad llevaba
calzado que era toda una creación de belleza.
Su padre observa que tiene un hijo muy
inteligente y dotado para el estudio, por lo cual quiere que siga los de
latinidad, a fin de inclinarse por las letras, pero el hijo prefiere las bellas
artes.
¿Cuál es la lengua en la que habla? El
valenciano será su lengua materna, ya que es la que se habla en Xàtiva, aunque
los setabenses saben hablar castellano para entenderse con los que son de otras
tierras. Con el tiempo que estuvo en Italia, hablaría perfectamente el italiano,
y el latín, si no hablarlo, por lo menos lo entendería y escribiría.
Un
inciso.-
Francisco
Ribalta es nacido en Lérida, pero en su juventud se traslada a Madrid para estudiar
con el pintor Navarrete. Ribera se convierte en pintor, dibujante y grabador
español del siglo XVII. Ribalta ha sido contratado por el Patriarca de
Antioquía, Juan de Ribera, para que decore la iglesia de su seminario. Ribera al
dejar Xàtiva y trasladarse a Valencia entra a trabajar en el taller de Ribalta,
el cual le enseña el arte del claroscuro.
Ribera se establece en la calle de Los Pescadores, en cuyos barrios bajos
tendrá ocasión de ver a mendigos, personas esqueléticas por el hambre o
deformadas por la enfermedad, que luego plasmará en sus cuadros.
Un
inciso.-
En
el barrio de los pescadores, en el siglo XIX, los vecinos piden que se cambie
el nombre de la calle por el de Ribera, en honor del pintor. No sería hasta
1872 cuando tomaría su nombre. El cronista de la ciudad Vicente Boix fue el encargado
de realizar esta petición, y desde ese año lleva el nombre que homenajea al
pintor. La calle tiene el siguiente trayecto: empieza en el edificio modernista
de La Telefónica y a la izquierda se encuentra la conocidísima “Casa Balanzá” y
termina en la calle Xàtiva frente a la plaza de toros.
Tanto la calle de Ribera como las
transversales fueron elegantes, llenas de establecimientos distinguidos,
edificios de los años veinte y treinta: Almacenes Cuadrado, Cine Lírico, Teatro
Eslava, pequeñas boutiques que
actualmente se han convertido en el colmo de la vulgaridad, pero si eso genera
dinero…
Se dice que durante su época, en
Valencia pintó unos cuadros de su mano, colocados en la librería del convento
del Temple.
Alrededor de 1606 –cuando todavía no ha
acabado su adolescencia- Ribera se traslada a Italia, de donde ya no volverá a
España, sino en visitas esporádicas, y dejándose a un buen maestro como lo es
Ribalta. Es en ese país donde se convierte en famoso, primero en Venecia y
Parma, luego Roma y finalmente en Nápoles, donde muere y está enterrado.
José de Ribera está sepultado en la
iglesia de Santa María del Parto en el barrio Mergellina de Nápoles.
Los italianos, al ver su nuevo estatus
social, pretenden que Ribera es natural de Galipolli, en la provincia de Lecce,
del reino de Nápoles, pero estos deseos no prosperan porque en el grabado de
Baco –escrito de su propia mano- dice así: “Joseph
à Ribera Hisp.s Valent.s setab.f. Partenop.1628”.
Grabado de Baco
No se sabe por qué causa Ribera decide
trasladarse desde Valencia a Italia, ni tampoco la fecha exacta, pero
examinando el conjunto de sus obras se puede decir que fue alrededor de 1606.
Visita Cremona, Venecia, Parma y en 1615 llega a Roma, donde queda asombrado
ante los cuadros de Caravaggio –muy conocido y admirado en la época-, de donde
aprende el tenebrismo. Ribera fue uno de los primeros seguidores de este pintor,
incluso se ha conjeturado que pudo conocerle personalmente, y hasta se dice que
lo hizo. La producción de Ribera fue tan grande que lo mantuvo alejado de su
patria, adonde nunca regresó, pero se sintió como en ella porque en aquel
momento Nápoles era un virreinato español: fue su punto de encuentro entre dos
culturas figurativas, la ibérica y la italiana, de forma que cuando le
preguntan por qué no regresa a su país, él contesta:
-“En
Nápoles me siento bien apreciado y pagado, porque sigo el adagio tan conocido:
‘quien está bien, que no cambie’.”.
“España es madre amantísima para
los forasteros y madrastra cruel para los hijos”. Añade Ribera.
El apoyo de virreyes y otros altos
cargos de origen español explica el que sus obras llegaran a Madrid, lo que el
total de ellas supone uno de los mayores compendios de su obra, incluyendo
varias piezas maestras. Hasta Velázquez le valora y le visita en Nápoles en
1630.
En 1616 desembarca en la famosa
metrópoli a la sombra del Vesubio y se establece en la casa del pintor Azolini,
mediocre desde este punto de vista, pero con una fortuna muy grandiosa y que
hizo también muy grandiosa la de su afortunado yerno, pues con su única hija
casó.
En pocos años Ribera alcanza el apogeo
de su arte y en 1992 se celebran sendas exposiciones en Nápoles, Madrid y Nueva
York que celebran al mismo tiempo su triunfo. Poco antes se ha celebrado la publicación
en la serie Clasici dell’Arte de un
catálogo casi completo de las pinturas que a Ribera se le atribuían. Con ello
se puso a disposición pública un enorme caudal de obras que a Ribera se le
atribuían y superar los prejuicios que al pintor se le atribuían y
distorsionaban su valoración. En 2011 también hubo sendas exposiciones en
Madrid y Nápoles. En esos once años se habían identificado como suyos más de
treinta óleos sin firmar, y que nos demuestran su precoz maestría y su puesto
entre los primeros difusores del tenebrismo de Caravaggio. Prolífico y de éxito
comercial.
Para realistas como León Bonnat, Ribera
fue un referente imprescindible y pintores de distintos siglos copiaron sus
cuadros: Fragonard, Manet, Fortuny, Matisse, y varios más.
Ribera destacó en Italia y es allí donde
se hizo su obra pues no se conoce ningún cuadro que se haya pintado en España y
diga que pertenece a la Escuela Española. Se le quiso etiquetar como sombrío y
truculento, pero este prejuicio ha desaparecido con las exposiciones y las
investigaciones que se han hecho.
Cultivó un estilo naturalista que
evolucionó del tenebrismo de Caravaggio hacia una estética más colorista y
luminosa, influida por Van Dick y otros maestros. Contribuyó a forjar la gran
Escuela Napolitana: Giovanni Gianfranco, Massimo Stazione, Luca Giordano, que
le reconoció como su maestro indudable y sus obras fueron enviadas a España
desde fecha muy temprana. Influyeron en técnica y modelos iconográficos a los
pintores locales, entre ellos Velázquez y Murillo. Circularon por media Europa
y consta que hasta Rembrandt los conocía. Puede que poseyese alguno.
Estando en Roma comienza a copiar las
estatuas de la antigüedad y las pinturas de los grandes maestros, con tanto
tino, que habiendo sido notados sus dibujos con admiración por los demás
jóvenes y maestros, pobre y desnudo se mantiene con los restos de comida que le
dan sus condiscípulos. Andaba estudiando y copiando por las calles de esta
ciudad.
Es recogido por un cardenal que lo
admira y lo lleva a su mansión, poniéndolo a vivir con su familia. Esta
ventajosa situación, que debía animarle a hacer mayores progresos, le convirtió
en perezoso y holgazán, mas haciendo una introspección dentro de sí mismo
conoció su ruina moral, haciéndole huir de la morada cardenalicia y volver al
estado de pobreza, que considera más apropiado para sus adelantamientos. El
cardenal sintió mucho esta acción, que atribuía a ingratitud y deseo de
libertad, pero habiéndole encontrado estudiando, quedó convencido y admirado de
su virtud con la respuesta que le dio.
Con este contacto prolongado con la
naturaleza en toda su verdadera expresión, se crea el hombre y se modela el
artista, tomando esa orientación tan personal que hace que se distingan sus
cuadros de los de sus compañeros.
Después de haber copiado las obras de
Rafael de Urbino –que muchos consideran sobrevalorado-, hallaba más placer en
el efecto del claroscuro de las de Miguel Ángel Caravaggio, por lo que hizo
cuantas diligencias pudo hasta lograr ser su discípulo, y aunque le duró muy
poco tiempo, porque Caravaggio falleció cuando Ribera no tenia más de 20 años
de edad, se encastró de tal modo en su estilo, que no se distinguían las obras
del maestro de las del discípulo.
Es en Parma donde empieza a copiar la
mayor parte de las obras de Correggio, con lo que se formó de una manera más
tierna y agradable, dulcificando la fiereza que había adquirido en casa de
Caravaggio.
Restituido a Roma, extrañaron los demás
pintores su nuevo estilo y, bien fuese por envidia bien por el temor de la
aceptación que conseguiría con él, fue el momento para que decayese el aplauso
de las del Dominichino –pintor de la época de estilo barroco-.
La propensión que tenía a pintar asuntos
hórridos y melancólicos, que no podía realizar con la blandura y suavidad de Correggio,
le movió más que todo a adoptar el consejo de los que tenía por amigos. Para
desembarazarse de ellos y conseguir mejor fortuna se trasladó a Nápoles, sin más
recomendación que solidaridad de su habilidad. En la capital tropezó con un
comerciante de pinturas, hombre rico e inteligente en el arte, el cual,
conociendo su mérito, le ofreció en matrimonio a su única hija, heredera de
todos sus caudales. Ribera aceptó la proposición y tuvo un suegro que se dedicó
a publicar por la ciudad las habilidades de su yerno, de manera que en poco
tiempo llegó a ser el pintor más famoso que había en la capital del virreinato.
Un día se reunió mucha gente porque “Lo
Spagnoletto” acababa de pintar un San Bartolomé que su suegro había situado en
un balcón de la casa. Sabiendo esta circunstancia por el Virrey –cuyo palacio
estaba a poca distancia-, mandó que subiesen el cuadro que le agradó
sobremanera. Quiso conocer al autor y tuvo gran satisfacción cuando supo que
era español, nombrándole su pintor con sueldo decente y estancia en palacio.
Por este motivo, desde la buena educación de Ribera, este contrajo muchas
amistades de las personas de la mayor distinción.
Martirio de San Bartolomé por José
de Ribera
El señor Perafán de Ribera 1508-1571, Marqués de Tarifa, duque de Alcalá de los
Gazules, Virrey de Nápoles, era muy querido por los italianos y con una
gestión muy eficiente para España. El Virrey había estado casado dos veces pero
sin sucesión, que la tuvo en el tercer matrimonio.
Un
inciso.-
Juan
de Ribera 1532-1607 era hijo ilegitimo suyo y con esta característica los hijos
no podían heredar los títulos de sus padres, sino dedicarse a la clerecía; esto
lo hizo San Juan de Ribera muy cumplidamente. Tenía el título de Patriarca de
Antioquía, Arzobispo de Valencia, y fundó un seminario cuya iglesia pintó, en
parte, Ribalta, por lo que hay que pensar que si Ribera no se hubiese ido a Italia,
hubiese ayudado a Ribalta. Al no hacerlo, el joven pintor y el Patriarca no
llegaron a conocerse.
En
su iglesia se celebró el matrimonio de Felipe III, hijo de Felipe II, con
Margarita de Austria, junto con el de su hermana Isabel Clara Eugenia, que lo
hizo con Alberto de Austria, y fueron nombrados gobernadores de los Países
Bajos.
Hay
algo muy curioso en este matrimonio: Felipe II había prometido que, si Isabel
Clara Eugenia tenía hijos, serían estos los que heredarían los Países Bajos,
quedando estas tierras completamente liberadas del yugo español. Y sí que hubo hijos:
3, pero nacieron muertos, por lo que al fallecimiento de los infantes, las
cosas siguieron como antes.
San Juan de Ribera
No se ofrecía pintar obra alguna de
cierta consideración en Nápoles, que no se le encargase a Ribera. Los Jesuitas
le encargaron obras en los Colegios de San Javier y en el de Iesunuovo, y en la
Capilla del Tesoro en la Catedral pintó a San Genaro.
San Genaro saliendo ileso del
horno.
Los Jesuitas es una orden que irrumpe.
Hasta entonces los fundadores de colegios lo han hecho para santificarse ellos,
mientras que los jesuitas lo hacen para que se santifiquen aquellos a quienes
guían y gustan mucho a las madres porque en los colegios se representan obras
de teatro que tienen mucho éxito y no pegan a los niños. El primer colegio de
Valencia fue donde está ahora el Instituto de Luis Vives.
Para los Cartujos pintó un famoso
descendimiento de la cruz, y este y otro cuadro en Santa María la Blanca,
pintados con una suavidad no acostumbrada, por lo que algunos creen que esos
dos cuadros son de Correggio, pero está bien probado que son de Ribera.
Descendimiento de la Cruz
Son infinitas las obras de Ribera para
Felipe IV y otros nobles que le llenaron de riquezas y de fasto, ya que siempre
salía en carrozas y su mujer llevaba escudero.
Retrato de Felipe IV
Dedicaba solo 6 horas al día a la
pintura, siempre por la mañana; el resto del día lo empleaba en el paseo y la
tertulia que tenía con los personajes de la corte napolitana.
En el año 1630, la Academia de San Lucas
de Roma lo recibió como académico de número y en ese mismo año tuvo el placer
de encontrarse con Velázquez, cuando este fue a Nápoles, y le mostró todas las
cosas dignas de verse en aquella ciudad. Al año siguiente, el Papa le
distinguió con “El Hábito de Cristo”.
En el año 1649 de nuevo se encontró con
Velázquez, que regresó a España y ahora volvía a dar otra vuelta por Italia.
Un
inciso.-
Velázquez
tenía muy buena opinión de Ribera y sus obras. Se trasladó hasta Nápoles para
ver sus pinturas, ocasión que aprovechó Ribera para enseñarle todo el Reino
Napolitano.
Velázquez
en esta ocasión había ido a Italia con el cortejo que se formaría en Milán para
acompañar a Mariana de Austria como nueva esposa de Felipe IV, que había
quedado viudo de su primera esposa Isabel. Velázquez –ya célebre- aprovecha la ocasión
para hacer un viaje largo y conocer bien la pintura italiana, especialmente la
de Tiziano. Este opina de Velázquez “Un
caballero que respira dignidad, que podría aplicarse también a su arte”.
Esta frase es la que aplicaría Velázquez a Ribera.
En el año 1656 Ribera falleció en
Nápoles entre honores, riquezas y satisfacciones.
Un
inciso.-
Como
hay gente que disfruta calumniando a los demás, se dice que la muerte se la
produjo el que don Juan José de Austria le sedujo a una hija, pero no hay nada
que refuerce esta indignidad.
Don Juan José de Austria pintado
por Ribera. Palacio Real
Ribera hizo un aguafuerte de este
cuadro, que fue el último que produjo en su vida y en ediciones tardías fue
modificado para darle la identidad de Carlos II.
Don Juan José era hijo ilegítimo de
Felipe IV y la gran actriz de teatro María Calderón. El rey utilizó sus
servicios porque no había ningún otro Austria de quien echar mano.
Don Juan José debió conocer a Ribera en
la tertulia de nobles y los dos simpatizaron. El pintor invitó al príncipe a su
casa y ahí empezó la calumnia. Enterado don Juan José, y no queriendo causar un
perjuicio a Ribera, desapareció de Italia. En realidad, parece que con quien
huyó fue con una sobrina, no con una hija del pintor.
Fue Ribera uno de los más insignes
pintores naturalistas que ha habido en Italia. Aventajó a su maestro en el dibujo,
pero no en la suavidad del pincel, bien que le igualó en la fuerza del claroscuro.
Ninguno hubo más adicto natural, pues expresaba hasta las arrugas y demás
accidentes del cuerpo humano, y ninguno que representase con más verdad a los
ancianos y los asuntos desagradables; las manos son algo especial merecedores
de un tratado pictórico aparte.
El pintor Francisco Fernández grabó al
aguafuerte unos principios de diseño, sacados de las estampas y dibujos de
Ribera de 1650, que publicó en París un cuaderno de estos mismos principios con
el título “Livre de portraiture, recuille
des oeuvres de Josef de Ribera, dit l’Espagnolet, et gravé al eau par Louis
Ferdinand”, que hechas varias ediciones andan en manos de todos los
aficionados de los profesores.
Ribera
tuvo Escuela de la que salieron muchos buenos discípulos: Lucas Giordano
–conocido en español como Jordán-, del que hay muchas obras en España.
¿A qué se debe que haya tantos cuadros
de Ribera y Lucas Jordán en España, si vinieron tan pocas veces? Causaron mucha
admiración y desde España, los españoles ricos y acomodados, los encargos
reales y de los virreyes, enviaban a la patria estos que habían hecho a través
de ellos.
Jesús Aguirre, un intelectual del pasado
siglo, descubrió en el Palacio de Monterrey, Salamanca, dos cuadros de Ribera
de forma apaisada. Existen cuatro, solo que los otros dos no se han descubierto
todavía. Los únicos que se han descubierto mientras que los otros se conoce su
existencia. La casa de Alba los ha regalado al museo de El Prado.
entras que los otros, puesto que todos
los demás tienen forma vertical.
Un
inciso.-
En
ese palacio existen unos semisótanos para las cocinas y parte del servicio. A
través de la parte alta, unos cristales permiten ver la calle, y el paseante
también puede ver el suelo de las habitaciones, y a veces las botas de los
guardas que vigilan el recinto. Además de pinturas y obras de arte del palacio,
la duquesa también guarda allí sus joyas y cuando ha de lucir algunas por algún
acontecimiento, manda un helicóptero para recogerlas y devolverlas.
Obras
destacadas:
Sileno ebrio (1626).
El lienzo se encuentra en el Museo
de Capodimonte en Nápoles.
Escudo del marqués de Tarifa y
virrey de Nápoles.
Se le atribuye a Ribera entre
1629-1633.
San Andrés (1630).
Se encuentra en el Museo del Prado.
San Pedro en penitencia
(1630-1640).
Se encuentra en el Museo de Soumaya
en Ciudad de México.
La Inmaculada Concepción, (1630).
Restaurada.
Se encuentra en El Prado.
¿Se inspiró Murillo en él para
pintar sus numerosas Inmaculadas?
La mujer barbuda (Magdalena Ventura
con su marido. 1631).
El lienzo se encontraba hasta hace
unos años en el Hospital Tavera de Toledo y actualmente en El Prado.
La Trinidad (1635-1636).
Este cuadro se encuentra en El
Prado.
Existe una réplica de calidad casi
idéntica en el monasterio de El Escorial.
Asunción de la Magdalena (1636).
Este cuadro se hallaba en El
Escorial pero hoy día está en la Academia de San Fernando.
El martirio de San Felipe (1639).
Se encuentra en El Prado.
El sueño de Jacob (1639).
Este cuadro se encuentra en El
Prado.
Magdalena Penitente (1641).
Se encuentra en El Prado.
Existe otra versión casi idéntica
(tal vez anterior) en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Santa Inés en la cárcel (1641).
Se encuentra en el Museo de Dresde,
Alemania.
El pie varo, El patizambo, El
lisiado o El Zambo (1642).
Se encuentra en el Museo del
Louvre.
Santa Teresa de Jesús (1644).
Se encuentra en el Museo de Bellas
Artes de Sevilla.
Santa Cecilia (1647).
Considerado uno de los dibujos más
bellos de toda su producción. Se encuentra en El Prado
Santa María Egipcíaca (1651).
Se encuentra este cuadro en el
Museo Cívico Gaetano Filangeri de Nápoles.
La pintura de Ribera se caracteriza por
ser austera o gloriosa y dentro de su tenebrismo utiliza un estilo dramático de
la luz y la sombra.
San Jerónimo penitente 1652.
Ribera tuvo que sentir mucha
admiración por este santo, ya que lo reprodujo varias veces –diez o doce-. Aquí
nos encontramos con el cuadro que está en el Museo Nacional de España (Ver)
De La Sagrada Familia tiene dos cuadros
de buen tamaño. Uno se conserva en El Prado con solo los personajes de La
Sagrada Familia, 1648.
El otro, de 1648, la acompañan dos
santas y se encuentra en el MOMA.
El pintor José Ribera, se presume que
utilizaba a su esposa e hija como modelos para pintar caras jóvenes.
El grabador Francisco Fernández lo hizo
al aguafuerte en 1650.
Ribera formó escuela, de la que salieron
muchos y buenos pintores discípulos suyos: el italiano Luca Giordano, el nombre
al llegar a España sus obras, se españoliza y se le llama Lucas Jordán. ¿Cuál
es el motivo de que tantos cuadros de Rivera y Jordán estén en España si ellos
vinieron tan pocas veces? Causaban mucha admiración y desde su patria, los
españoles ricos hacían sus encargos.