martes, 28 de enero de 2025

 

EL AMOR Y OTRAS CUESTIONES

EN LA PREGUERRA, LA GUERRA Y LA

POSGUERRA ESPAÑOLAS

 


“Lo súbito requiere, tanto en lo bueno como en lo malo,

de un largo tiempo de gestación”.

Martin Heidegger a Hannah Arendt, 1953

 

«La gloria sigue a la virtud como a su sombra».

Cicerón

 

 

Hombres necios, que acusáis

a la mujer sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis.

Si con ansia sin igual

solicitáis su desdén,

¿por qué queréis que obren bien

si las incitáis al mal?


Sor Juana Inés de la Cruz

 

Estos versos tan sentidos los escribió sor Juana Inés de la Cruz, hija de un noble español, habida fuera de matrimonio, y sin que sepamos quién era la madre. Quería ser reconocida por su progenitor, pero no solo él se negó, sino que toda la hidalguía que había en el nuevo mundo lo hacía en casos semejantes. Y hay que ver la forma que tiene la nobleza de despreciar a quien no pertenece a su clase social; se siente uno ignorado y ausente. Sor Juana no quiere bajar ni un peldaño de la clase que según ella es la suya y decide entrar en religión. Los conventos están llenos de mujeres que prefieren la libertad encerradas que estar en ricas casas bajo la férula de un hombre, y desde su pedestal escribir todo lo que piensa de los hombres sin que ni siquiera la Iglesia pueda contravenir sus palabras. ¡Son esposas del Señor! Además son madres sin haber parido. Hay hermanas de algunas religiosas que, hartas de tanto hijo, envían al convento algunas niñas recién nacidas, que serán educadas por sus tías y ya no saldrán: profesarán en religión. Unos cuantos siglos han pasado después de la existencia de esta admirable mujer, y otros tantos hasta que se dé la situación a la que nos referimos ahora: la preguerra, la guerra y la posguerra civil españolas.

 

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          El ser humano es curioso por naturaleza y le apetece averiguar qué ocurrió en el pasado: batallas, guerras de religión, gestiones diplomáticas, motines… y esto lo encuentra en la Historia. Pero esta no enseña cómo eran las personas que participaban en los acontecimientos, cómo se relacionaban, cómo era su trato amoroso, de qué tipo eran las normas de educación… Para saberlo hay que acudir a las historias de la Historia, periódicos, libros de memorias, correspondencia privada…

 

 

Antecedentes

Proclamación República

 

La II República Española trata de abrir esta sociedad tan masculina en que transcurre la vida de la mujer y, cuando acaba la contienda, está a la espera de que surjan nuevas leyes que determinen cuál ha de ser la conducta ética de la nueva sociedad que se forma.

 

          Durante este tiempo, la mujer goza de las libertades que en España tienen en el mundo actual, pero en la posguerra se prohíbe el divorcio y se ponen en vigor leyes que constriñen la menor libertad de la mujer frente al varón. Un dato curioso de las pensiones de viudedad de un hombre divorciado y vuelto a casar; no se le daba a la primera mujer porque se había prohibido el divorcio y tampoco a la segunda porque no se reconocía esta unión. Se podía haber realizado un reparto proporcional como se hace a veces en la actualidad.

 

En la legislatura franquista, y dado que se había vuelto a prohibir el divorcio, aparece una nueva figura que es la “separación de bienes y cuerpos” –favorable a la mujer-, la cual no anula ni el matrimonio religioso ni el civil, pero sí autoriza el que los cónyuges puedan “vivir” legalmente separados y disponer por sí solos de sus bienes.

 

          La posguerra es distinta para quien pertenece al bando del perdedor o del ganador, pero las leyes son iguales para todos: las relaciones entre hombre y mujer están reguladas, la propaganda oficial, las normas de conducta hacia el Gobierno y la Iglesia. A través del B.O.E., el púlpito, la prensa, la radio y la Sección Femenina –especialmente para las mujeres-, nos informaban sobre las normas de comportamiento social. Se aconsejaba el ahorro y estaba condenado el despilfarro. Las palabras claves eran restricción y racionamiento, como eran frecuentes los apagones de luz, y el llenar bañeras y barreños de agua cuando anunciaban por la calle que iban a cortar el suministro de esta.

Emblema Sección Femenina

 

          En la actualidad nos preguntamos: ¿por qué triunfa la República en España el 14 de abril de 1931? La Reina Madre ya se lo había dicho a su hijo Alfonso XIII cuando este acepta la dictadura de Primo de Rivera, o sea cuando incumple la constitución vigente. Afortunadamente ella no lo ve porque muere en 1929. Y seguimos preguntándonos: ¿por qué los españoles somos así y todo lo arreglamos por la vía de lo tremendo?

 

Emilio Castelar, cuarto presidente de la I República Española –que dijo aquella frase tan sublime de “por un beso de la mujer amada se puede dar hasta la eternidad”-, con lo cual lo único que demostró es que no se casó nunca. Al perder las elecciones dijo “no lo entiendo, pero lo quiere el pueblo español, pues así lo sea”. Castelar (1832-1899) de padres alicantinos, estos tuvieron que huir a Andalucía por causa de la política, nació en Cádiz; por eso hablaba con acento andaluz. En Valencia, aun sin estar en ella, fue siempre querido y recordado, y lo que es hoy la Plaza del Ayuntamiento llevó su nombre hasta el final de la guerra. En 30 años han cambiado mucho las cosas.

 

Jesse Owens

 

          En lo que se refiere al deporte, los últimos Juegos Olímpicos que se celebraron en el mundo, fueron en 1936. Hitler, que los presidía, sin dar los premios, se retiró al ver que ganaba un negro. Lo curioso, es que en Estados Unidos, cuando se celebraba la victoria de Owens, éste tuvo que entrar por la puerta de servicio porque los negros, en aquel momento, no podían entrar por la puerta principal. En España se celebraron por vez primera en 1992, aunque desde 1900 participa como país con sus deportistas.

 

Emilio Castelar

 

          No fue solo el “Directorio” del marqués de Estella el que la trajo. Estaba también lo que el pueblo llamaba la posterior “Dictablanda” del general Berenguer, pero sobre todo la situación del agro español, el hambre endémica –cuando se representa la obra de García Lorca, Yerma, el doctor Marañón dice:

“El problema de Castilla no es no tener hijos, sino tenerlos, porque hay que darles de comer”.

Y sobre todo la “centralidad” de Madrid. Los reyes viajan mucho a las distintas regiones españolas, pero las periféricas –Galicia, Cataluña, País Vasco…- no ven que sus problemas tengan rápida solución. Hay que tener en cuenta que el rey era constitucional –reina pero no gobierna-. No podía decidir en asuntos que competían al gobierno.

 

El general Miguel Primo de Rivera, a pesar de su diabetes y de su soledad, huye a París donde dicen que es envenenado.

 

Los republicanos ven en la República –tan bien recibida por el pueblo- la ocasión que les da la libertad para acabar con estos asuntos. Solo la presión de los sindicatos obreros anarquistas y socialistas, y muchas de sus justas aspiraciones se dejaron sentir, y sobre todo las amenazas de Largo Caballero. El sindicato de intereses representados por los financieros catalanes, los industriales vascos, los terratenientes andaluces y extremeños, y una parte principal del Ejército –preparado para defender un imperio que ya no existe y las desavenencias del número excesivo de oficiales- pasó a la ofensiva.

 

          A partir de 1934, el Sindicato de Intereses se da cuenta de que no hay forma de arreglar las cosas por las buenas, sobre todo después de la cuestión religiosa y de la actuación de Largo Caballero que escribe “¿Armonía? ¡No! ¡Odio a muerte a la burguesía criminal!”. Largo Caballero había amenazado abiertamente en una guerra civil si perdían las elecciones de 1936, “si ganan las derechas tendremos que ir a la guerra civil”. Tanto las derechas como las izquierdas, empezaron a armarse en el extranjero y ambas –izquierda y derecha- fueron muy poco respetuosas en el proceso democrático y con el imperio de la ley. José Antonio Primo de Rivera presidía mítines en los que no cesaba de hablar de la “dialéctica de las pistolas”, como ocurrió en el primero de estos celebrado en el Teatro de la Comedia en 1933. Largo Caballero escribía “Tenemos que luchar como sea, hasta que en las torres y edificios oficiales ondeen nuestras banderas”.

 

Las ideas políticas que se barajaban en el mundo en ese momento eran: el fascismo, el comunismo y el socialismo. Y de ellas se enfrentó el primero contra los otros dos. Cada uno de estos lo desarrolla a su manera, pero tienen un fondo común.

 

Durante la guerra, los soldados republicanos que estaban en el frente cobraban 10 pesetas diarias, y los funcionarios al servicio de la República, 12 pesetas. En el bando fascista, no se habla de dinero porque cada uno se paga lo suyo o hay financieros que cubren el gasto total. O sea, que no solo hay un problema ideológico, sino también económico.

 

¿Por qué hay tantos intelectuales en el bando republicano? Es natural que personas cultas tengan más posibilidad de pensar y ver soluciones. A parte de que los intelectuales, fuesen de las ideas políticas que fuesen, mantenían su amistad y su trato a través de los años. Solo lo que ocurre en 1934 y la inminencia de la guerra, es lo que hace que cada uno se ponga en su campo, según su forma de pensar.

 

Alianza intelectuales antifascistas

 

La República da un giro hacia la izquierda y contra la religión, como se recoge en su Constitución, basada en el anteproyecto y los votos particulares, que sirvieron de base al debate parlamentario, pero redactada por Luis Jiménez de Asúa, lo que le da un estilo literario que no tienen otras Constituciones. Este hombre tuvo una gran influencia sobre Azaña, especialmente en lo que atañe a su laicidad.

 

 

PROTAGONISTAS

 


Manuel Azaña (1880-1940)

Alcalá-Zamora es sustituido por Azaña, “un escritor sin lectores y que haría lo posible por tenerlos”, según Unamuno, odiado por el Presidente, y que rápidamente lo destituye de todos sus cargos. El general Cabanellas lo repone a continuación y Franco lo vuelve a destituir ya definitivamente.

 

Niceto Alalá Zamora

 

Lo que sí que interesa del presidente Azaña, hasta a las derechas, son sus memorias; parte de ellas las tenía su cuñado Rivas Cherif, guardadas en la Embajada Española en Suiza. Las roba un agente de los que sirven a tres o cuatro países y aparecen en poder de Franco. ¿Por qué le interesa leerlas? A la muerte de este, su hija las entrega al Estado Español.

 

Azaña está enterrado en el cementerio de Montauban. El Conde de Barcelona y su hijo don Juan Carlos, ya declarado Príncipe de España, y recién casado, van a México a saludar a la viuda de Azaña, para demostrar que desean con su actitud que se cierren las heridas del pasado.

 

Lo que más se le reprocha a Azaña es que haya permitido la quema de iglesias y conventos, y cosas de mal gusto con las personas de vida consagrada, a las que se saca de sus sepulturas. También prohíbe la enseñanza impartida por órdenes religiosas y a los Jesuitas los expulsa de España. ¿Por qué? Porque esta congregación tiene hecho un voto de obediencia a otro Jefe de Estado, con lo cual ya no se les puede considerar españoles. Es cuando se producen los “paseos” y los registros domiciliarios y caen las primeras bombas sobre Madrid –cuando Le Petit Parisien ha publicado una entrevista a Franco donde este ha prometido que jamás bombardeará Madrid-. El presidente de la República demuestra que es un cobarde y ordena el traslado del Gobierno a Valencia. A la altura de Albacete ya hay bandas incontroladas que creen que son fugitivos y los reducen. Finalmente se aclara todo y llegan a la ciudad levantina. En Valencia se requisan fincas campestres para colocar a tan ilustres personajes, que se encuentran en un lugar donde la vida discurre como si no pasase nada, a pesar de que los miembros de los sindicatos han sido armados, registran las casas y encarcelan a sus habitantes.

 

Uno de los primeros “paseados” y asesinados es el duque de Veragua, Cristóbal Colón de Carvajal, no siendo militar, ya perseguido y encarcelado hace cuatro siglos siendo inocente.

 

Azaña les pide a los franquistas: “paz, piedad y perdón” –la famosa frase de las tres pes-.

 

Una religiosa que cuida a Azaña en Francia, avisa al obispo de Tarbes, Monseñor Pierre-Marie Théas, que su enfermo está en peligro de muerte. El obispo se desplaza y no lo deja hasta que le cierra los ojos.

 

Monseñor Pierre-Marie Théas

En la embajada de Francia en Madrid, el embajador y su señora dan una cena a la que está invitado dicho obispo. Una señora se dirige a él y le pregunta: “Monseñor, ¿es cierto que usted asistió a Azaña en sus últimos momentos?”. Al contestarle que sí, prosigue la señora, “entonces, ¿tenemos el peligro de encontrarnos a ese monstruo en la otra vida?”. El obispo le contesta: “No se preocupe señora, que USTED no se lo encontrará”.

 

          Juan Negrín (1892-1956)

De profesión médico, es comunista y nombrado Jefe de Gobierno. Primero ha sido ministro de Hacienda, período en el que ha construido la Ciudad Universitaria con el dinero que, para este efecto, dejó Alfonso XIII.

 

Carmen de Zulueta

Carmen de Zulueta, sobrina de Besteiros, nos cuenta una historia amorosa que le contó su tío sobre Negrín. Según ella, Negrín obliga a su hijo a casarse con su amante, Rosita Díaz, actriz de cine, y a prohijar al hijo que ha tenido con ella.

 

Negrín está con Azaña ya en Barcelona y ha alquilado los servicios de un capitán y su barco, en donde va depositando tesoros de España: pinturas, imaginería, muebles…, para poderse embarcar con rumbo a México cuando se disuelva el Gobierno. Pero no hay que desestimar la inteligencia ajena. Indalecio Prieto, socialista que ha sido ministro del ejército, hace tiempo que conoce estos entresijos y le pide a Azaña que lo nombre embajador de España en México. Allí convence a las autoridades de que el receptor de ese barco tiene que ser él, y así sucede, y él vive de la venta del contenido de la nave. Todavía hay gente que está buscando parte de ese tesoro, porque creen que no ha podido venderlo todo.

 

¿Es posible que Negrín esté de acuerdo con Prieto? Porque tanto viaje y en Inglaterra funda con los exiliados que hay allí, que son bien numerosos, un centro de acogida.

 

Negrín ha depositado el oro español en Rusia, donde compra también armas muy defectuosas para nuestra guerra. Cuando logra entrar en el Banco de España, ya hay alguien que se le ha adelantado. Todas las cajas de seguridad están abiertas y ha desaparecido su contenido. No es cierto que al acabar la guerra Franco pida joyas a los españoles, pide solamente oro que, llegado el momento, se devolverá a sus propietarios (dicen).

 

Cementerio del Père-Lachaise

Negrín, después de su exilio por Francia, Londres, México, y vuelta a Francia, terminó sus días en este último país, en el año 1956. Está enterrado en el Cementerio del Père-Lachaise.

 

José Ortega y Gasset

Gregorio Marañón

 

          Ortega (1883-1955-9, Marañón (1887-1960) y Pérez de Ayala (1880-1962)

Los pertenecientes a la Generación del 98, la única actitud que han tomado ha sido manifestarse en contra de la situación social e ir a La Sacramental de San Justo a rendirle un homenaje floral a Larra. La Generación del 14 ya obra de otra manera: Ortega, Marañón y Pérez de Ayala, fundan la “Agrupación al Servicio de la República”. No así Salvador de Madariaga, que había sido el representante de España en Suiza ante la Sociedad de Naciones y embajador en Estados Unidos. Declaró siempre el ser liberal y los compañeros de Generación no lo reconocen como representante de la suya, porque siempre dice que pertenece a la “Tercera España”, que es a esta vía a la que acabarán perteneciendo los intelectuales al acabar la guerra, sin que lo puedan manifestar de obra, por la situación política a la que la conduce Franco. Ayudó a la Generación del 14 a fundar la Liga de Educación Política, a pesar de lo cual, sus compañeros no estaban de acuerdo con él. A un amigo que les dice: “Habla cinco idiomas” y contesta Ortega: “Mejor me lo pone. Es tonto en cinco idiomas”.

 

          En el Congreso se suceden las intervenciones de Azaña y Ortega y Gasset, a propósito de un asunto importantísimo para España: resulta ya la “cuestión catalana”. Las clases en su Universidad ¿se darán en castellano o en catalán? Ortega es partidario de lo primero y Azaña cree que la Universidad oficial debe utilizar el idioma catalán y crear una universidad particular que utilice la lengua castellana. Estas disquisiciones o maneras de perder el tiempo están recogidas en un libro titulado Dos visiones de España.

 

Recordemos la expresión de Ortega: “¡No es eso! ¡No es eso!”, lo que lleva a los tres amigos a escribir cartas a Franco, para poder volver a España acabada la guerra, lo que les vale humillaciones y desdenes por parte de los franquistas y del mismo Franco. Ortega escribe: “Las notas de Franco son cada día más acertadas y en su punto” y en 1939 “Alborozo y felicitaciones” por la entrada de Franco en Madrid. Hay gente que califica a Franco de masón, cuando las consignas de este son ir contra los judíos, los masones y los separatistas.

 

A Ortega le coge la entrada del general en Madrid en Lisboa y le hace muy feliz. En 1944 vuelve a España y funda un Instituto de Humanidades, donde explica cursos libres para aficionados a la filosofía. En 1946 interviene por primera vez en un acto público como es la Reapertura del Ateneo, y dice: “Mientras los otros pueblos están enfermos casi todos, el pueblo español lleno de defectos y de hábitos torpes, ha salido con una sorprendente salud”.

 

Ortega está ya desengañado por lo que ocurre. El que esté contra la monarquía, no quiere decir que no sea un liberal. En el año 1934, María Zambrano, considerada por el mismo Ortega como intelectual excepcional, le obliga a suscribirse como republicano y quieren que hable en Radio América para explicar a las antiguas colonias la bondad del Nuevo Régimen. Ortega huye y desde Alicante puede llegar a París. Establecido allí con su familia, recibe una invitación del filósofo holandés Huizinga, para que dé conferencias en Holanda y Alemania. Él acude acompañado allí por su hijo José, que lo deja para alistarse con el ejército de Franco. Mientras su otro hijo, Miguel, que es médico, va a Salamanca para ponerse al servicio de la sanidad franquista. “¡Cosas veredes amigo Sancho, cosas veredes!”.

 

Marañón, médico lleno de bondad y humanidad, pero arrogante e influyente, nos habla de la nueva y grande España. El doctor Marañón ha acompañado al conde de Romanones –por ser médico personal suyo- a comunicar al Rey que debe salir de España antes de que caiga el sol. El ilustre médico puede salvar algunas personas de derechas metiéndolas en embajadas y después le falta tiempo para irse a París. Su hijo luchará con las tropas nacionales y Franco le recompensa dándole la presidencia de Cultura Hispánica –organismo dedicado a favorecer a estudiantes sudamericanos-.

 

          Miguel de Unamuno (1864-1936)

          En 1934, Sánchez Mazas, pariente de don Miguel, presenta a este y a José Antonio –que ha ido a Salamanca a dar una conferencia para presentar su obra política-. No olvidemos que el padre de José Antonio es quien ha metido a Unamuno en la cárcel. Entre personas educadas, todo se disimula y Unamuno es invitado a oír a José Antonio y a comer con ellos.

 

El 12 de octubre, que Franco ya ha titulado “Día de la Hispanidad o de la Raza”, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, Unamuno preside la celebración en lugar del general, por estar este ausente. En el discurso de clausura dice: “Venceréis pero no convenceréis”, lo cual hace que todos los presentes –falangistas- se levanten contra él, y es José María Pemán el que salva la situación haciendo que ofrezca su brazo a la señora de Franco, acompañándolos a la salida. El general firma un decreto por el que Unamuno pierde todos sus cargos y se le pone policía a la puerta de su casa, que le sigue en sus salidas.

 

José María Pemán

 

          El ilustre escritor se duerme sentado en un sillón, con los pies dentro de la mesa camilla pegados al brasero de la época, y la familia se da cuenta de su muerte por el olor que desprenden sus zapatillas de fieltro al quemarse.

 

          Unamuno ha sido el que más se ha opuesto a la dictadura del general Primo de Rivera, públicamente contra él y contra el Rey, lo que le vale el encierro en Fuerteventura. Desde ese momento será republicano, pero no presidente de la República que es lo que él desea.

 

          Próximo a su muerte escribe:

“Cual sueño de despedida

ver a lo lejos la vida

que pasó,

y entre brumas y en el puerto

espera muriendo el muerto

que fui yo”.

 

          Actuase como lo hiciese, don Miguel de Unamuno debe ocupar un sitio muy alto dentro de la literatura española.

 

          La República sabe hacer muy bien su propaganda, sobre todo en el extranjero. Son numerosos los intelectuales europeos y norteamericanos que apoyan a la República, pero entre los ingleses son solo los obreros los que vienen a luchar. Los escritores franceses que apoyan a Franco, mejor no hablar de ellos.

 

Antonio Cánovas del Castillo

 

No nos resistimos a copiar unas palabras de don Antonio Cánovas del Castillo, pronunciadas en el Congreso en 1869: “La templanza es una de las más grandes virtudes civiles, la energía y el vigor en la lucha, cualquiera los tiene. Lo que no todo el mundo tiene y solo es dado a los verdaderamente fuertes, es la templanza. De suyo es templado el hombre cuando tiene la conciencia de su propio derecho, cuando siente en sí la fuerza bastante para hacerse respetar a todas horas, de quien quiera y en todas partes”.

 

          Existen personas “templadas” como el escritor Chaves, cuyos relatos no son bien vistos por ninguno de los dos bandos, y al final tiene que exiliarse. Consigue el puesto de Cónsul en Glasgow, donde finalmente muere sin volver a España.

 

Ramón Menéndez Pidal (1869-1968)

Presidente de la Real Academia de la Lengua, es confirmado en su cargo al volver de Francia a Salamanca, pero al llegar a Madrid, Franco lo sustituye y José María Pemán interviene y es repuesto. Pemán ha creído que al final de la guerra Franco llamaría al Rey. Como sabemos, no ocurre así, pero el escritor gaditano goza siempre de cierta libertad ante el Jefe de Estado. Muy católico y muy querido por Acción Católica por ser el autor de El divino impaciente; ahora cambia y les indigna, por escribir una obra titulada Paca Almuzara, magníficamente interpretada por Lola Membrives y Rafael Rivelles. Esa será desde entonces su tónica, junto con artículos en defensa de la monarquía.

 

Pérez de Ayala

Tan amigo de Marañón, que son como hermanos. Embajador de la República en Reino Unido, y que hace hablar a los jóvenes diplomáticos en latín, se pone a los pies de Franco cuando este ha tomado el poder y nos habla de su sonrisa… Sus dos hijos también luchan en el ejército vencedor.

 

Ramiro de Maeztu (1874-1936)

De los primeros de derechas, que en su momento tuvo vital importancia, es hecho prisionero y fusilado en octubre de 1936. Se distingue por su obra Defensa de la Hispanidad.

 

José Calvo Sotelo (1893-1936)

Hombre de fuerte carácter, no rehúye hablar con los guardias de asalto, uno de los cuales –Luis Cuenca- lo fusila. Esta muerte desencadena la guerra. El ejecutor se va enseguida al frente, donde lo matan a los pocos días.

 

Eugenio Montes (1900-1982)

Filósofo gallego, es íntimo amigo de Franco desde la adolescencia. Tanto es así, que le tutea, pero al llegar a rendirle pleitesía se encuentra con que su antiguo amigo le pregunta: “¿Cómo está usted?”. Y Montes se dice para su coleto: “Este ha nacido para mandar”. Al acabar la guerra, los falangistas imponen el tuteo. Lo que no sabemos es si molesta a Franco, pero sí a todos los caballeros con un título universitario. Sin embargo, le ayudó mucho en sus colocaciones, a pesar de la irregularidad de su matrimonio. Montes puso su pluma al servicio de él.

 

Ernesto Giménez Caballero (1899-1988)

Perteneciente a la corte de escritores liberales de José Antonio, deja esta y se acerca a Franco, porque piensa que ese refugio será más provechoso. Al acabar la guerra se dedica a arengar a los presos políticos del Valle de los Caídos y a proponer que trabajen al son de música de Wagner. Pero cuando el Jefe de Estado ya no le necesita, le envía como embajador a Paraguay. Cuando vuelve, nadie le quiere.

 

El drama de estos hombres fue no ser de derechas sino ser liberales en un momento en que no se aceptaba el liberalismo.

 

Hay muchos escritores norteamericanos partidarios de la República española. John Dos Passos en 1937 viene a España y la guerra le decepciona: “se convierte”. La señora Roosevelt y su acólito Hemingway no le perdonan y le prometen que en veinte años no podrá editar, como así ocurre.

 

Ramón Serrano Súñer (1901-2003)

A Mussolini se le recuerda como lo que fue, un “creído”, culto y de fácil palabra, asomado en el Palacio Venecia –histórico porque había sido residencia de la madre de Napoleón Bonaparte-, con las manos en la cintura, arengando al pueblo. ¡Pobre Mussolini! No supo elegir a sus compañeros de ruta y tuvo una muerte miserable junto a su amante Claretta Petacci, que en su bolso de mano solo llevaba el rosario. Los milaneses los arrastraron por toda su ciudad, acto vergonzoso del que estaban arrepentidos a los diez años, y se dedicaron a excavar por los muros de las casas capillitas donde estaban sus fotografías y pedían perdón por lo que habían hecho.

 

Se cuenta que entre las hermanas De Icaza, que son visita habitual de las hermanas Polo, hay una llamada Sonsoles, casada con Díez de Rivera, marqués de Llanzol, es la musa de Balenciaga y tiene una relación amorosa con Serrano Súñer, de la que nace una hija que es común, pero que el marqués adopta como propia. Los niños se hacen jóvenes y Carmen Díez de Rivera se enamora de un hijo de Serrano, que es su propio hermano, y hay que decírselo. Serrano se niega a darle su nombre. Carmen construye su propia vida convirtiéndose en una ayudante de Adolfo Suárez, escribiendo un libro y muriendo joven víctima de un cáncer. No es que lo tomamos a broma, pero un señor valenciano ya decía: “Qué lío se armará en el Valle de Josafat cuando Dios diga cada hijo con su padre y cada peseta a su bolsillo”.

 

Mussolini dice que las tropas españolas deben llamarse nacionales en vez de nacionalistas, y así quedó para siempre.

 

          El general Franco se encuentra con Hitler en la estación de Hendaya. A las 15:20 horas del miércoles 23 de octubre de 1940 hacía su entrada en la estación de Hendaya el Erika, el tren oficial en el que viajaba Adolf Hitler desde París. Por su parte, el convoy en el que iban Francisco Franco y sus colaboradores llegó con ocho minutos de retraso, según parece debido al mal estado de las líneas ferroviarias españolas.

 

Cuando Franco bajó del vagón en el que viajaba junto con Ramón Serrano Súñer, ministro de Asuntos Exteriores, un impaciente Hitler y Joachim von Ribbentrop, el responsable de Exteriores alemán, ya le estaban esperando al pie de la escalerilla.

 

Tras las presentaciones de rigor llevadas a cabo por el embajador en España, el barón Eberhard von Stohrer, ambos mandatarios procedieron a revisar las tropas que estaban formadas en el andén.

 

Saludo en la estación fronteriza francesa de Hendaya

entre Francisco Franco y Adolf Hitler.

 

La reunión entre ambos líderes tuvo lugar en el vagón de Hitler y a ella no asistieron ni el embajador español en Alemania, Eugenio Espinosa de los Monteros, ni tampoco el embajador alemán. Así pues, los asistentes a la reunión fueron solamente Franco, Hitler, Von Ribbentrop, Serrano Suñer y dos intérpretes.

 

Por fortuna, no hubo fortuna.

 

          Franco, al empezar la guerra, solo subió en avión una vez: la que le trajo de África a la península, y no salió más de España, porque cuando fue a Portugal, se quedó en la frontera y el que la cruzó fue Oliveira Salazar.

 

José Antonio Primo de Rivera (1903-1936)

Échale amargura al vino

y tristeza a la guitarra,

camarada, que se ha muerto

el mejor hombre de España.

 

          Esta copla nace en el frente y se propaga por toda España a partir del 20 de noviembre de 1936. Naturalmente Franco tiene que oírla, pero ¿cómo va a prohibirla si es algo que le favorece tanto? Además, Franco tiene unos oídos suspicaces muy alerta y esa muerte que le favorece a él, hombre primero sin ideología, le permite adoptar la de un hombre que le traerá la suya y su carisma, pero le proporciona el mando único, asentado sobre la manipulación pero también un mito: el del “Gran Ausente”, que no supuso nada, pero no para una persona acostumbrada a las componendas.

 

          José Antonio fue un intelectual. Había estudiado en casa con profesores particulares y la carrera de Derecho la cursó en la Universidad Central. Trabajó en su despacho como letrado y constructor de una nueva doctrina política que se conocía como “La revolución pendiente”, que naturalmente nunca dejó de serlo. Era un hombre alto, guapo, atractivo y muy sociable. Antes de empezar la guerra todos los intelectuales se juntaban, ya que lo que los separó fue la ideología política. José Antonio y los suyos iban a tomar café a un bar llamado La Ballena Alegre. En la mesa de al lado lo hacían Lorca y los muchachos de la Residencia de Estudiantes y se pasaban el tiempo insultándose pero entre carcajadas: “¡Rojos! ¡Maricas! ¡Fascistas!…”. También coincidían en exposiciones, representaciones teatrales…, ya que Madrid, en aquellos momentos, tenía el tamaño de una ciudad pequeña.

 

          Como signo de humildad “joseantoniana” se forma una Corte Literaria, y que, cosa extraña, no nace en Madrid sino en el País Vasco. En su testamento deja como sucesor suyo de esta Corte a Sánchez Mazas. Lo curioso en este grupo de escritores es que ninguno toma parte en la contienda ni muere.

 

José Antonio de húsar

 

          José Antonio da a conocer sus ideas políticas fascistas en un mitin que pronuncia en el Teatro de la Comedia en 1933. Hombre de gran cultura, lector acérrimo, en un artículo sobre Ortega y Gasset escribe: “Llegará un día en que el paso triunfal de esta generación, de la que fue lejano maestro, tenga que exclamar complacido, ‘esto sí es’, en contraposición a su ‘no es eso, no es eso’”. Ya Ortega había escrito en 1925: “El cariz que en todos los órdenes va tomando la existencia europea que anuncia un tiempo de varonía y juventud, un tiempo durante el cual habrá que ceder el gobierno de la vida a los muchachos”.

 

Miguel Primo de Rivera y familia

 

          José Antonio es hijo de don Miguel Primo de Rivera, marqués de Estella y de doña Casilda Sáenz de Heredia. Son sus hermanos Miguel –que se echa en brazos de Franco, y a quien este hace Ministro y Duque; antes de morir va a Estoril y pide perdón a don Juan por su conducta-; Fernando –víctima marxista-; Carmen –marquesa consorte de Rianzuela-, y Pilar. Esta última fue la que pareció interesarse por las ideas de su hermano. Y este la eligió para que transmitiese su mensaje –aunque malas lenguas dicen que cuando Pilar tomaba la palabra, su padre decía: “Esta que se calle, que es tonta”-. La madre muere joven y los educa una hermana de don Miguel, que tendrá mucha influencia sobre ellos y será muy querida. Como buen andaluz –su padre es de Jerez de la Frontera-, José Antonio no tiene buena opinión sobre el valor de las mujeres.

 

En aquella época en Andalucía, sobre todo en Córdoba, es corriente decir al paso de una mujer de buena presencia: “¡Vaya jaca!”, y se da el caso de maridos que van detrás dando las gracias.

 

          José Antonio ve que su hermana Pilar lo admira y absorbe su doctrina, por lo que le deja heredera de ella. Estaba en la cárcel de Alicante y es fusilado en su patio el 20 de noviembre de 1936. Se le entierra en una fosa común y en cuanto acaba la guerra se le pone en una tumba particular. Una vez obtenido el permiso de Franco, sus amigos le llevan a pie en ocho jornadas hasta El Escorial, desde donde pasa al Valle de los Caídos. Actualmente sus restos reposan en el Cementerio Sacramental de San Isidro en Madrid, por deseo familiar.

 

Tumba de José Antonio

 

          Largo Caballero, en 1934 escribe: “¿Armonía? ¡No! ¡Lucha de clases! ¡Odio a muerte a la burguesía criminal!”. Y la CEDA reparte millones de octavillas en las que se lee que la victoria de la izquierda llevaría “al armamento de la canalla, incendio de bancos y casas particulares, reparto de bienes y tierras, saqueos en forma…”. Palabras que responden a otras frases de Anthony Beevor: “La izquierda fue tan poco respetuosa con el proceso democrático y con el imperio de la ley, como lo fue la derecha”. Lo hace pensando tanto en “la dialéctica de las pistolas” –que preside los mítines de José Antonio- como en las de Largo, que trataban de incendiar el país.

 

          ¿Qué supone José Antonio para Franco, aun muerto? A veces una sombra pesa más que un cuerpo vivo. Franco se apresura a adoptar sus símbolos con el nombre de FE y Falange de las JONS: camisa azul, boina roja y hasta el brazo derecho levantado en alto. Los falangistas se pasaron a Franco y tuvieron su premio. Los “cuatro” camisas viejas que fueron fieles al recuerdo del “Gran Ausente”, no tuvieron nada y estuvieron vegetando el resto de su vida. Bien es verdad que en ayuntamientos, diputaciones y colegios públicos se pusieron fotografías de Franco y José Antonio, con el crucifijo en medio, lo que dio pie a que la gente comentase “Cristo entre dos ladrones”. Su nombre se pone en multitud de calles, plazas y avenidas y en los muros de iglesias donde reza: “Caídos por Dios y por España, ¡presentes!”. Consta primero el nombre de José Antonio y luego las víctimas del lugar donde se encuentra la iglesia. Pero no olvidemos que a este se le fusila no por sus ideas políticas, sino por una cuestión que va contra el orden público. ¿Cómo hubiese sido José Antonio como político? Es dudoso que lo hubiesen dejado llegar a tal grado y poner en funcionamiento unas normas que no conocía ni él mismo.

 

 


          La Falange tiene su propio himno con sus palabras:

“Cara al sol con la camisa nueva

Que tú bordaste en rojo ayer

Me hallará la muerte si me lleva

Y no te vuelvo a ver

 

Formaré junto a mis compañeros

Que hacen guardia sobre los luceros

Impasible el ademán y están

Presentes en nuestro afán

 

Si te dicen que caí, me fui

Al puesto que tengo allí

Volverán banderas victoriosas

Al paso alegre de la paz

Y traerán prendidas cinco rosas

Las flechas de mi as

 

Volverá a reír la primavera

Que por cielo, tierra y mar se espera

Arriba escuadras a vencer

Que en España empieza a amanecer”


          La letra fue escrita por José Antonio Primo de Rivera, Agustín de Foxá, José María Alfaro, Dionisio Ridruejo, Pedro Mourlane, Rafael Sánchez Mazas y Luis de Urquijo. La música es de Juan Tellería.

 

          Su íntimo amigo y albacea, Ramón Serrano Súñer, nos cuenta que el secretario del magistrado que lo condena a muerte, le ha relatado que hubo que ponerle una inyección antes de fusilarlo, porque se desmayó. Serrano es el que presentó en la boda de un hermano suyo a Franco y José Antonio, que desde entonces se mostraron su antipatía.

 

De Pilar Primo de Rivera –a quien su hermano había dejado sucesora de su pensamiento político- se decía: “De una camisa vieja ha hecho una combinación eterna”. Comentario más bien de mal gusto, tratándose de esta pobre mujer y siendo prendas que en la época se usaban, pero hace mucho que dejaron de utilizarse.

 

          Dionisio Ridruejo la describía así: “Era una muchacha sencilla, poco preocupada de su arreglo y agradablemente tímida, hablaba con voz de niña. Más que una solterona era una ‘novia eterna’, de ojos redondos y mirada triste”.

 

          Franco instituyó la Sección Femenina de Falange para que la dirigiese Pilar, ocupándose de su formación como mujer y como falangista. Los hombres no necesitaban formarse, porque con solo leer los “veinte puntos” de la doctrina política joseantoniana, ya la entendían y podían explicársela a las mujeres en los tiempos adecuados. Además, las mujeres estaban obligadas a hacer el “servicio social” que duraba seis meses y sin el cual no se podía obtener el pasaporte. Las asignaturas de las que había que rendir examen eran las siguientes: Religión, Cocina, Formación familiar y social, Conocimientos prácticos, Nacional-sindicalismo, Corte y Confección, Floricultura, Ciencia doméstica, Puericultura, Canto, Costura y Economía doméstica.

 

Pilar y Sánchez Mazas

 

          ¡Pololos! No es una palabra despectiva, define un “pantalón bombacho corto, usado por niñas y mujeres para hacer gimnasia” –ahora consta en el diccionario de la RAE, pero entonces no-. Doña Pilar preconiza la vida al aire libre y la gimnasia, pero ¡atención!, la Iglesia no está de acuerdo con este vestuario y tanto aire libre. Pero ahí su inventora no cede y las madres y costureras españolas empiezan a coser ese vestuario en una tela difícil de manejar y también de moverse con ella. La parte de la sociedad contraria a la Sección Femenina, que es numerosa, rechifla de este nuevo invento que no prospera.

 

En uno de los mejores colegios de Valencia se recibe todo lo que proviene de Falange de malos modos, y se cumple porque es obligatorio. Los pololos no llegan a usarse y se dan cuatro saltitos y estiramientos de brazos con el uniforme puesto, lo cual es antihigiénico. Una religiosa, a la que se ve muy inclinada a las instituciones nazis, se la devuelve al noviciado para que se dedique a la meditación.

 

          ¡Pobre José Antonio! Tan educado y tan caballero y se ve colgado en una pared al lado del General y de un Cristo de buen tamaño. En cuanto pudo, uno quitó al otro. Y al final, la última aventura “azul”: la División Azul, que va a luchar contra los “malos” y vuelve diezmada sin los mejores –ya se sabe que los dioses los prefieren jóvenes-, y con ella se rehabilitan los de izquierdas que han ido por motivos políticos.

 

          Pilar Primo de Rivera es, como todo el mundo, hija de sus circunstancias: económicamente es lo que se llamaba una mujer muy apañada y en cuestiones de relación entre hombre y mujer, defensora acérrima de la virginidad de la mujer hasta que se consume el matrimonio. En una reunión familiar en que se habla de la dote de la novia, le preguntan al futuro esposo qué opina sobre el camisón. Él contesta que le da igual porque se lo va a poner de corbata. Risas, exclamaciones de escándalo: pero es verdad que se vive un tiempo en que la mujer no se desnuda plenamente en su noche de bodas.

 

 

Francisco Franco Bahamonde (1892-1975)

Aunque se ha escrito y se ha hablado tanto sobre él, ¿sabrá alguien cómo era en verdad?

 

Franco, más bien bajito y de voz atiplada, se compromete en matrimonio con una señorita ovetense, cosa que no se comprende porque la familia Polo tiene más categoría social que la de Franco. La boda se pospone dos o tres veces por compromisos ineludibles del novio. Finalmente se casan el año 1923. La novia y sus amigas, vista la corta talla de él, se ríen y le llaman el “comandantín”. No sabemos cómo sería entonces doña Carmen, solo la conocemos cuando es ya esposa del Jefe del Estado.

 

¡Vivan los novios!

 

Poco simpática, incapaz de acariciar a un niño, no se conoce que ayude a la gente pobre del Pardo, cuya parroquia es la iglesia del palacete, y que los regalos dobles o triples que recibe a causa del nacimiento de los nietos, en vez de regalarlos a quienes los necesitan, va a la tienda de la calle Del Arenal a cambiarlos. La gente se mete con ella diciendo que tiene la sonrisa de la mula Francis y que su afición a los collares es excesiva. Es difícil saber estar, y en el bautizo del rey de España actual, se nota al juntarse la reina Victoria Eugenia con el matrimonio Franco. Cuando su nieta Carmen se casa con Alfonso de Borbón, duque de Cádiz, acaricia la idea de que llegue a ser reina de España, ya que el esposo es hijo de don Jaime de Borbón, mayor que don Juan, conde de Barcelona. Lo que sucede es que es sordomudo por una mala intervención en los oídos siendo pequeño, lo cual consideran los monárquicos que le inhabilita para subir al trono.

 

Franco de Alférez. 1910

 

Doña Carmen, viviendo en África con su marido, es como cualquier otra esposa de los militares que había allí. La mujer de un Capitán General que hubo en Valencia, se ausentaba de esta ciudad cuando doña Carmen aparecía por ella, diciendo: “No tengo por qué rendirle pleitesía, ya que hemos tenido la misma costurera”. La esposa de Franco, lo único que tiene es mucho amor a la Iglesia católica y mucha decencia. Cuando cualquier película ya expurgada y estrenada en España llega al Pardo para que la vea ella, alguien se encarga de verla primero para quitar escenas que puedan ofenderla moralmente. Le dice a su marido, más bien tibio en cuestiones religiosas, que sin la Iglesia no podrá hacer nada en España. “Nuestra revolución –dice el mismo Franco en 1945- hizo posible la vuelta de España a su verdadero ser”. Y se recuerda la profecía popular de la madre Ràfols que dice “Un joven general español detendrá al comunismo en los Pirineos”. Su Excelencia se convierte en un príncipe cristiano asociándose con el concepto de “españolidad”. Se dice que en El Pardo brilla una lucecita mientras el Jefe del Estado está sumido en sus oraciones, pidiéndole al Señor que no nos deje volver a la maldad pasada, y así ocurre.

 

El martes 14 de octubre de 1957 se produce una riada en Valencia. Martín Domínguez da la noticia en Las Provincias, de la que es director, y la apostilla comentando que en la anterior –en 1897, durante el reinado de Alfonso XIII-, la reina Victoria Eugenia dio su sarta de perlas para que se subastase y el producto se diese como ayuda a los afectados. Del Pardo llega inmediatamente una orden de que la familia Doménech cese inmediatamente al director del periódico. La familia se niega y se les amenaza con negarles el cupo de papel. Ante esta situación, se prescinde del señor Domínguez. Es una vergüenza la coba que el obispo de Madrid-Alcalá da a doña Carmen, siempre sentado al lado de ella en actos oficiales. Bien está que los caballeros a una señora la ayuden a ponerse el abrigo, pero precisamente, que el obispo de la diócesis lo hiciera, no creo que fuese costumbre.

 

Carmen Polo de Franco dejó el palacio de El Pardo el 2 de febrero de 1976. Se va a vivir a la casa situada en Hermanos Becquer, de 1.000 metros cuadrados de superficie; y dicen que no tiene caja fuerte sino habitación blindada. Muere en 1988 y está enterrada en el cementerio de Mingorrubio en Madrid.

 

          En 1936, Franco era lo que se sabía de él: un militar como muchos de los otros militares republicanos, con un historial guerrero, prestigioso en las luchas africanas. Cuando muere en 1975, para muchos no es sino un pobre ancianito, al que los médicos han hecho sufrir mucho con tal de salvarle la vida. Pero, ¿hay alguien que recuerda al hombre que ha mantenido a España bajo el dominio de una férrea dictadura?

 

          Un diplomático hispanoamericano asegura que Franco tiene encuadernadas en piel las obras de Ricardo León, con lo que da pie a pensar que su idea de la dictadura española es mediocre.

 

          Nace en 1892 y muere en 1975. Su madre Pilar Bahamonde representa para Franco el ejemplo de la mujer virtuosa. Su padre, militar también, es más bien de conducta casquivana y cuando habla de su hijo dice: “¡Ay Paquito!” y se echa a reír. Sus relaciones no debieron ser muy buenas. No se habla de él en ningún momento. Cuando muere en 1942, un entrecomillado en mitad de los periódicos que da noticia de ello, sin especificar nada más.

 

Libro escrito por Franco

 

          Franco dirige la Academia Militar de Zaragoza, clausurada por Azaña en 1931. Es un africanista. En 1922 publicó un libro titulado Marruecos, diario de una bandera, siendo comandante. Su prologuista, Millán Astray, era teniente coronel. En 1936 Franco, ya general, y Millán Astray su subordinado, fueron inseparables durante toda su larga vida. Fue el general más joven de España y el rey Alfonso XIII le demostró su afecto apadrinándolo en su boda. No se sabe por qué Franco le tenía esa inquina que le demostró durante toda su vida. Don Alfonso murió en Roma el 28 de febrero de 1941 y se produjo una situación un poco violenta en el mundo escolar, puesto que el gobierno, léase Franco, no sabía si era conveniente declararlo día de luto en el mundo oficial y de la enseñanza. Finalmente sí lo hizo y los alumnos a media pensión se volvieron a casa. A partir de ese momento, todos los años se celebraba en El Escorial una misa por el alma de todos los reyes y reinas de España, presididas por Franco y su corte.

 

Alfonso XIII condecora a Franco

 

En un colegio de religiosas, al oír una alumna que las mediopensionistas se volvían a casa, empezó a dar saltos de alegría y la monja que daba la noticia dijo: “La muerte de un rey de España no es motivo para estar alegre”. La gozosa alumna tenía 10 años.

 

Muerto José Antonio, Hedilla, casado con una señora de la nobleza valenciana, se declara heredero del fundador de Falange, hasta que se produce el Decreto de Unificación –los partidos de izquierda (anarquistas, socialistas, comunistas, republicanos, nacionalistas y poumistas) luchan cada uno por su cuenta, mientras los nacionalistas meten en un solo partido a carlistas, monárquicos, fascistas, falangistas y cedistas-; desde abril de 1937 la Falange se llamará Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista: los falangistas llevarán la boina roja y los carlistas la camisa azul. Esta Unificación fue ideada por Serrano Súñer y escrita por Giménez Caballero. Los “camisas viejas” se oponen, pero se les sedujo con “regalías” que duran 40 años. A Franco se le nombra Jefe del Partido y su primer acto fue condenar a muerte a Hedilla; luego condona la pena por prisión perpetua.

 

¿Y qué es una regalía? Darle el cargo de embajador, gobernador civil, vamos, lo que se suele llamar una sinecura.

 

A un ministro se le permite construirse una mansión muy cerca de la costa mediterránea, que por ley está prohibido. Su cocinera va en un PMM –Parque Móvil Militar- y cuando se bañan en la ensenada próxima a su casa, dos señoras que son la mujer y la hija del ministro, ataviadas con el bañador de Acción Católica; previamente han ido varios guardias civiles para impedir que el resto de los bañistas esté en el agua al mismo tiempo que ellas. O sea, que el Mare Nostrum se convierte en una piscina privada. Los guardias civiles, todos muy jóvenes y todavía llenos de ideales, ponen unas caras que hay que verlas, cuando los niños pequeños les preguntan “¿y yo porqué no puedo entrar?”.

 

          Los niños de la guerra, hemos aprendido a mirar y no hablar durante los registros que hacen los elementos de los sindicatos, por eso, cuando vemos los tranvías llenos de anuncios de

“Aceite Inglés.

Todo el mundo sabe para lo que es”,

los niños piensan por qué sus padres se quejan de que no hay aceite. Bien es verdad que en Inglaterra no hay olivos. Hasta años después no nos enteramos de que sirve para el tratamiento de las ladillas. Hay muchos hombres y mujeres con enfermedades venéreas y con tuberculosis. A estos últimos, si la familia es pudiente, se les lleva a la casa de campo si tienen. En caso contrario se les lleva a los sanatorios que se construyen con este fin y que se sufragan con un sellito de correos. Prácticamente todos los enfermos mueren. ¡Y pensar que el doctor Fleming, acabada la Guerra Mundial en 1945 ya está ofreciendo la penicilina en Estados Unidos! Hasta 1948 no se consideró de interés nacional la producción de este fármaco.

 

          Al entrar los nacionalistas en Valencia, entran también una serie de camiones llenos de panecillos, que reparten las señoras de la buena sociedad entre la población famélica. Hay que alimentar a mucha gente y por eso surgen los “Comedores de Auxilio Social”, adonde van todos los necesitados. Las mujeres que sirven, lo hacen gratuitamente.

 

          Entre el final de la guerra española y el inicio de la mundial hay un hecho poco frecuente. Se nombra al Mariscal Pétain Embajador extraordinario de Francia en España. ¿Es por qué sus ideas políticas son afines a las de Franco? ¡No! Es por causa de la forma de ser de los franceses. Las guerras entre Francia y España terminaron con la “paz de las damas”. Francisco I vuelve a su país diciendo: “Todo se ha perdido menos el honor y la vida que son salvos”, pero se queda en España su tienda de campaña. Eso no lo pueden tolerar los franceses. El Mariscal viene con un magnífico trofeo que se llevó el mariscal Soult cuando dejó España en la Guerra de la Independencia: una Inmaculada de Murillo. Los españoles estábamos demasiado ocupados para preocuparnos de esas minucias. Franco explica a Pétain –el héroe de Verdún- cómo se lleva una guerra.

 

El matrimonio Franco tiene una única hija, la cual necesita ayuda intelectual, por lo que le acompaña una hija de la Congregación del Padre Poveda. Franco pospone su dirección de la guerra a que esposa e hija estén fuera de España. El aviador Bolín se las lleva, no se sabe bien si a Inglaterra o al sur de Francia.

 

Igualmente, es otra señorita de esta orden la que educa a los nietos de Franco en El Pardo. La única mujer que ocupa un cargo político es una directora general de la misma orden, que forma parte de un Consejo de Ministros. La señorita educa a esos niños –aunque ella siempre insiste en que debían de ir a los mismos colegios a los que van los niños españoles-, les explica que su abuelo se retira durante dos horas todas las tardes para ocuparse de lo que llaman familiarmente “la firma”. Revisa todas las condenas para confirmarlas o cambiarlas.

 

Llegado a Madrid, el General ocupa el Palacio Real para sus trabajos como Jefe de Estado, pero para vivir utiliza El Pardo. A fin de cuentas, es un palacete real construido para la caza por Enrique IV, que a su muerte heredará su hermana, Isabel la Católica, o sea que pertenece a la Corona de Castilla. Cuando sale de “gran parada” lo acompaña la guardia que tenía en África, y resulta de gran belleza plástica. De repente desaparece dicha guardia y es sustituida por españoles montados también a caballo. ¿Qué ha pasado? Se dice que a los españoles no les gustaba, pero ¡cualquiera sabe por qué hace las cosas un dictador! ¿Cómo es posible que el Jefe de Estado y del Gobierno esté tan lejos de la capital? Hay ciertos trayectos que están cortados determinados días, de forma que permitan el paso rápido tanto de Franco como de su mujer.

 

          Pío XII (1876-1958)

          En su tiempo ocurrió un hecho muy luctuoso. En un barrio bajo, María Goretti no aceptó los requerimientos de su novio Alejandro diciendo “no, porque eso es pecado”, y el novio la mató de una puñalada. A la Iglesia, y en especial al clero español, solo les interesa una cosa: la pureza y la castidad de la mujer.

 

La Iglesia española se empeña en que lo que hemos pasado es una cruzada, pero como dice el Padre Pedro Poveda: “Cristo nos ha enseñado a amar, pero no a odiar”. Todos los católicos españoles se encuentran como en una devoción en perdonar al verdugo, de tal forma que cuando se viaja al extranjero y aún a personas de vida consagrada se las oye manifestar ese odio contra los nazis, no se le entiende.

 

Durante la semana en las misas no se hace homilía, solo los domingos desde el púlpito, al igual que los novenarios. Se tienen muy en cuenta que los domingos es obligatorio ir a misa y no la suplirá la del sábado por la tarde hasta el Concilio Vaticano II. Igual que por disposición del mismo, se podrá comulgar a cualquier hora.

 

El Concilio Vaticano I lo han deshecho las fuerzas armadas de Mussolini, por tanto el Papa solo se considera un prisionero. Sale de la ciudad solamente una vez hacia el barrio de San Lorenzo, para consolar a sus habitantes que han sido bombardeados por los aliados a fin de que Italia acabe la guerra. Este barrio es objeto de estudio de los niños por la doctora Montessori, primera mujer médico italiana y fundadora del método de enseñanza que lleva su nombre: trata de educar al niño en libertad. Funciona en todo el mundo menos en España, porque ¿para qué quiere el niño la libertad?

 

          No había bancos en las iglesias y en fiestas solemnes, como la Pascua de Navidad, cada uno se llevaba silla o banquito, comúnmente llamado “catrecito”. Por ello se armaba mucho jaleo en la iglesia y había que ir con anticipación de una hora para poder colocar el asiento, dada la multitud de personas que después de 3 años con las iglesias cerradas y quemadas, quería darle gracias a Dios por estar vivos. Como los asientos los han de pagar los fieles, en todas las misas se pasan dos cepillos: el de los bancos y otro para recoger las limosnas que los fieles quieran dar. Por largo tiempo, los donativos son de 10 céntimos para los bancos y 10 para la parroquia.

Nada más acabar la guerra, en Valencia, en la Iglesia de San Martín, se celebró la primera confirmación después de la guerra. Estaba llena de banquitos que no se sabe de donde los habían sacado. La misa de una estaba llena de matrimonios que iban a cumplir con el precepto. Los canónigos tenían sus habitaciones en la parte adosada a la catedral, entrando por la iglesia. Posteriormente, cada uno tuvo su domicilio particular. Confesaban durante toda la mañana y los pecados reservados a la Santa Sede solo los perdonaba el sacerdote Penitenciario. Lo que sí que daba pena era el hijo fuera de matrimonio. Había grupos de mujeres que recibían a las madres en una casa; por ejemplo en Valencia “El santo celo”, las recibía de otra provincia siendo los padres quienes las enviaban fuera de casa y corrían con los gastos, inscribiendo a los nietos como hijos propios. La madre salía posteriormente a pasear al niño diciendo que era su hermano. Mientras estaban en la casa, salían con la cara tapada para no ser reconocidas.

 

Esto por lo que se refiere a salud espiritual. Por lo que se refiere a salud corporal, todos los niños debían ser operados de garganta y algunos de nariz, ya que los médicos decían que de no hacerlo en la infancia, podían producir muchos males en la edad adulta. Lo contrario de hoy en día.

 

“Yo envío una bendición especialísima a las familias de los mártires españoles. De España ha salido la salvación del mundo”. Ecclesia. Estas palabras las dice en abril de 1939 –recién terminada la guerra civil española- Eugenio Pacelli (1876-1958), que accede al papado y toma nombre de Pío XII, al tiempo que las tropas nacionalistas están a punto de entrar en Madrid. Este Papa se convierte en el soporte ideológico del régimen de Franco. Pertenece a una familia de juristas y diplomáticos.

 

          Al principio de proclamarse la República en España en 1931, parece ser que el Papa anterior, Pío XI, estuvo a favor del nuevo régimen político, asombrando a todo el mundo, dándose cuenta enseguida de su actuación, volviéndose en contra. Con las palabras del nuevo Papa, nos damos cuenta de que él sí que conocía la situación y la cantidad de mártires que habían sido sacrificados por el nuevo régimen, tanto consagrados a la vida religiosa como laicos. Al grito de ¡Viva Cristo Rey!, ninguno de los elegidos había faltado a su cita con el Señor.

 

          No se sabe lo que piensa su Santidad del nuevo Rector de España, ni se sabe en qué concepto lo tiene el general Franco. No se sabe en qué concepto se tienen el uno al otro. En cualquier caso, el clero español se siente salvado por Franco y a disposición. El general Franco sigue los consejos de su mujer: la Iglesia para él seguirá siendo algo prioritario, siempre que se pliegue a sus deseos. Por de pronto, pide para sí dos mercedes que tenían los reyes y a las cuales habían renunciado: el ir bajo palio y el derecho a presentar una terna para que el Santo Padre elija a los obispos. En esto último no se da cuenta de lo que supone para él ni le advierte ninguno de su entorno.

 

Don Ángel Herrera Oria ha salido de España antes de la guerra y se refugia en Friburgo, donde se convierte en sacerdote. Vuelto a España, sin que tenga ningún inconveniente, es contrario al régimen político español y nombrado por el Papa Pío XII obispo de Málaga, donde hace una gran labor social y predica en misa de una, haciendo que el templo se abarrote todos los domingos.

 

          Pío XII encuentra la tumba de San Pedro, a la que acompañará la de los Papas que vayan muriendo desde entonces. El Pontífice tiene mucha devoción sobre los matrimonios, de los que ha escrito un libro adecuado para regalar en las bodas.

 

          El Nuncio Tedeschini se disgusta de que se nombre tanto al santo Padre para justificar situaciones, y el primer Concordato entre España y la Santa Sede no se firma hasta el 27 de agosto de 1953, porque el Papa piensa que un concordato une un país con la Santa Sede y falto de él puede derivar hacia otras versiones.

 

          La Acción Católica ha sido muy fiel y renace también con la nueva situación. Edita una revista llamada Asunción, en la que relata cuentecitos que nos presentan una joven muy casta, que en cuanto en un guateque empieza a sonar la música para bailar, se va. Naturalmente el joven ingeniero que asiste allí se da cuenta y se casa con ella. El que sí que se da cuenta de la situación en España es Pablo VI, que de las ternas que le presentan elige siempre al menos franquista de los tres. Y como tienen derecho a ser nombrados a alguna diócesis como obispo titular, pronto en toda España la Iglesia ya no es tan adicta al régimen político vigente.

 

          «Nuestro Santísimo Padre el Papa se ha dignado conceder para el año próximo el indulto Apostólico de la ley de abstinencia y ayuno, especialmente los viernes de Cuaresma…» Así comienza el texto de un papel que muchos de ustedes habrán visto alguna vez y que seguramente repose en algún viejo cajón de su casa. Les hablo de la popularmente conocida como «bula de carne», una dispensa eclesiástica que a cambio de un precio convenido permitía comer carne y sus derivados en muchos de los días que el calendario católico marcaba como de abstinencia. Esta especie de arreglo nos puede parecer ahora antediluviano, pero fue de uso corriente en casi todos los hogares españoles hasta el año 1966, cuando la Conferencia Episcopal Española ordenó su desaparición, después de que el Concilio Vaticano Segundo suavizara las normas de ayuno y abstinencia para los católicos. San Pío V se concede a sí mismo un privilegio: como es dominico, conservará el hábito blanco y hará que sus sucesores lo lleven también, pues es desde ese momento que el Papa irá vestido de blanco.

 

 

GUERRA

Vinieron los sarracenos

y nos molieron a palos.

Que Dios ayuda a los malos

cuando son más que los buenos.

Este dicho es del siglo XIV y hay que entenderlo con la ironía que conlleva.

 

El Gobierno dice, a través de la radio: “Parte de algún territorio en África se ha levantado en contra de la República. Habrá que hacer tumbas, porque vamos a levantarnos en contra de ella”.

 

A partir del 16, 17 y 18 de julio de 1936 hay aires de guerra en toda España y se van decantando por un bando u otro, según la zona. Valencia queda en la republicana, con lo que las personas que han ocupado las casas de veraneo, deben abandonar sus hogares obligados por las nuevas autoridades. Ante la situación de peligro, toda la gente que se encuentra cerca de Silla se desplaza a su estación para subir al tren de Madrid que llegará a Valencia a media tarde. Hay pasajeros que van literalmente colgando de los asideros de las puertas, sobre los escalones de acceso al vagón. Al día siguiente estarán matándose, pero en aquel momento son hijos de su tiempo: ningún hombre va sin chaqueta e inmediatamente han dejado su sitio para permitir que las mujeres se sienten con los niños en sus brazos.

 

          La guerra ha empezado ya, dirigida por Mola (1887-1937) desde Asturias. Es Director de la Policía, lo cual no agrada mucho a los militares. Muere en un accidente de aviación inexplicable e inexplicado, estrellándose contra un monte yendo a Valladolid. ¿Sucesor? El general Cabanellas (1872-1938) –Jefe de la Junta de Defensa Nacional, embrión del Estado que se aproxima- no puede serlo porque es republicano. ¿Y Sanjurjo (1872-1936)? Ha tenido una reunión en casa del doctor Marañón con personal de la Casa Real, afirmando que está ofendido con el Rey –por causas que desconocemos- y que no quiere participar en la contienda. En aquel momento es Director de la Guardia Civil y se siente implicado a participar en la guerra, tomando el puesto de Mola, que es el que le corresponde. Sube al avión con una serie de cajas que no se sabe lo que contienen, pero cuyo peso es grande e impiden el despegue. Sanjurjo muere al darse un gran golpe en la cabeza.

 

          Queipo de Llano (1875-1951) está en Sevilla y se le escapa, pero pone en funcionamiento una idea que se le ocurre para volverla a conquistar: a los soldados les pinta la cara y los brazos como si fuesen moros, y es tal el terror que tienen que se rinden todos. Queipo, con su estilo cuartelero, habla por la radio para toda España. Al acabar la guerra, Franco se deshace de él diciendo que es consuegro de Alcalá-Zamora, que es republicano.

 

Queipo, en los últimos días de la guerra, se ha dirigido a prohombres valencianos, diciéndoles lo que va a hacer con ellos. Al mismo tiempo, también comunica el valor del dinero según su numeración. Una familia valenciana encuentra un kilo de azafrán en sus porches, lo vende por 5.000 pesetas; sin embargo, hay muchas otras familias que tienen que malvender algún bien para poder sobrevivir.

 

José Antonio Primo de Rivera ha sido fusilado. Solo queda Franco, que se instala en el Palacio llamado “del Obispo” en Salamanca, y desde allí dirige la guerra. Tanto en un lado como en otro, se abre la veda a la “caza” del enemigo, que se le mata donde se le encuentra, aunque sea en la retaguardia, y ajusticiamientos de los encarcelados. Ambos bandos creen que ganarán la contienda en poco tiempo. Se ha convertido en un “Franco o Negrín”, porque la burguesía no había sabido actuar de otra manera que les llevase a una democracia o “Tercera España”.

 

Cae el silencio sobre toda España que se encuentra en el año 1936. Franco viene muy poco a Valencia porque aquí empezó la República.

 

El General Franco tiene muy en cuenta que la mayoría de los que le han seguido son falangistas y aparte de premiarles con hechos de facto, respeta sus ideas políticas y asume el grado de jefe que le hubiese correspondido a José Antonio.

 

          Ramón Franco (1896-1938) muere en una acción de bombardeo de guerra entre Mallorca y Barcelona. Han muerto los chicos de la familia. Solo queda una hija, Pilar (1895-1989).

 

Francisco, Pilar y Ramón Franco

 

Durante la guerra se producen hechos heroicos por ambas partes. Luis Felipe García Sanchiz –en familia llamado Pipo-, hijo de Federico García Sanchiz (1886-1964), escritor, forma parte de la dotación del Baleares. Sabe que su barco va a hundirse y a pesar de que hay cinco destructores ingleses para salvarlos, ellos forman en cubierta y se hunden en el mar cantando el “cara al sol”.

 

 

          La batalla de Guadalajara de 1937 fue un enfrentamiento desarrollado en torno a esta ciudad, en un intento de las tropas nacionalistas por penetrar en la capital de España por el norte. Participaron de un lado los republicanos, que son los que ganaron, y del otro tropas españolas e italianas.

 

La Batalla del Ebro –desde julio hasta noviembre de 1938-. Dentro del estallido de odio que supuso la guerra en su conjunto, esta batalla fue en la que se manifestó lo peor. Ganada por los nacionalistas al mando del general Yagüe (1891-1952), este se planteó la toma de Barcelona, aunque le detuvo el miedo de que los catalanes hiciesen lo mismo que en la “Guerra de los campesinos”, se echasen en brazos de los franceses. Finalmente entró por Vinaroz –Castellón- y de ahí a la ciudad condal, de donde el gobierno republicano había huido hacia la República Francesa –enero de1939-.

 

Mujeres rapadas por las fuerzas franquistas, a las que además se les ha dado a beber aceite de ricino. En el exceso de imaginación que tiene el ser masculino, hicieron lo mismo los franceses con sus compatriotas que habían concedido sus favores al enemigo alemán, y a mitad del siglo XXI son los rusos los que lo hacen con las mujeres ucranianas capturadas.

 

Mola ha sido el que ha fundado la Quinta Columna Española, cuyos miembros tan buen ejemplo dieron de sacrificar hasta la propia vida.

 

-Dos mujeres valencianas en connivencia con un militar que les proporciona coche y chófer, van repartiendo comida y ropa a los de derechas que están escondidos. Próximo el final de la guerra, el chófer se arrodilla delante de ellas y les pide que intercedan por su causa. Este hombre ha pasado los domingos yéndose a su pueblo y matando a quien le parecía. ¡Menos mal que solo le daba por los días feriados!

 

-Una joven de 23 años, de conducta un poco casquivana, es apresada y le prometen dejarla libre si delata a su compañera. La muchacha se muestra heroica y sabe que cuando todo acabe se comportará igual y prefiere morir. La dejan confesarse con uno de los numerosos sacerdotes que la acompañan en la prisión y la fusilan.

 

-Otra joven de 18 años, forma parte de una “saca” de la cárcel en donde está encerrada, y el individuo encargado de fusilarla se le acerca con un pretexto y le dice que cuando oiga el tiro se tire al suelo. Y así sucede, y al acercarse a darle el tiro de gracia le dice “quédate quieta que volveré a por ti”. Cuando lo hace, la mete en la cárcel. ¡Ya está muerta! Y sale tranquilamente cuando se acaba la contienda. Porque resulta curioso, nos referimos a noticias suyas de antes de la cárcel, donde nos cuenta cómo ha podido comer un huevo frito. Consigue una naranja y un huevo, pela la naranja y el poco zumo que cae lo hace dentro de una paella pequeña, sirviéndole como aceite, y pudiendo freír el huevo.

 

          De Franco solo se conocen sus campañas en África, pero entre él y su hermano Nicolás (1891-1977) se dedican a firmar sus órdenes, como Jefe de Gobierno o Jefe de Estado, con lo cual se encuentran con estos títulos de facto al acabar la contienda. Al transcurrir los diez primeros meses de la guerra, ambos bandos se dan cuenta de que va a durar bastante más. El problema del bando republicano era que tuvieron que improvisar un ejército popular y tenía que mantener el régimen democrático que había prometido la República, que estaba a la deriva, la lucha entre los militares y un presidente –Azaña- derrotista y sin autoridad. Por el contrario, los nacionalistas desde el primer momento contaron con un ejército fuerte, bien equipado y disciplinado –el Estado que nació en Salamanca se podía tomar por un Cuartel-. En la práctica, el mando militar ejercía también el civil y el político, y todo esto bendecido por la Iglesia. La moral en los dos bandos era de derrota o de victoria.

 

          La ideología del Gobierno de la República estaba cambiando de signo, admitiendo en gran manera a los comunistas. En Valencia, la antecedente de la KGB se establece en el antiguo Hotel Metropol, y allí se puede ver a Dolores Ibarurri (1895-1989) –La Pasionaria-, que ha venido al entierro de un comunista muerto, supuestamente por la derecha. También hay camiones que van distribuyendo por la ciudad a mujeres de moral distraída, que han reclutado para vigilar puestos importantes en la ciudad.

 

Muy grave y que causó muchas disputas entre el POUM –Partido Obrero de Unificación Marxista- y los comunistas, fue la muerte de Andrés Nin (1892-1937), al que despellejaron en vida como a San Bartolomé, dejándolo luego en una cuneta. Para excusarse de su propia culpa, los comunistas dicen que estaba al servicio de Franco.

 

Según muchos franquistas, la victoria del General se debió a sus rezos a santa Teresa, cuyo brazo momificado tenía encima de su mesa en el despacho.

 

          Escritores

Ignacio Agustí (1913-1974) escribe en catalán hasta 1937, entonces empieza a hacerlo en castellano y será el autor de una trilogía que lo hará famoso en toda España y que todo el mundo leerá: Mariona Rebull.

 

Clara Campoamor (1888-1972) huye a Suiza en un vapor italiano. Un grupo de falangistas la tira al mar con el afán de que se ahogue. Todavía hay personas normales y la salvan.

 

La novela rosa edita libros de amor con final feliz. Un autor como Rafael Pérez y Pérez (1891-1984) vende 4 millones de ejemplares, comprados por gente particular y por los hospitales de reposo.

 

Miguel Hernández (1910-1942) próximo a morir escribe:

Llegó con tres heridas:

la del amor,

la de la muerte,

la de la vida.

Con tres heridas viene:

la de la vida,

la del amor,

la de la muerte.

Con tres heridas yo:

la de la vida,

la de la muerte,

la del amor.

 


          Muere de hambre en la prisión de Alicante. No ha sido fusilado porque Sánchez Mazas (1894-1966) le ha rogado por él al general Franco.

 

          El Consejo de Ministros franquistas no tiene una mesa especial en torno a la cual reunirse. Preparan de buena mañana un conjunto de mesas con un tapete adamascado, en torno a las cuales se pone el número exacto de personas que asistirán. Si un ministro llega y no encuentra su silla, se va: Franco ya no lo necesita.

 

 

POSGUERRA

 

“En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han ocupado las fuerzas nacionales los últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos, 1.º de abril de 1939”. Esta noticia se retransmite por radio a toda España en la voz de Fernando Fernández de Córdoba y además se imprimen unas postales con el texto y la fotografía del general Franco.

 


          En el año 1939 ya se imprimen calendarios. Hay uno precioso del artista Sáenz de Tejada, con un grabado de él y el mes. Supuestamente hay un grabado de Franco que dice:

“Ni un hogar sin lumbre,

ni un español sin pan”.

No es él el autor de algo tan bonito. La frase es de Carmen de Icaza.

 

Alegoría, de Sáenz de Tejada

 

          Hay elecciones como en cualquier país liberal para dar la sensación de que nosotros también lo somos. Está por ejemplo una que se llama de “tercio familiar” y para esto se tiene buen cuidado de elegir a una persona muy honesta. Se celebra la primera votación de esta clase y al llegar a las ocho de la tarde, se cierra el portal de la finca donde se ha celebrado. Al ir a abrir la urna, se abre bruscamente la puerta de la calle y entran unos individuos con otra urna completamente igual que dejan sobre la mesa, llevándose la que está allí. El presidente de esta mascarada, cuando llega la nueva ceremonia, se encuentra enfermo y el médico lo confina en la cama para todo el día.

 

          Poco antes de morir Franco, hay otra convocatoria en que poco más o menos se pregunta si la población está contenta con la actuación del general Franco. En la sala donde se celebra, un alguacil escribe sí en la papeleta. El votante va a depositarla y antes de llegar le detienen dos supuestos caballeros. Leen lo que pone y le sonríen cordialmente. En el escrutinio final de España salió un 98% de afirmaciones.

 

          La guerra ha terminado y Franco entra en Valencia vestido de campaña, de pie en un coche italiano que se llama Balilla, más pequeño que el 600 y que no llegó a fabricarse en España como los otros Fiat. Pasó por delante del Ayuntamiento en dirección Plaza de la Reina-Estación, luciendo la sonrisa sarcástica que le atribuía Pérez de Ayala. Había gente en balcones y ventanas, y en la calle formando dos filas de las que se separaba gente que se metía por las calles adyacentes, seguramente en busca de refugio. La disgregación, terminada la guerra, fue enorme: personas que se perdían en el exilio exterior e interior, encarcelados, silenciosos y silenciados, luchando, no ya con armas sino con la palabra, que durante la guerra tuvieron una vida singular y dramática, y que ahora solo podían luchar con su voz, y si les cogían, su lugar sería la cárcel. Huyen a pie y algunos en pequeñas barquichuelas hacia Marsella. ¿Llegarán?

 

Las carreteras son las mismas que antes de la República y los poquísimos extranjeros que nos visitan en coche particular, juran que no lo volverán a hacer mientras España no reforme las redes viales. Algunas ciudades todavía emplean el gas para iluminar por la noche, aunque en esas horas no circula nadie por la calle. Forma de viajar entre Valencia y Madrid, fuese particular o pública, se tardaba todo un día debido a la dificultad del Puerto de Contreras entre las provincias de Valencia y Cuenca. Se tardaron 20 años en construir una alternativa con la que prescindir de él, con lo cual, en vez de un día entero en llegar a destino, se tardaba una mañana o una tarde. Con la nueva carretera no hacía falta parar a mediodía a comer en Requena. También se podía viajar en coche-cama y solo se tardaba 12 horas. Posteriormente se llegó al avión. Se sabía que eran aparatos norteamericanos porque no existía la butaca número 13 y el ejército nos dejó sus aeropuertos hasta que existieron los civiles. Actualmente se están mejorando las últimas pistas y terminales de pasajeros en el aeropuerto de Valencia.

 

          El general Franco habla con sus tenientes generales y les convence de que España volverá a ser una monarquía, pero en el momento oportuno que él decidirá cuál es.

 

          En 1938 nombra a don Pedro Sáinz Rodríguez, Ministro de Educación Nacional –que sustituye la anterior denominación de Instrucción Pública- que implanta un nuevo plan de bachillerato. Consta de 7 años, contempla ciencias y letras, dos idiomas antiguos –latín y griego- y dos modernos –francés y alemán-. Este último se cambió por inglés poco tiempo antes de que Alemania perdiese la guerra. Entonces se dijo que nuestro bachillerato era igual al alemán, en cuyo caso no había nada que objetar, porque los alemanes han dado ejemplo de cultura y nuestro plan no quería otra cosa que prepararnos para entrar en la universidad, pero si no lo hacíamos, darnos un baño de cultura que nos permitiese no hacer el ridículo en cualquier reunión. Dicho esto sin intención de comparar con épocas posteriores. Don Pedro era monárquico, pero de gran valía. En cuanto hubo hecho su trabajo, el General lo cambió por Ibáñez Martín, que no le llegaba a la suela del zapato.

 

          En los pueblos la enseñanza es muy distinta; no prepara para entrar en la universidad. Poco a poco va cambiando y actualmente hay colegios e institutos como en cualquier capital.

 

“Sufrir es malo, haber sufrido es bueno”.

Agustín de Hipona

 

Salazar Chapela

El escritor republicano Salazar, que estuvo en Valencia escribiendo su página diaria sobre la guerra mientras duró la estancia del gobierno, nos habla de la Valencia de aquel momento. En su libro En aquella Valencia nos relata sobre una ciudad pequeña –300.000 habitantes-, que toma tintes internacionales por la presencia de tanto intelectual. Se bombardea desde que el Gobierno se ha trasladado allí. Se pone de moda pasear por la calle de la Paz, que se continuará en la posguerra por los jóvenes. Se saludaban diciendo “adiós”, naturalmente, porque durante la guerra se decían “salud”. Este término se usaba ya en el siglo IV y lo adoptaron los progresistas para no dirigirse a la divinidad.

 

Los adultos visitan un café muy elegante de estilo art decó, llamado Ideal Room, donde toman aperitivo. Durante la guerra iban intelectuales y gente de pro y en la posguerra iban a oír al violinista Camps, músico de gran prestigio y a tomarse una tacita de algo. A la noche se volvían donde pernoctasen, sin saber si cenarían o no. En la calle de la Paz se construyó Vodka, cuyo nombre pasó a ser Navarra.

 

Ideal Room, situado en la esquina de la calle de las Barcas con Pascual y Genís, era el lugar de encuentro de intelectuales y gente de la cultura valenciana y española. En este café tenían lugar interesantes tertulias literarias durante los años de la Guerra Civil, cuando Valencia se convirtió en la capital de la República.

 

Allí, habitualmente, te podías encontrar con Josep Renau y su, entonces novia, Manuela Ballester (una pintora de altísimo nivel), al escultor Antonio (Tonico) Ballester, al periodista Esteban Salazar, al historiador y erudito Sanchis Guarner (muy conocido por su libro La ciudad de Valencia), a los poetas Miguel Hernández, León Felipe, Juan Gil-Albert y Rafael Alberti o al escritor Max Aub.

 

Campo abierto (1951), nos describe el café: “El local está repleto. Los veladores de mármol lechoso, el piso de baldosines blancos y negros, los espejos que recubren las paredes, los ventiladores que cuelgan del techo y se esfuerzan en vano en refrescar a los que toman helados (horchata, blanca; leche merengada, espolvoreada de canela; mantecados, amarillentos; café, moreno oscuro)…”

 

Lo que poca gente sabe es que en la parte trasera del café, se jugaban autenticas timbas de póquer, con fuertes apuestas.

 

La Real Sociedad Valenciana de Agricultura nace en 1858 a instancias de la Junta Provincial de Agricultura que presidía el Gobernador Civil D. José M.ª Ferrandis Estruch, y es elegido como su primer presidente D. Joaquín Carrascosa, canónigo de la Catedral y profesor de Botánica. Aprobados sus estatutos en 1859, se establece como principio fundacional y objetivo esencial “el fomento de la agricultura en todos sus ramos y la protección y defensa de los intereses de los propietarios agrícolas y labradores”, lo que llevaba implícito un claro espíritu innovador y de progreso que siempre ha marcado la ejecutoria de esta institución valenciana.

 

En 1936 los locales sociales y de administración fueron ocupados por Izquierda Republicana, desapareciendo la mayoría del archivo y gran parte de patrimonio mobiliario y artístico. Tras la contienda, la Sociedad instaló en su salón principal un comedor de Asistencia Social y fue recuperando su actividad corporativa hasta retomar la organización de eventos culturales y sociales como antaño.

 

En 1942 el arquitecto Gómez Davó proyecta la reforma integral, que se ejecuta entre 1950 y 1970, siendo presidente D. Juan Colomina.

 

En 1964 se firmaba la cesión municipal de los terrenos para el ejercicio ecuestre y actividades recreativas, lo que dio lugar a un espléndido período de treinta años en que se promocionó el deporte hípico y se organizaron numerosos concursos nacionales e internacionales.

 

Entre los presidentes que ha tenido la Real Sociedad, veinte fueron prestigiosos militares, doce notables juristas y la mayoría destacaron en la política como alcaldes de Valencia, presidentes de la Diputación, senadores, diputados, etc. El Rey D. Juan Carlos, que ostenta la Presidencia de Honor de la Institución, le concedió en 1998 el título de Real.

 

De todo lo reseñado se colige la larga y fecunda vida de la Real Sociedad Valenciana de Agricultura y Deportes, que desde hace más de 160 años es un referente de primer orden en la vida económica, social, política, cultural, recreativa, festiva y deportiva de Valencia.

 

          A mucha gente se le devolvieron sus bienes, pero a otros se les expropiaron, por ejemplo al Ateneo Mercantil que pasa a ser Sede de Falange Femenina –Sección Femenina- hasta 1950.

 

Falange Femenina o Sección Femenina de Falange Española de las JONS, que se instala allí hasta 1950 en que se devuelve a sus legítimos dueños. Las mujeres que trabajan en ella se distinguen por su amabilidad y simpatía y por la ayuda que prestan a las que no quieren hacer los seis meses. La directora general es Pilar Primo de Rivera (1907-1991), una verdadera señora, nombrada para alto cargo por el general Franco.

 

A esta organización pertenecen los “Círculos Medina”, formados por mujeres con grandes títulos académicos que dan unas conferencias maravillosas, adonde no va gente porque son de Falange.

 

En 1948 Franco empieza a hablar con don Juan de Borbón para restablecer la línea monárquica. Don Juan Carlos viene a España a estudiar su bachillerato con un grupo de aristócratas y luego va a la Academia de Zaragoza, donde los compañeros le llaman SAR, con gran indignación del duque de Martínez Campos, tutor del rey, por la falta de respeto que supone el llamarlo de ese modo.

 

Franco con don Juan de Borbón en el Azor

 

Cualquier ciudad está bien tomada cuando viene Franco o un grupo de ministros, porque se ve a los soldados con fusil por encima de los tejados.

 

En la calle de la Paz, esquina a la Plaza de la Reina, hay un café grande siempre lleno y al lado una tienda que se llama Madame X, donde las mujeres gordas tratan de mejorar su presencia utilizando un trozo de tela de goma, el cual necesita una gran cantidad de polvos de talco, para deslizarse sobre las carnes de dichas señoras. Ahí se produce una fricción con el calor que la acompaña, que supuestamente va a disminuir la grasa de la sufriente.

 

Una señora que las usa, acepta la invitación de una amiga a su finca campestre. Van de excursión. Los niños que van detrás de ellas, observan que por sus piernas bajan una especie de gachas y se lo advierten: son los polvos de talco junto a la sudoración de la dama. Madame X acaba rápidamente. Enfrente de su tienda hay unos grandes almacenes llamados El Águila, el primero que hubo en España ocupando el bajo y unos pisos de la finca que hay entre las calles Luis Vives y Poeta Querol. Actualmente los bajos son pequeñas tiendas.

 

Las chicas pasean por la calle de la Paz, por la acera que va del Parterre a la Plaza de la Reina y los chicos en la acera opuesta. Si a alguno le gusta alguna chica, se pasa a la acera de ella y a la tercera o cuarta vez que lo hace, si ella no lo despacha, se supone que lo acepta y se convierten en novios.

 

Ahora empieza para la chica lo que se llamaba el período de ausencia: salir solo con la mamá, con las hermanas y alguna visita, pero nada de amigas ni de juergas, como no sean con el novio delante; pero este puede hacer lo que quiera, hasta que finaliza la carrera y se sitúa laboralmente. De ahí:

Sábado sabadete,

camisa limpia y polvete.

 

Es raro que pasado un tiempo, él se la deje a ella, pero si así ocurre ya tenemos a una “solterona”, porque ¿qué habrán hecho durante todo el tiempo de noviazgo?

 

Salazar Chapela –que se ha ido a ocupar su cargo como Cónsul en Glasgow antes de acabar la contienda- colabora con la BBC y dice: “No se publica nada, como no sean jaculatorias al Caudillo”. Desde Londres puede coger emisiones radiofónicas de Madrid, La Coruña y Málaga.

 

En España podemos coger todas las emisiones de la BBC, solo que hace falta tener un buen aparato de radio, cosa que no se fabrica todavía en nuestro país, y tampoco se puede importar. Algunos señores muy avispados compran radios de galeras y oyen las emisiones haciendo un esfuerzo porque las interferencias que se hacen desde España son continuas y solo van cesando en el momento en que Alemania empieza a perder la guerra. Es interesante oírlo porque evidentemente son distintas las emisiones que se oyen desde el extranjero a las nacionales.

 

          La paz no fue tan hermosa como había parecido y en Europa empieza la Guerra Fría. Los Estados Unidos se ven en la necesidad de estar en esta parte del mundo, y en septiembre de 1953 firma con España el primer convenio que significaba un cambio en la política económica, con una tímida apertura en cuestiones turísticas, culturales y religiosas. En las décadas de los 50 y 60 va cambiando la mentalidad de los adolescentes que no han conocido la guerra y que piensan que hay que plantarle cara a la vida de otra manera, sin que quiera decir que otra forma de pensar va a acabar inmediatamente en otra forma de actuar.

 

El general Eisenhower ha tenido un coche a su servicio conducido por una mujer –muy atractiva, por cierto-. Nuestro Nobel Cela le da el nombre de “choferesa”, que según él es el femenino de chófer.

 

Siendo presidente de USA Eisenhower, obsequia a nuestro Jefe de Estado con una radio que se conserva en la habitación de matrimonio del Pardo. Un aparato mediano, que lo único que tiene de particular es que demuestra que en España no se fabrican todavía. Lo único que existe son transistores que se usaban hasta trabajando, para poder oír la novela de las 5 de la tarde, que era de Sautier Casasecas, en cualquier lugar.

 

Aprovechamos para hacer un elogio de NODO, aunque hay españoles que se niegan a oírlo y prefieren pasear por el hall del cine hasta que va a empezar la película. Bien es verdad que por obligación tienen una primera parte dedicada a las “ilustres” personalidades del terreno, pero la segunda nos permite conocer la vida cultural del resto de España, ya que es muy interesante hasta desde un punto de vista anecdótico. Sin embargo, lo que es angustioso es que a determinada hora de mediodía y de la noche se corten todas las emisoras de España y solo podamos oír Radio Nacional para escuchar “lo bien que vivimos nosotros”.

 

          La relación entre hombre y mujer, sin la cual el mundo no anda, era lo más importante y en la que, tanto las propias familias como la Sección Femenina se metían a indicar cómo debía de ser. Las muchachas podían optar a lo que ahora se llama vida consagrada, a lo cual nadie se podía oponer y gozaban de cierta libertad mientras no entraban en el convento. Las deseosas de contraer matrimonio estaban aconsejadas por la Sección Femenina, la familia y la sociedad en general. Debían ser modestas, discretas y no llamar demasiado la atención.

 

          Severo Catalina, en su libro La mujer, dice: “toda mujer tiene un niño dormido en el corazón”.

 

          Las muchachas españolas están dispuestas a darlo, pero a través de un legítimo matrimonio. Lo que no quieren es quedarse solteras porque con los años se convierten en “solteronas” y es un apelativo que no le gusta a nadie.

Tú eres una y yo soy uno,

una y uno que son dos,

dos que debieran ser uno.

¡Ay que lo quisiera Dios!

 

          Este cuarteto se refiere, más que nada, a la intervención que tienen los padres en el matrimonio de las hijas. Muchas de ellas se casan con hombres del agrado de sus progenitores, sin que sea el que ellas hubiesen elegido, pero se acomodan a la situación.

 

          ¿Cómo visten las mujeres de aquel tiempo? En una época de penuria, las señoras seguían teniendo su costurera semanal, las cuales cosían los vestidos más corrientes para ellas y sus hijas. Para más vestir, muchas acudían a modistas que son buenas pero más caras, y sobre todo hay una llamada Elena Rodríguez, que hubiese llegado a la altura de un Balenciaga, si no hubiese sido porque un cáncer se la llevó a una temprana edad. No había boutiques en el sentido que hay ahora, y una muy elegante llamada Mellado en la calle de la Paz, tuvo que cerrar por falta de clientes, siendo así que tenía prendas únicas y preciosas.

 

          Afortunadamente se pueden hacer guantes en España, porque tanto hombres como mujeres los llevan. Es costumbre de largo tiempo el que los caballeros besen la mano de las señoras casadas o viudas. Naturalmente es un simulacro, porque la señora no va a quitarse el guante cada vez que se encuentra en esa situación. Esto son gestos físicos pero también los hay morales: a una señora o señorita, se le da siempre la derecha, se la deja pasar delante, se le abre la puerta, se le retira y se acomoda la silla, y por supuesto nada de contacto físico de ningún tipo. Y todo un etcétera de ayuda y protección, porque lo que si está permitido es tomar del brazo al cruzar una calle o casos similares.

 

En algunos colegios se llevaban guantes de algodón azul oscuro para diario y blancos, igual que el uniforme, para los días de fiesta.

 

          La piel de zorro era lo más elegante como chaquetón o estola. También se usa para edredones de cama.

 

          ¿Y los sombreros? También había buenas sombrereras entre las que sobresalía “la Bailach”. Las señoras no renunciaban a ponerse su sombrero los domingos por la mañana al ir a misa e iban así a la de una del Patriarca, donde se encontraban la severa figura del portero, Bautista, vestido de pontifical, porque el entonces Beato Juan de Ribera había escrito que las mujeres fuesen ataviadas con mantilla. Las señoras se iban corriendo a cambiarse porque ir al Patriarca entonces era como ahora: más elegante. La mujer española no ha utilizado el sombrero para ir por la calle los días corrientes, como ocurre en otros lugares de Europa, ni las cocineras de casa importante para ir al mercado.

 

          Por supuesto, ni se pensaba entonces que una mujer fuese ataviada con pantalones masculinos. En 1935 se crea el Corte Inglés como hoy lo conocemos. En el de la Avenida del Generalísimo, en Madrid, se venden pantalones tipo “pescador”, que se los ponen unas jovencitas muy atrevidas. Tampoco se pensaba que fuese una cabeza descubierta y un Concilio se lo ha permitido.

 

          ¿De dónde salen las ideas para copiar modelos? De algunas revistas, sobre todo si son francesas, porque era Francia quien marcaba la moda. Y hablando de revistas francesas, a una señora que está suscrita a una publicación elegantísima de arte, llegan a su domicilio un día dos policías muy confusos, porque es algo que se dan cuenta que no puede haberlo hecho aquella mujer: incluir 700 dólares en su interior. Naturalmente la señora deja la suscripción porque no quiere verse metida en una mazmorra.

 

          Las señoras, tanto como las jóvenes, llevaban corsé con ballenas porque en España no se conocía otra cosa y las tiendas estaban en plantas bajas, donde se encargaban. ¡Qué delicia encontrar la faja francesa Scandale!, toda de goma y sin ballenas.

 

          ¿Y las medias? De dos clases: de seda natural y de seda artificial. Las primeras se usaban solo en días de fiesta o acontecimientos. Se notaba mucho la diferencia con las de seda artificial, pero el uso de estas últimas propició la creación del trabajo de remalladoras, para “coger los puntos” cuando se hacían carreras. Como muchas mujeres estaban acostumbradas a llevar medias, aun en verano, había un producto también nacional que se usaba para pintar la costura posterior que llevaban algunas medias.

 

          El traje de baño es más decente que cualquier traje de calle. Se puede usar en cualquier sitio pero tiene un enclave particular: un trozo de playa que se llama Benimar, y está colocado de tal forma que se den cuenta los bañistas de que separa la zona de las mujeres de la de los hombres.

 

          Los productos de belleza también eran españoles. Había un perfume cuyo nombre era Maderas de Oriente. La botella era de estilo moruno y en su interior había una maderita flotando. En aquel momento se fabricaban en España productos cosméticos y las peluquerías estaban abiertas y los utilizaban. Las madres llevaban a la peluquería a las hijas pequeñas para cortarles el pelo y hacerles tirabuzones, que estaba de moda hacerlos para la primera comunión y algunas fiestas muy especiales. Se hacían con unos “chufos” largos y redondos. No se podían deshacer durante los días que quisiesen mantenerse, lo cual provocaba unos picores que daba la sensación de tener piojos.

 


¿Y los hombres? Dado que el paño de ropa masculina estaba muy caro y los servicios de sastre también, después de la guerra se hacía lo que se llamaba “volver un traje”. Ese trabajo solo se notaba por el lugar que ocupaban los botones. Nadie se permitía burlarse de esta costumbre, porque a ella acudían casi todos.

 

¿Dónde se conocían ambos sexos? Las que tenían hermanos mayores, conocían en su propia casa a los amigos de estos. Las otras, en un conocimiento familiar fortuito, o en algún guateque. El problema es que había muchas más mujeres que hombres, debido a la mortandad que había producido el frente.

 

Había un modo muy curioso de casarse y era hacerlo con la cuñada. Era una época en que había muchos más hijos que en la actualidad y las muertes por parto eran más frecuentes, con lo cual siempre se propiciaba el matrimonio del viudo con alguna de sus numerosas hermanas políticas. Así los hijos no dejaban de ser hermanos y todo quedaba en familia.

 

Se conocían también a la salida de misa dominical, donde chicos y chicas se paraban en la entrada para hablar un poco y en las puestas de largo y bodas. La puesta de largo había quedado como un remanente de la época de la monarquía, pero era una fiesta muy cara y las jóvenes aprovechaban fiestas públicas y socialmente muy importantes para asistir con su primer traje de noche, pero sin dar una fiesta en su casa.

 

En ese tiempo se conocía la poesía romántica, de amor y desamor. Ejemplo de ello tenemos el poema de Zorrilla Corriendo van por la Vega.

 

Corriendo van por la vega

José Zorrilla


Corriendo van por la vega
A las puertas de Granada
Hasta cuarenta gomeles
Y el capitán que los manda.
Al entrar en la ciudad,
Parando su yegua blanca,
Lo dijo éste a una mujer
Que entre sus brazos lloraba:
-Enjuga el llanto, cristiana,
No me atormentes así,
Que tengo yo, mi sultana,
Un nuevo Edén para ti.
Tengo un palacio en Granada,
Tengo jardines y flores,
Tengo una fuente dorada
Con más de cien surtidores.
Y en la vega del Genil
Tengo parda fortaleza,
Que será reina entre mil
Cuando encierre tu belleza.
Y sobre toda una orilla
Extiendo mi señorío;
Ni en Córdoba ni en Sevilla
Hay un parque como el mío.
Allí la altiva palmera
Y el encendido granado,
Junto a la frondosa higuera
Cubren el valle y collado.
Allí el robusto nogal,
Allí el nópalo amarillo;
Allí el sombrío moral
Crecen al pie del castillo.
Y olmos tengo en mi alameda
Que hasta el cielo se levantan,
Y en redes de plata y seda
Tengo pájaros que cantan.
Y tú mi sultana eres;
Que desiertos mis salones,
Está mi harén sin mujeres,
Mis oídos sin canciones.
Yo te daré terciopelos
Y perfumes orientales,
De Grecia te traeré velos,
Y de Cachemira chales.
Y te daré blancas plumas
Para que adornes tu frente,
Más blancas que las espumas
De nuestros mares de Oriente;
Y perlas para el cabello,
Y baños para el calor,
Y collares para el cuello;
Para los labios…. ¡amor!-
-¿Qué me valen tus riquezas,
Respondióle la cristiana,
Si me quitas a mi padre,
Mis amigos y mis damas?
Vuélveme, vuélveme, moro,
A mi padre y a mi patria,
Que mis torres de León
Valen más que tu Granada.-
Escuchóla en paz el moro,
Y manoseando su barba,
Dijo, como quien medita,
En la mejilla una lágrima:
-Si tus castillos mejores
Que nuestros jardines son,
Y son más bellas tus flores,
Por ser tuyas, en León,
Y tú diste tus amores
alguno de tus guerreros,
Hurí del Edén, no llores,
Vete con tus caballeros.-
Y dándola su caballo
Y la mitad de su guardia,
El capitán de los moros
Volvió en silencio la espalda.

 

En todo el mundo estaba de moda el booge-booge y se veía bailar en las películas. Esto en España ni se le ocurría a nadie practicarlo. Lo que sí estaba de moda que se bailara era el slow, sobre todo el llamado Begin the Beguine.

 

Las bodas, dado que existía el ayuno eucarístico, se celebraban a mitad de mañana y después se ofrecía un lunch que podía ser más o menos caro o barato, según el presupuesto de la familia. Lo que no se podía era repetir vestido, por lo que la familia debía hacer ahorros suntuarios.

 

          Por cierto, las bodas solo se celebraban en el Camarín de la Virgen, no en la Basílica propiamente dicha.

 

          En cuanto a los vehículos, que se les llamaba “Haiga” –automóvil grande y ostentoso de origen normalmente norteamericano- y que podían comprar solo los que tenían un amigo en Madrid, que solventara las posibles irregularidades. Otros coches más antiguos eran los de doble embrague.

 

 

fff

 

 

          Franco, aparte de suerte, no sabemos la inteligencia que tuvo, pero sí que supo aceptar los buenos consejos que le dieron, por ejemplo la constitución de Regiones Devastadas, en las que un grupo excelente de arquitectos restauró las obras de arte –edificios emblemáticos- que se habían perdido durante la guerra. También creó el Instituto Nacional de la Vivienda. En España no solo se perdieron viviendas a causa de los bombardeos, sino que antes de la guerra habían muchos hijos que al casarse iban a vivir con los padres al no tener medios para una vivienda propia. Se daba el triste caso de que un matrimonio tenía que ir a una casa de citas a cohabitar ya que la presencia de los hijos les impedía hacerlo en su vivienda.          Con préstamos muy beneficiosos, los españoles consiguieron por fin el sueño de toda su vida, adquirir una casa en propiedad.

 

          Para trabajar en domingo había que pedir permiso al cura, pero ¿por qué también a la guardia civil?

 

          ¿Cómo funcionaban los teléfonos? En las capitales de provincia, marcando directamente por medio de teléfono que se poseía el número con el que se quería comunicar dentro de la misma ciudad; pero de una ciudad a otra había que llamar a la Central Telefónica para pedir que le comunicasen con otra ciudad, y a veces había que esperar todo el día.

 

          Lo que sí brilló en España fue la representación teatral, naturalmente sin que se tratase de obras de autores prohibidos. Gracias sobre todo a la actuación de Luis Escobar, Marqués de las Marismas del Guadalquivir. A este respecto hay que decir que el Gobierno nunca prohibió la representación de las obras de teatro de Federico García Lorca. Fue Isabel García Lorca la que negó las representaciones de su hermano mientras no existiese la democracia. Sin embargo, los españoles hemos dado a la escena francesa una de sus mejores actrices: María Casares, hija de un gran político republicano, Santiago Casares Quiroga.

María Casares

 

Se dice que en esos momentos se lee lo que se ha leído siempre y las obras nuevas de uno y otro bando. La Generación del 27 es la más leída sin hablar de sus autores, pero si nos referimos a las novelas, hay quien sostiene que es Sánchez Ferlosio –hijo de Rafael Sánchez Mazas-, quien con su novela El Jarama intenta cambiar el sentido y el modo de escribir. Es un rollo. La novela que de verdad lo hace es Nada de Carmen Laforet, porque narra –¡en aquellos momentos!- la vida de una joven que se va a vivir sola para poder estudiar.

 

Carmen Laforet

 

Poema de Juan Ramón Jiménez –premio Nobel de Literatura de 1956- que hay al comienzo del libro Nada. Arrasó.

Nada.

A tu abandono
opongo la elevada torre de mi divino pensamiento.
Subido a ella,
el corazón sangriento verá la mar,
por él empurpurada.
Fabricaré en mi sombra la alborada,
mi lira guardaré del vano viento,
buscaré en mis entrañas mi sustento...
Mas, ¡ay!, ¿y si esta paz no fuera nada?
¡Nada, sí, nada, nada...! -
O que cayera mi corazón al agua,
y de este modo fuese el mundo un castillo hueco y frío...-
Que tú eres tú, la humana primavera,
la tierra, el aire, el agua, el fuego, ¡todo!,...
¡y soy yo sólo el pensamiento mío!

 

Juan Ramón Jiménez

Muere en el año 1958 en Puerto Rico, a causa de un cáncer.

 

El hambre fue terrible, paliado solo por Auxilio Social y los donativos en género: de las familias que podían dar un café con leche con pan por la mañana a indigentes, a invitar a comer a señoras que solo conservaban el nombre ilustre, invitar también el día del plato único, etc.

 

Valencia es tierra de naranjos, pero hay determinados sitios donde están desde hace muchos años. En la mayoría de pueblos cuando se acaban las viviendas empiezan los algarrobos. Durante la república los propietarios de ellos se quejaron a un ministro de agricultura –Domingo- el cual les dijo que no plantasen todos los años sin tener en cuenta que un algarrobo necesita unos 300 años para convertirse en adulto. Acabada la guerra se fueron quitando los algarrobos para sustituirlos por naranjos. El Gobierno autorizó a las personas que tenían tierras a utilizar cierta cantidad de estas para plantar trigo, con lo cual hacían el pan en casa y podían tener la dicha de comer un pan con el principal ingrediente. En los colegios, por mucha categoría que tuviesen, tenían que comprar el pan en los hornos y no era de muy buena calidad, pues tenía de todo menos trigo.

 

Respecto al café, estaba tan racionado que había que usar achicoria o bien hacer una operación que resultaba una verdadera porquería, pero por lo menos tenía el gusto del café: se depositaba una cantidad de café molido dentro de un calcetín –sin usar, claro-, y cuando el cazo que se había puesto al fuego empezaba a hervir, se metía el calcetín dentro de él y al tomar el sabor propio del café, se retiraba y se guardaba para otras ocasiones. Así hasta que el agua no tomaba ningún color, con lo cual se cambiaba por un relleno nuevo.

 

En la capital había pocos recursos; se tenía que acudir a comprar a los pueblos, pero con un inconveniente: a la entrada de las ciudades estaba “Consumos” que hacía parar a coches y autobuses para ver si llevaban alimentos y hacerles pagar un impuesto que consistía en 10 céntimos. Para conocer el valor del dinero, hay que tener en cuenta que señoras piadosas que veranean en los pueblos, todas las mañanas preparan dos capacitos, uno con monedas de 5 céntimos y otro con las de 10, y les dicen a los de la casa: cuando llame un pobre del pueblo se le da 10 céntimos y si es forastero, solo 5.

 

En Tavernes Blanques hay una carnicería donde toda Valencia va a comprar –y de paso lo hacen en la fábrica de Lladró que está enfrente, que tiene piezas rebajadas-. Años después, un hijo de esta carnicería será el dueño de Mercadona.

 

 

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A punto de acabar la guerra, el general Franco envía a su cuñado Ramón Serrano Súñer a Italia, a fin de que se entreviste con Mussolini, fundador del Fascismo, aunque entre las políticas de él y de Franco hay pocos puntos de unión, como los hay con el fascismo joseantoniano.

 

¿Hubiese sido muy oneroso para Serrano acercarse al Gran Hotel de Roma y saludar a don Algonso, que conservaba su título? Entre la política y la educación debe haber un punto de encuentro.

 

          Acabada la guerra, don Alfonso escribe una carta a los españoles ofreciéndoles su persona. Aunque Franco les ha dicho a sus generales que repondrá la monarquía a su debido tiempo, se indigna ante la carta de don Alfonso y amenaza con castigos a los que la exhiban o hagan propaganda de ella. La suerte continúa persiguiéndole, ya que en 1941 muere don Alfonso y su cuerpo no será llevado al Escorial hasta 1980.

 

          El general Franco se da cuenta de que hace falta volver al servicio militar y vuelve en 1940 con una duración de 3 años, con lo que consigue que aprendan a leer y escribir, y a que cada batallón tenga un sacerdote que se ocupe de su formación religiosa. Para estos chicos que vienen de ambientes muy sanos, no es bueno porque atenta contra su salud: muchos se contagian de tuberculosis. Recordemos que aunque tienen la penicilina ya en 1945 en Estados Unidos, en España de extraperlo se utiliza desde 1944 y es el único medicamento que erradica la enfermedad. Si un muchacho tiene un empleo, la empresa está obligada a guardárselo mientras cumple su servicio militar.

 

          El “servicio doméstico” era normalmente mal tratado por la clase a la que servía –ya lo dice la canción de una zarzuela Pobres chicas, las que tienen que servir…- En sus escritos nos hablan el conde de Foxá y Wenceslao Fernández Flores de este trato. No obstante había familias que las trataban como si perteneciesen a la suya, y ellos se lo agradecieron con su devoto servicio. Hasta el año 1978 en el que ya se habla de un régimen especial en la seguridad social que reconoce este empleo. Actualmente hay muy pocas empleadas de hogar internas y quedan sustituidas por las asistentas.

 

          Camilo José Cela nos cuenta en su novela San Camilo 1936:

          “Una señora de moral un poco frágil va a recoger el cuerpo de su sobrino, con quien tiene una relación amorosa, al Cuartel de la Montaña y mantiene con el encargado de este servicio, que no la ha mirado, el siguiente diálogo:

          -Vengo a recoger el cadáver de mi sobrino.

          -¿A qué bando pertenecía?

          -¿Usted me ha mirado bien?

          El encargado la mira y tiene bastante información para buscarlo”.

 

 

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Pero el tiempo pasa y años después los niños que nacen no quieren que les hablen de rollos. Las chicas empiezan a ir a la universidad y creen que las relaciones prematrimoniales no tienen importancia. La guerra ha terminado.

 

          Porque como dijo el poeta Campoamor:

En este mundo traidor,

nada es verdad ni es mentira.

Todo es según el color

del cristal con que se mira.

 

 

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https://www.youtube.com/watch?v=vY5WPKFeZF8

 

https://www.youtube.com/watch?v=updNZpwGGZc

 

https://www.youtube.com/watch?v=AeK3az7337Q

 

https://www.youtube.com/watch?v=3vZ3HNge_eI

 

https://www.youtube.com/watch?v=YhXsGkJBGU4

 

https://www.youtube.com/watch?v=ILyQjVpTYSI

 

https://www.youtube.com/watch?v=X4vLjUgY39s

 

https://www.youtube.com/watch?v=HKDV8QVnotk

 

https://www.youtube.com/watch?v=QA4VFbSGrGs

 

https://www.youtube.com/watch?v=Up8D8FzBKlY

 

https://www.youtube.com/watch?v=qlambgImvoU

 

https://www.youtube.com/watch?v=leQfF90I4Gs

 

https://www.youtube.com/watch?v=ILyQjVpTYSI

 


 

 

 

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